El asiento duro y frío de madera es incluso más incómodo que las sillas que se utilizan en el instituto. El maquillaje que había aplicado en mis claros ojos ya ha corrido cara abajo tiñendo mis mejillas de negro. Lauren me está apretando mucho la mano, fuertemente, como si fuese una niña de ocho años. Ella aún no ha derramado ninguna lágrima, pero en breve lo hará. Sé que es inevitable y lo hará.
Entonces mis padres salen de la sala. Cada uno lleva una carpeta en la mano, estoy segura de que han firmado, hablado con los abogados y ya está. Ni siquiera habrán intercambiado una sola palabra. Lauren me suelta la mano, la cual está bastante roja, y anda hasta mis padres. Sacudo mi mano un poco en el aire antes de levantarme, haciendo así que la sangre circule otra vez por los vasos sanguíneos de la zona. No me molesto en mirar a mi padre, ya que él fue el que provocó todo esto. Abrazo a mi madre y a Lauren a la vez, después, mi hermana se engancha en mi padre. Yo me acerco lentamente a darle un abrazo también para no ser descortés y mostrar un poco de respeto. Justo en el abrazo, le digo al oído: "me da igual lo que digas o pienses, pienso seguir haciendo esto".
Me separo, el asinte y desparece de nuestra vista acompañado de su abogado. Lauren me pregunta por lo que le acabo de decir a mi padre, yo le doy largas ya que no pienso decírselo, no creo que sea necesario que ella lo sepa.
—Papá irá mañana a recoger sus cosas a casa. —Dice mi madre introduciendo la llave en el contacto del coche.— Lauren, tú eres libre de hacer lo que quieras; pero Anne, tú tienes que ir una quincena de cada mes con vuestro padre, la buena noticia para ti es que puedes decidir con quién pasar las fiestas y el verano.
—¿¡Qué?! ¿Porque no puedo hacer lo que quiera como Lauren?
—Porque Lauren es mayor de edad, tiene veintidós ya y tú aún quince.
Resoplo. No me parece nada justo porque ya tengo edad para elegir con quién vivir, pero no me queda otra opción que aguantar lo que me toca.
Marzo se ha apoderado de mis siguientes 31 días y con él, siempre llega mi cumpleaños. Han pasado ya unos días desde el divorcio de mis padres, hoy trece de dicho mes, voy de camino a Johnson's con Ruth.
—¿Y cómo lo llevas? —Me pregunta mirándome con pena o compasión.
—Pues bien —guio mi vista hacia abajo—, no echo de menos a mi padre apenas.
—¿Es por lo que nos contaste?
—Sí —desvío la mirada—. Prefiero no hablar más del tema, es pasado.
—Sí, lo siento. —Dijo entrando por la puerta.— ¿Vendrás esta noche?
—Por supuesto, no faltaré. —Hemos quedado en casa de Lucy para quedarnos a dormir allí.— Lo llevo todo aquí. —Señalo una mochila a mi espalda.
Andamos por los pasillos hasta llegar al estudio en el que solemos ensayar. Allan no está allí aún, así que Ruth y yo, aprovechamos y empezamos a jugar con los cacharros de la mesa de los botones, hasta que llega Gemma diez minutos después. Después se nos une Allan y más tarde Lucy.
Cuando terminamos de calentar las voces con el método de Allan, él nos indica que empecemos con algo fácil una a una. Estábamos preparando Don't Forget de Demi Lovato y tras calentar con las canciones, la ensayamos unas veces más.
—Creo que ya estáis listas para grabar. —Se frota las manos.— Hace tiempo que no subís nada a YouTube.
—Desde Poker Face o Viva la Vida, hace unos cuantos meses ya... —Dice Gemma.
—Venga pues preparaos que vamos a hacer un ensayo grabado y a ver cómo sale. Si veo que ha salido bien, hacemos el original hoy mismo así que, que nada os pille por sorpresa. —Dice Allan y se levanta de su silla. Nosotros siempre hacemos un coro cuando vamos a cantar, juntamos unas sillas.
Sigo a Allan hasta el ordenador:
—Allan, en la próxima canción me gustaría probar algo con rap. Es decir, una canción que sea de nuestro estilo, pop o pop-rock, pero que tenga un parte de rap.
—Ya sé por dónde vas... —Se queda pensando.— Pero tendrás que hacer un esfuerzo mayor y mejorar tu respiración, ambos sabemos que careces de mucho entrenamiento de diafragma y de capacidad para aguantar el aire correctamente, pero si es lo que quieres, ¿por qué no intentarlo?
—Gracias. —Regreso con las demás que hacen calentamientos absurdos de esos que salen en las películas y que realmente no sirven de nada.
Entramos en el pequeño estudio después de desearnos suerte como si fuésemos a salir a un concierto en directo. Empieza Lucy, sigue Gemma, continuo yo, después Lucy, ahora Ruth, más tarde Gemma, ahora las cuatro juntas, yo otra vez y las cuatro de nuevo.
—Anne, necesito que me hagas un tono más alto en tu frase de fondo del estribillo, y lo mismo para ti, Lucy, pero en tu estrofa especial. Por lo demás perfecto. Vamos a por otro.
Volvemos a cantar la canción y Allan nos avisa que el próximo es el definitivo. Casualidad o no, el original nos sale mejor que los demás y consigo subir el tono pedido por Allan.
Salimos del pequeño estudio y nos escuchamos en la grabación. Tampoco había salido tan mal.
—He pensado, que podríais haceros fotos juntas y individuales y así podríamos hacer un montaje con la canción de fondo.
—Genial, mañana mismo vamos a un estudio de fotos a que nos hagan un reportaje. —Dice Ruth.
Como se planeó, pasamos la noche juntas en casa de Lucy.
El día de mi cumpleaños lo celebro con mi familia y más tarde con Red Shoes y mis amigos —sí, tengo más amigos a parte de Gemma, Ruth y Lucy—. Otra tarde, vamos a una fiesta que están celebrando en un instituto cercano, no sabemos que celebran pero aún así entramos, porque es libre y gratis. Allí, un par de personas —que vienen siendo unas quince o veinte si no recuerdo mal— nos reconocen y, o nos señalan y nos miran, o nos piden una foto; nosotras aceptamos encantadas. «Esto de la fama se está empezando a notar un poco», pienso.
En la fiesta nos hacimos amigos de un grupo de gente que estaba por allí, ya que tres chicas, que pertenecen a él, se acercan a nosotras y nos integran en su grupo. En el grupo hay un chico de pelo castaño y ojos azules que, ay, te tiraba de espaldas. Esa noche, las Red Shoes nos separamos por primera vez en mucho tiempo: Ruth y Lucy fueron con las chicas que se nos habían acercado, Gemma se fue a no sé dónde con un rubio, y yo me quedé en un grupo reducido al que pertenecía el chico de ojos azules tan guapo. Entonces, por hache o por be, ese chico —llamado Michael— me besó, ¡y qué bien besaba! Apunté mi número en su teléfono y prometió llamarme pronto.
Cuando volví al grupo de antes, lo hice con Michael, y allí ya había un montón gente que ni conocía, pero entre ellos estaban mis amigas. Cuando me vieron aparecer con aquél chico, me miraron de una manera que decía: ¡cuéntanoslo todo ya!
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El Susurro de Anne
Fiksi RemajaPuede denominarse superación o persecución de sueños. Llame como se llame, es lo primero en lo que piensan al escuchar mi nombre. ¿Y por qué será? Un día, por alguna extraña razón, decidí cambiar mi vida. No es nada fácil arriesgarlo todo sabiendo q...