31 de octubre, noche de halloween. Decenas de niños disfrazados correteaban por las calles de la localidad en busca de chucherías. Mientras tanto, adolescentes de pueblos cercanos se dirigían a la ciudad para acudir a alguna de las numerosas fiestas que se celebrarían más tarde.
Vito, Abril y Bruno daban los últimos retoques a la decoración de su local mientras Violonchelo llenaba los vasos de bebida.
De repente sonó la puerta.-¡Hola!- gritó emocionada Viola, acompañada de su pareja, que se limitó a saludar con la mano y sonreír.
-¿Qué horas son estas? Habíamos quedado para preparar la fiesta a las 6—Dijo Bruno.
Mientras Viola se excusaba diciendo que les habían surgido muchos imprevistos, Harry observaba el local.
Era pequeño, pero había un escenario y estaba bastante bien amueblado. Se trataba de un garito que un grupo local utilizaba para sus conciertos clandestinos. El batería era primo de Vito, así que no hubo problema alquilándolo.
Los chicos habían hecho un gran trabajo -pensó Harry-, estaba todo muy bien decorado con telarañas, calaveras e incluso habían colgado del techo murciélagos de plástico. Las mesas también estaban cubiertas de manteles con calabazas y velas para crear ambiente.
Harry estaba tan impresionado que de un momento para otro dejó su mirada en un punto fijo del techo hasta que sintió que alguien lo observaba.
Al bajar la vista cruzó su mirada con unos grandes ojos verdes que le contemplaban tranquilamente. Era Violonchelo, el cual, al sentir los ojos de Harry, apartó la vista de inmediato.Ya eran las nueve y media y los invitados deberían haber aparecido allí hacía ya un rato. Estaban solo los 7 integrantes del grupo, sin María, que desafortunadamente estaba enferma. Para pasar el rato comían pizza y se dedicaban a jugar al uno. Martín ya había empezado a beber porque quería "disfrutar" de la fiesta aunque no hubiese nadie.
-Esto es un muermo...'-dijo Viola, la cual estaba la que más aburrida.
-No me explico por qué no ha llegado la gente aún... Si quedamos a las ocho y media...- se quejó Vito.
La fiesta en la que tanto habían trabajado parecía no tener éxito aparentemente entre sus compañeros del bachillerato y demás personas a las que había invitado. O eso pensaban los organizadores hasta que...
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Llegaron las doce. Todavía no había nadie más que ellos siete y un par de personas que pasaban por la calle y habían entrado a ver la fiesta. A esa hora, el grupo dueño del local iba a tocar unas canciones. Mientras todos se preparaban para el pequeño concierto, Harry salió a relajarse a la puerta del local.
Se apoyó en la pared y se puso a reflexionar. Miró el amplio cielo cubierto de miles de estrellas que iluminaban todos y cada uno de los rincones de la ciudad, con la Luna como protagonista de aquel espectáculo, pero, como siempre, Harry sólo podía pensar en sus problemas. Sus problemas familiares, ya que sus padres habían decidido no dirigirle la palabra hasta que volviese a sus estudios, o sus problemas económicos, que iban en aumento. Era incapaz de pensar en otra cosa.
De repente vio a unos jóvenes entrar. Eran más o menos de su edad y recordaba haberlos visto en el bachillerato. Después de ellos entró un grupo de chicas, también jóvenes, y después otro de chicos... y así hasta que decidió entrar en el local y se dio cuenta de que estaba totalmente lleno.
Antes de que pudiese reaccionar, luces de mil colores invadieron el escenario y el grupo empezó a tocar. Todos los presentes empezaron a bailar y saltar, como en una fiesta, claro. Nuestro protagonista estaba todavía impresionado, con los ojos abiertos como platos. Se centró en escuchar la música. Era una mezcla de rock y otros estilos que Harry no sabía identificar. Había una sola voz y también guitarras, pero lo que más destacaba sin duda era el teclado. So oía por encima de todo lo demás y la persona encargada de tocarlo era la más hábil y preparada del grupo, sin duda. Por ello, Harry decidió descubrir a quien estaba detrás de tal espectáculo.
Se fue abriendo paso por las decenas de personas que ocupaban el local. El lugar que antes se le había hecho tan pequeño ahora le parecía un infierno imposible de atravesar.
Ya estaba a punto de llegar cuando oyó a alguien que pronunciaba su nombre.
-¡Harry! ¡Harry!- gritaba Viola emocionada- ¡Cariño, mira a toda esta gente! ¿No es increíble que se haya llenado tan rápido el local? Yo ya daba la fiesta por muerta. ¡Hey! ¿por qué no vienes a por unas bebidas conmigo y el resto? Vamos cariño, ¡anímate!
-Sí, Viola, pero que ahora tengo que...
-Venga no me digas que no, que estamos esperándote.
Harry aceptó, pero decidió que se estaría solo un rato para continuar después con su búsqueda. Se acercó a una mesa donde estaban algunos de su grupo y otros compañeros con vasos en la mano. Viola le ofreció uno. Comenzó a beber sin prestar mucha atención a la conversación de los demás. No sabía qué estaba bebiendo exactamente. Era muy dulce con un toque amargo y tal vez contenía alcohol.
-Harry, ¿qué te pasa?- dijo Abril. Ya habían pasado por lo menos 30 minutos desde que estaba allí y no había pronunciado ni una sola palabra- estás como en otro mundo.
-Ah, sí... lo siento... estoy un poco cansado.-respondió.
-Hey, si queréis, ahora que está a punto de terminar el concierto nos vamos a dar una vuelta para tomar un poco el aire...
-¡¿Se va a acabar ya?! -Dijo Harry, que no había escuchado nada después de que Vito pronunciara que el concierto se iba a terminar.
-Pues... La verdad, debería haber acabado hace 10 minutos pero lo están alargando...
En ese momento empezó a correr. Se abrió paso a empujones entre la gente, haciendo que las bebidas de los invitados salpicaran su ropa. Algo le empujaba a saber quién era esa persona, y no iba a parar hasta averiguarlo. Casi llegaba al escenario cuando el cantante anunció el fin del concierto y las luces se apagaron. En ese momento llegó al lugar más cercano a la plataforma donde estaban los integrantes. No veía nada ni nadie, pero los músicos seguían allí. Harry pensó en que podría decirle a Vito que quienes eran los integrantes, o tal vez, aunque le diese mucha vergüenza, acercarse a la parte de atrás, dónde estarían descansando.
No hizo falta. Un foco iluminó por última vez el escenario. Harry vio una figura alta y unos brillantes ojos verdes delante del teclado. Era Violonchelo.
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El secreto de Stuart (El Trío Secreto De Harry 2)
Teen FictionStuart, un jóven de 16 años con una vida sencilla, sufre un accidente que le cambiará la vida por completo. Nuevos recuerdos se manifestarán en su mente y se verá obligado a diferenciar entre la vida y la ficción. (Historia en proceso) PREMIOS/POSIC...