Recuerdos de mi infancia en América junto al abuelo Josh cruzaron por mi mente en cuanto fui capaz de asimilar lo sucedido, me ardían los ojos... Me negaba a creer que ya no podría verle nunca más. Cuanto desearía poder regresar el tiempo y aventurarme a cruzar el océano para pasar aquellos últimos momentos con él. Me destruía pensar en aquel incendio, pero no podía permitirme llorar. Aiden me observaba con ojos cristalinos, llenó de tanto dolor como yo... Nuestra madre no corrió a consolarlo como estoy seguro, otras madres hubiesen hecho, ni siquiera le miró, ni siquiera nos miró; y el resto de presente tan solo bajaron la cabeza lamentando silenciosamente la noticia, así que no tuve más opción que hacerme el fuerte, pues si me permitía derrumbarme, él tampoco podría aguantar tal suceso.
— Abraham deberá viajar a América para poner todo en orden. Por lo tanto, Andrew deberá asumir el mando del negocio familiar, asesorado por mí, hasta que vuelva. — Anunció nuestra madre sin inmutarse por la noticia, ella no era precisamente querida por el abuelo. — Lo mejor será que se vendan los terrenos del abuelo, realmente no nos sirven de nada, no podremos costear la explotación de esos terrenos estando tan lejos y sin nadie de confianza.
Pero los disparates capitalistas de mi madre fueron detenidos galantemente por el señor McClelland, apenas tenía recuerdos del hombre; sin embargo, sabía muy bien que era de los pocos amigos de confianza del abuelo y su abogado por excelencia, todo un caballero americano, quien con solo alzar su mano logró cortar las tonterías de nuestra madre.
— De hecho, señora Stephen, el motivo de mi visita es precisamente ese. Por supuesto, como amigo de la familia quería darles la noticia personalmente; sin embargo, también debo cumplir la última voluntad de Lord Stephen. — Explicó, dejándola muda. — Mi viejo amigo obtuvo en vida una modesta cantidad de dinero que decidió dejar como herencia en conjunto con las tierras que comprende el pueblo de New Hope.
— ¿Y cómo se daría la repartición? Considero que al ser el mayor. Yo debería hacerme responsable del resguardo de la herencia de mis hermanos. — Intervino Abraham... No podía asquearme más. — La repartición se hará una vez todos los herederos se encuentren presentes. — Zanjó el señor McClelland sin perder su temple a pesar de la frialdad de mi familia.
— ¿Cómo? ¿Es que acaso existen más herederos? — Chilló mi madre sin poder contenerse.
— Lord Stephen tuvo una vida plena en New Hope, por lo que es allí donde se dará lectura al testamento. Y si no existen inconvenientes, es necesario que los tres nietos del señor Stephen me acompañen en mi retorno. — Era demasiada información para un día... — Aunque claro, si prefieren relegar el poder hereditario al joven Abraham, no tendré ningún problema.
No sabía qué pensar, tenía la garganta seca, me sudaban las manos y tan solo quería correr al bar para tomarme algo que me impidiese pensar. Sentía un vacío sin igual al saber que ya no contaría nunca más con la mano del abuelo para levantarme... Aiden me observó con nerviosismo y luego a nuestra madre, era demasiado noble como para rebelarse contra sus órdenes y sin duda se negaría a ir si ella sé lo pedía, solo con la esperanza de hacerla feliz. No era justo. Mi pequeño hermano era tan prisionero de esta familia como yo, y me gustase o no, el abuelo nos terminó otorgado una última oportunidad de escapar. Si aceptábamos quedarnos, estaba seguro de que no veríamos ni un centavo de dicha herencia y me negaba a permitir que siguiesen arruinando nuestras vidas.
— Iremos. — Asentí antes de que mi madre pudiese intervenir. Su furia fue palpable, pero la ignoré. No dejaría que decidieran algo tan importante por ambos. Mentalmente, no me quedo más que agradecer al abuelo, quien aun tras su muerte siguió velando por nosotros y me prometí no desaprovechar la oportunidad.
Durante el resto del día mi madre se convirtió en una excelente anfitriona para el señor McClelland, era normal considerando que ese hombre era quien manejaba la fortuna del abuelo hasta que se leyese el testamento, sabía que intentaría sacarle información, pues la existencia de otros herederos nos tomó desprevenidos a todos. Mis hermanos y yo nos ocupamos de nuestro equipaje, debíamos viajar lo antes posible. A decir verdad, aún no era capaz de asimilar tan caótica mañana, nada más hace unas horas disfrutaba de una divertida noche y hoy debía decidir que empacar para un viaje de quien sabe cuánto tiempo en un país extranjero. Intentaba ser positivo, para Aiden el viaje sería un respiro de sus horribles compañeros de colegio, le haría bien ver algo diferente a Londres, quizás más pacífico. Y yo... Yo no tenía nada que me atase a esa ciudad. Pero mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando la puerta se abrió y Aiden entró a mi habitación, silencioso como un gato.
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Jeune fille indomptable
RomancePudo pasarle a cualquiera, pero no. Esa gran tragedia le cambio la vida para siempre a ella... Ahora Naomi deberá ocuparse de toda su familia, deberá protegerlos de la maldad de otros. Tal vez se pierda a si misma. O Tal vez encuentre una luz en m...