Prólogo

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Eun-Hye bajó a tomar agua en medio de la noche por el calor.

De regreso entre la oscuridad logra ver la puerta abierta del cuarto de una de sus compañeras de casa.

Al quedarse en el marco de la puerta ve el cuerpo de Myeong, su compañera. Estaba tapada entre sus sábanas blancas. Los ojos de ella se iluminaron al ver a tan hermosa chica.

Se acercó más quedando frente a frente con el cuerpo dormido de la joven.

Sonrió al fijarse de lo tierna que se veía durmiendo. Unos mechones de cabello adheridos a su frente por el sudor, labios increíblemente finos, respiración regular y el cuerpo perfecto.

— ¿Eun-Hye?, ¿Qué pasa? - Preguntó la chica antes dormida -
—Yo..., Solo venía a cerrar la puerta y ver si estabas bien.- Mintió de inmediato - Ya lo hice. Así que mejor me voy. - Terminó de decir -.
— No. No me molesta. - Dijo - Quédate conmigo... Por favor.
— Myeong, no debo...
— En serio, quédate, desde que se fue Hui me siento sola en éste cuarto. - Insistió nuevamente -
— Pensé que querías estar sola.
— No, no, al contrario; quiero que alguien esté a mi lado. - Confesó con un puchero -
— No debo ser yo. ¿Tienes novio? - Preguntó rápidamente -
— Sí, bueno algo así. - Dijo con un tono dudoso jalando la muñeca de la persona contraria -
— Queda confirmado. Me tengo que marchar.
— ¡No! - Refunfuñó Myeong con un grito ahogado por la mano de Eun-Hye. -

Myeong jaló de un tirón el brazo de su compañera para llevarla hasta la tibia almohada de su cama y recostarla en ella.

— ¿Solo será una noche?. - Suspiró -
— Sí solo una, no te rogaré más - Prometió la pelirroja -

· · ·

Eun-Hye se levantó sin problema alguno, estirando sus brazos y bostezando de manera un poco ruidosa.

— Mhhnm - Demandó la chica que estaba a su lado increíblemente dormida -

Ella se capturó a sí misma con sus brazos y navegó por la cama rodeando el cuerpo de la persona a su lado.

Salió del cuarto sin ningún problema para ir a buscar algo de desayunar. Estaba muerta de hambre.

Se sentó en el piso frente a la nevera para recibir algo de aire y después de unos segundos miró al frente y notó que había pastel sobrante. Lo sacó lentamente hasta la barra y puso unas de sus tazas al lado.

— ¿Buenos días? - murmuró una chica caminando por el pasillo de enfrente todavía adormilada -
— Buenos días, Yun - Dijo Eun-Hye desviando la mirada a la leche de el refrigerador sujetándola con la mano izquierda - Supongo que no pudiste dormir.
— Pensé que se notaba menos, ayer se me hizo tarde y tuve horas extra en detención pero misteriosamente no me siento tan cansada como debería. - Mintió chica que se encontraba en el pasillo, y ahora sentada frente a la contraria al otro lado de la barra -
— Espera, ¿Quedaste en detención? ¿Por qué? - Dijo con asombro y unos ojos que se llenaban de preocupación mientras dejaba caer la caja de leche en el costado de su taza para verter un poco de la bebida en ésta. -
— No tiene sentido contarlo, y... ¿Y Myeong? - Cuestionó con curiosidad -.
— ¿Qué?, Ah, si..., Ella está en su cuarto durmiendo. - Dijo con indiferencia -
— Eun-Hye, ¿Te puedo preguntar algo? - Preguntó nuevamente la chica -

La pelinegra dudó de qué decir pero para tener tiempo de pensar le dio un lento y largo sorbo a su taza con leche para después asentir.

— ¿Ella te gusta?

Sus palabras hicieron que sus piernas flaquearan. Miró a la que se encontraba enfrente de ella, ahora cruzando hasta su lado de la barra con atención en sus labios.

— No, no, no. ¡Es solo mi amiga, no me puede gustar! - Se negó a sí misma con la cabeza -
— ¿En serio?. Apostaría lo contrario por como la miras y le hablas.

Ella volvió a negar frenéticamente con la cabeza mientas el resto de su cuerpo suplicaba por decir algunas verdades.

— ¡Mira la hora!. - Dijo señalando el reloj de pared que estaba en frente de ella dividiendo justo por la mitad el cuarto. - Me tengo que ir, Yun. Hoy tengo un compromiso.

La otra chica le dio paso para poder irse sin tener que tocarla pero la pelinegra prefirió empujarla suavemente.

En camino a su cuarto vio como Myeong la seguía con misterio y curiosidad.

— ¿Vas a salir? - Preguntó -
— Creo que si.
— Me voy a quedar. ¿No prefieres quedarte en casa conmigo para hacerme compañía? - Dijo la amiga logrando provocar grandes dudas en los ojos de su compañera -
— Tengo que salir pero... Prometo regresar lo antes posible para estar contigo. Aunque creo que fue suficiente con quedarme a dormir en tu cuarto. - Terminó con una sonrisa y notables nervios -
— ... ¿Y si le pedimos permiso a la propietaria de poder quedarte en mi habitación permanentemente?
— No, no sé, sería un gran cambio. - Le dijo la pelinegra - Lo hablamos después.

Mientras entraba a su cuarto terminando por azotar la puerta desde el otro lado del marco de ésta.

"Son los nervios, ¿Qué nervios?..., De verdad te gusta. Ella me gusta"

Se dijo a sí misma frotándose las sienes con fuerza, mientas se hacía  ovillo en la esquina del colchón.

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⏰ Última actualización: Jun 16, 2019 ⏰

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