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Jayne

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Jayne

Mi madre no era buena para planes familiares o salidas en familia, lo sabía perfectamente porque desde niña siempre eran las mismas típicas salidas entre ella y yo: Ir de viaje con ella para asegurarnos de sus cadenas de empresas o ir con mi padre a su empresa. Las típicas dos salidas y como mi padre no estaba la primera era la elegida.

No me molestaba viajar a 2 horas de la ciudad para ir a Seattle. Me aburría el hecho de pensar que todo mi día sería así, para ella era importante que fuera ya que me ayudaría a saber cómo se manejaban las empresas y aprender un poco más de ellas. Lo malo es que había decidido hacerlo el lunes en lugar de un domingo, segun para ella esto era mejor por el tráfico menor por la mañana.

Al llegar a la empresa ella se ocupaba del papeleo y yo solo estaba sentada frente a ella en su oficina. Volvía a recalcar que era aburrido, la convivencia de estar aquí me hacía preferir estar en la preparatoria escuchando a los aburridos maestros. Así de mal estaba.

—Jayne hazme un favor—menciona mientras mira un papel—Helen está en la recepción, ¿podrías llevarle este papeleo y decirle que ahorita me suba un café? No contesta mi llamada de seguro está ocupada porque tiene trabajo doble.

Helen era la asistente de mi madre aquí, pobre chica, la traía de un lado a otro como si no tuviera vida. Las veces que venía me daba cuenta que solo se centraba en trabajar por miedo a que mi madre la despidiera, me daba cuenta que las personas si llegaban a querer trabajar realmente. Yo en mi caso no tenía ganas de hacerlo, suponía que era por la edad.

Al llegar a recepción vi a Helen sentada con una fila de papeles, mientras tomaba sus gafas como si fueran a caer.

—Dice mi madre que le lleves un café—le tendí los papeles que me había dado—Y quiere que cheques esto.

—Esa mujer sólo quiere traerme de un lado a otro—menciona cansada—Estos días se ha notado molesta, todos aquí nos hemos dado cuenta aunque no sabemos la razón, la empresa va bien.

Probablemente se debía a lo que había pasado hace unos días cuando le dije que había terminado con Alexander. No obstante no había razón para hacerlo ya que era mi decisión.

En eso el compañero de Marion se acerca para saludarnos a ambas.

—Si, está de bruja porque no seguí lo que quería—le comenté—¿sabes que era lo que quería? Quería tenerme con alguien que no quiero solo para satisfacer sus gustos.

—Oh no me digas que tú y Alexander ya terminaron—asentí—eso explica el humor que se carga, desde casa solo nos mandaba mensajes y más trabajo y ahora solo nos ha estado exigiendo estos días.

Tú ,mi destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora