You're My Romeo

Caer en la locura

Una puerta y dos golpes sobre ella me separaban de esa persona y todo lo que conlleva caer en la locura. Debo admitir que mi cuerpo completo estaba deseándolo, desde los nervios que se reflejaban en mis manos, hasta la ansiedad y el revoloteo de mis aparentes hormonas. Luego de una semana interminable alejada de el, no podría ser mas.

Tres segundos tardo en abrir.

Su mirada hachando humos al fin estaba frente a mi. Ese cabello que volvía loca a cualquier ser viviente, el perfume que su cuerpo desprendía y la forma en que estaba estático mirando, esperando a que dijese alguna palabra.

- Si vas a matarme hazlo ya, Yoo - exigí con el mejor rostro de inocencia que mi rostro podría crear.

Y si, sin mas, se lanzo sin ninguna advertencia previa. Besándome con el desespero de mil años transcurridos. Así lo sentí. Una boca que había añorado en cada segundo transcurrido sin el, una lengua que empujaba invadiendo cada parte de mi interior, el sabor que me brindaba era como una adicción aceptada, ni con el aire faltante que ya se hacia presente lograba separarme de el.

- ¿Donde diablos estabas? - pregunto con un leve tono de desespero en sus palabras. Y sin dejar de besarme me tomo entre sus brazos y me llevo torpemente dentro de la cabaña. Directamente hacia nuestra habitación.

Amaba esa parte de el. Directo al grano.

- Dame un respiro, Yoo - Respondí, algo ahogada gracias a su repentina ataque de besos apasionados. - Vine lo mas pronto posible, eres un idiota insensible ¿Recuerdas que...

- Luego arreglaremos los asuntos - Respondió interrumpiendo sin dejar de besarme. - Ahora tengo un par de necesidades - comento, mientras me lanzaba sutilmente sobre la cama y desabrochaba su camisa.

Una mirada nunca había causado tanto efecto, sobre mi. Profunda, penetrante y fundida en la lujuria.

Al igual que yo, necesitaba cubrir esas necesidades, no hacíamos el amor hace una semana y todos esto me tenia con un humor de mierda. Más de lo usual. Mucho más de lo usual.

Mi piel pedía a gritos ser tocada, mi cuerpo instintivamente se erizo gracias a su cercanía, las yemas de sus dedos chocaban con cada partícula de mi piel. Presionando suavemente contra el, sin dejar de besarme con esa pasión que añoraba hace tanto, tanto tiempo. Mi mente se desbordo y alejo cualquier pensamiento que no incumbiera a el y su cuerpo, con el y su perfume, con el completamente.

- Lo siento amor, no puedo hacer introducciones, necesito demasiado estar dentro de ti - advirtió mientras quitaba con desesperación mis zapatos y pantalones.