listen before i go

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Oneshot – Internado AU & listen before i go (Billie Eilish)

"Can we kiss forever?"

Volvió a accionar la piedra del mechero. La llama surgió con delicadeza, bailando frente a sus ojos y distorsionando el aire a su paso. Su pequeño centro azul, tornándose de un blanco cegador hasta terminar rojo en los bordes. Los destellos del fuego parpadeaban de un lado a otro sobre el metal de la carcasa, pulido con esmero y decorado con una compleja inicial tallada. El chico soltó la rueda del aparato, dejando de sentir el calor del fuego sobre la piel, y pasó su pulgar sobre la letra. La llama se apagó, dejando la habitación a oscuras otra vez. Pero solo con el tacto y su memoria, el joven era capaz de ver frente a él el grabado en la placa.

Minho volvió a leer el mismo párrafo, tratando de quedarse con lo que el libro le contaba. La luz que entraba por la ventana era escasa y pálida, proveniente de la pálida y descolorida Luna que asomaba por la ventana. El edificio entero estaba en silencio, tanto que parecía inhumano. El chico volteó la cabeza hacia un lado, apoyándola contra la pared y reacomodándose con suavidad entre los cojines de su cama. Observó a su compañero de cuarto; el pequeño tenía la vista perdida en el infinito, clavada contra el techo pero mirando mucho más allá. Su pelo rubio se rizaba desorganizado sobre su frente y la almohada, cayendo en pequeños bucles de oro que relucían en la noche. Su piel blanca parecía tan pálida como las sábanas sobre las que estaba acostado, y sus grandes y oscuros ojos destacaban en su rostro. Estos se fijaron en los de Minho, como si hubiese notado su mirada sobre él. Con una pequeña sonrisa cuando sus ojos se encontraron, el pequeño se reclinó sobre sus codos y buscó algo bajo la cama. Los destellos del cristal cegaron un momento al mayor antes de que fuese capaz de distinguir la botella que el chico sujetaba. Después, observó con avidez cómo el rubio la abría y bebía varios tragos, con la misma calmada desesperación que el pelinegro sentía en su interior. Siguió con cuidado los movimientos del muchacho, mirando sus delicados labios brillantes al dejar la botella. Se inclinó hacia delante cuando el joven extendió el brazo hacia él, acercándole el licor. Algo parecido a electricidad lo recorrió por dentro cuando sus dedos se rozaron, sujetando el cuello de la botella. En el silencio de la noche, oyó a Jisung susurrar:

̶ Para las noches de insomnio.

Volvió a accionar el mechero, y observó la llama unos segundos antes de cerrar los ojos. Seguía viendo la luz, cálida y anaranjada a través de sus párpados. Notaba el movimiento del pequeño haz de luz de un lado a otro, parpadeando contra sus ojos. La punta de su dedo comenzó a quemar, demasiado cerca del fuego. Soltó la piedra, dejándolo morir. La luz se extinguió, dejándolo en la oscuridad y el silencio de la noche. Como si estuviese en la fosa más profunda del océano, completamente aislado y carente de sus sentidos, se sentía muerto. Sus oídos habían dejado de procesar los sonidos, su voz se había extinguido y sus extremidades habían parado de responderle, como si soportase el peso de miles de atmósferas sobre él. Incluso le costaba sentir sus propias emociones. Como si se acabase de dar cuenta de que se estaba ahogando, comenzó a rebuscar dentro de él, removiendo los recuerdos, las sensaciones. Necesitaba sentir de nuevo. Lo que fuese.

Dejó su propia risa morir, con la sonrisa todavía en los labios, para escuchar la del chico. Era como el sonido de las botellas al chocar, aguda y delicada, y le producía la misma sensación, adictiva. Su sonrisa se expandió un poco más. Inconscientemente como un gesto memorizado, buscó la cajetilla de tabaco en sus bolsillos y la abrió, sacando dos. Sujetándolos entre el índice y el medio, le ofreció uno al rubio, que lo aceptó con una sonrisa de agradecimiento, y se llevó el otro a la boca. Lo sujetó con los labios mientras buscaba su mechero, reparando en que se le había caído en algún lugar del camino.

̶ Mierda. ¿Tienes...?

̶ ¿Fuego?

Minho asintió, girándose hacia el menor. Él le acercó el mechero a la boca, tapando la llama del viento para que no la apagase. El pelinegro se aproximó e hizo lo mismo con sus manos, acercando el cigarrillo al fuego hasta que prendió. Sonrió inconscientemente, viendo el resplandor rojo surgir acompañado del humo. Alzó la vista, y se encontró con la de Jisung. Sus rostros estaban cerca, todavía observando el mechero. El rubio también sonreía, con su propio pitillo entre los labios, ya encendido:

listen before i go - MinsungWhere stories live. Discover now