Toda su vida había presenciado días buenos y otros malos, y este particularmente era encantador. Las flores de cerezo estaban empezando a conocer el mundo suavemente, acompañadas del sublime canto de los pajarillos y del cálido sol, que solo lograba darles una apariencia majestuosa.
Pero ahí, en su mente, estaba una vez más la gruesa y firme voz de su difunto padre regañándolo, "Que el cielo esté de fiesta, no significa que la tierra también lo esté" algo que a sus cuarenta años de edad, estaba comprobando.
-Ya escuché suficiente- dijo autoritario- la dinastía Zhang se ha mantenido a pesar de peores dificultades y esta no será la excepción- se dio cuenta de cómo el informante frente a él respiraba con fuerza a causa de los nervios y aunque en otro momento lo hubiera encontrado divertido, ahora solo optó por pasar su mirada a su consejero real- ¿Algo qué quieras decir?- el anciano hombre hiso una reverencia pulcra antes de responder.
-Su alteza, después de haber escuchado y meditado, creo que lo mejor sería enviar al ejército real a encargarse de ellos, antes de que pasen nuestros límites o estaríamos en gran desventaja
-¿El ejército real?- el hombre asintió- no es suficiente, según las fuentes ellos nos superan en número... debe haber otra manera o perderemos antes de siquiera empezar
-Su alteza, es sabido que esta es la primera vez en casi un siglo que alguien se levanta en contra del reino con tal magnitud, pero recuerdo que en una ocasión su padre me habló sobre cómo habían detenido una revolución con ayuda del pueblo, de aquellos que saben utilizar la espada y a los que no, se les entrenó como es debido
-Me gusta, continúa
-Si a usted le parece bien, hoy mismo se enviarían las cartas informando a cada casa de China, enviar a un varón, para enlistarse al ejército imperial
-Excelente, encárgate de todo, no quiero ningún tipo de negativa- el hombre asintió y con una reverencia se dispuso a salir de la sala del trono, pero antes de cruzar las puertas, el emperador lo llamó una vez más- Señor Chow, llamé al comandante real- volvió su mirada al muchacho frente a él, a quien había olvidado y le hiso saber de qué era hora de que se marchara.
Cuando se encontró solo, dejó ir todo ese aire que llenaba sin piedad sus pulmones. Hace tres años que llevaba el título de Emperador, pero por primera vez sentía eso que llamaban adrenalina, pensó que por fin dejaría todo de ser tan aburrido y monótono, pensamiento que se esfumó en el instante que cayó en cuenta de cuántas vidas se perderían, vidas de personas que harían lo que sea por China y su Emperador.
-Yixing- saludó el hombre de cabellera oscura frente a él, resopló
-Yifan, ya te he dicho que debes dirigirte a mí con respeto
Una fuerte y ronca carcajada inundó el lugar.
-Claro, frente a todos ellos lo aré... me gusta mi cabeza, pero cuando estamos solos, sigue siendo mi mejor amigo, su alteza, que no se le olvide
-Sisi, pero no es momento de bromas
-Estoy al tanto- Yixing, elevó una ceja un poco desconcertado, se suponía que era un tema secreto y delicado, que no se podía ir por allí hablando de él.
-¿Qué tan al tanto?
-Un ejército de hunos al mando de... espera ¿qué fue lo que dijo? Oh, si Cho Kyuhyun, ha invadido la parte montañosa en el norte de china... ¿Hay algo más que deba saber?
-Por supuesto que sí, en primer lugar debemos poner en el diccionario de muchos de aquí la palabra "discreción" y segundo, tú dirigirás el ejército principal, mientras que la persona que tu creas más capaz que el resto, entrenará a los pueblerinos y a los primogénitos de las grandes familias