VII: Hablemos de sueños no materializados

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Debía sentirme completamente aliviada de que Pierce Benson no estuviera dentro del apartamento, era bastante factible que se hubiera ido a un bar a ahogarse en alcohol por el resto de la noche y la madrugada; deseaba infinitamente que se ahogara en su propia adicción, y así ser libre finalmente de ese desgraciado.

Y por otra noche tranquila y escasa, dormí en paz sin temor a ser agredida por mi progenitor hasta el día siguiente. Había prácticamente desayunado en un tiempo récord, por temor de topármelo en la mañana y sufrir otra severa golpiza para reunirme con Yoonsuk y portar un feo ojo violáceo en mi cara.

Otra vez, estaba agradecida.

Mi teléfono sonó alertándome de un nuevo mensaje de LINE, por lo que desbloqueé la pantalla para leerlo.

Yoonsuk: Abajo.

Una respuesta muy concreta de parte de Lee Yoonsuk, brillante.

Le respondí que en cinco minutos bajaría para reunirme con él, tomé mi mochila que contenía mi laptop y la libreta con canciones escritas para seguidamente tomar mi tarjeta de la cerradura electrónica y salir del apartamento. La idea de mostrarle mis escritos no me apetecía en lo absoluto, eran muy personales y basadas en toda la basura que había vivido desde la muerte de mamá y lo demás.

Pero acaso... ¿tenía opción? Mi nota estaba de por medio así que, no tenía otra alternativa más que abrirme a Yoonsuk y mostrarle mis creaciones.

Pulsé el botón de la planta baja tras entrar en el ascensor, y al llegar a esta fue que salí para encontrarme con un desgarbado Yoonsuk apoyado del mural que cercaba el conjunto residencial, al verme a través de su espeso flequillo azabache fue que se incorporó.

-Buen día. -Hizo una leve reverencia, la cual imité en el acto.- sígueme, el lugar en el que vivo no queda muy lejos y solo hay que tomar un autobús.

Yo me limité a asentir en respuesta, con el tranquilo silencio rodeándonos a ambos mientras caminábamos hasta donde yo suponía, era la vivienda de Yoonsuk. Giré mis ojos un poco para verlo de reojo, sus relajadas facciones con aquella inexpresiva mirada en sus orbes oscuros.

-Dijiste que debíamos conocer el uno del otro para este proyecto, así que... ¿eres de aquí de Seúl? ¿O naciste en otra ciudad? -Pregunté con la vista al frente mientras caminábamos a la parada de buses.

Lo vi introducir sus manos dentro del hoodie marrón aceitunado, frunciendo sus labios.- Soy de Daegu, pero me mudé a Seúl tras finalizar la preparatoria.

Asentí con levedad, aunque en el fondo sentía que esa no era la única razón por la que se hubiera ido de su ciudad natal, pero no iba a inmiscuirme en su vida privada. Solo necesitaba información superficial.

-Y tú... ¿qué fue lo que te trajo a Corea del Sur? -Fue él esta vez quien formuló una pregunta, tragué saliva viendo qué responder.

«Oh, nada... solo que mi padre quiso huir de la ley por matar a su propia esposa, mi madre para variar. Nada del otro mundo.»

No, eso no era viable de decir.

-Quisimos... reiniciar, solo eso. Y K' Arts University me pareció excelente para estudiar lo que amo. -Sentencié ya de pie en la parada de buses junto a él.

Ambos nos miramos, y fue por inercia.

-La música. -Me sorprendí de que él había dado esa respuesta junto a mí.

Pero... agradaba saber que ambos amábamos la música.

 agradaba saber que ambos amábamos la música

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𝖘𝖙𝖔𝖓𝖊 𝖍𝖊𝖆𝖗𝖙 💙 novela cristianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora