Podía ver algo a lo lejos en la rama de un árbol. Forcé mis ojos al máximo pero no lo veía con suficiente claridad. Me acerqué lentamente hasta que pude distinguir perfectamente lo que estaba delante de mí, y a pesar de eso no me sentí mejor. Un sentimiento de angustia me recorrió por dentro.
Alguien ahorcado con una cuerda. Moviéndose lentamente como si estuviera meciéndose. Empecé a asustarme y a sentir que entraba en un estado de desesperación. Corrí hacia atrás sin pensarlo un solo segundo, en un intento por huir todo lo posible de aquel lugar, pero lamentablemente me choqué con alguien. Caí al suelo y levanté mi cabeza para ver con quien me había chocado, a pesar de que una parte de mí no quería saberlo.
Un hombre que no había visto en mi vida estaba ante mí. Me arrastré lentamente hacia atrás intentando huir de él sin que lo notara demasiado, pero parecía que en vez de eso me estaba acercando más a él, lo que me hacía sentir aún más agonía.
Él se llevó un dedo a los labios siguiendo con sus oscuros ojos cada movimiento que yo hacía, o intentaba hacer.
-- Shh -- susurró mientras sonreía de una manera diabólica. Mis ojos se abrieron lo que creía ser al máximo, para luego volverse a cerrar por completo impidiéndome ver.
-- ¡AHHHH! -- grité instantáneamente, aunque tenía la sensación de que ya llevaba haciéndolo un tiempo. Abrí los ojos incorporándome en la cama.
Una pesadilla, era una maldita pesadilla. Nada más y nada menos que mi imaginación, que temía hasta a su propia sombra.
Miré a mi alrededor, sintiéndome perdida. No era la primera vez que me despertaba en esta cama, pero si la primera que había tenido una pesadilla tan... radical.
Ya era de día, los rayos de sol entraban por la ventana mostrándome que la habitación podía llegar a parecer normal.
Claro, siempre ha sido normal.
Sacudí mi cabeza. No necesitaba ponerme a pensar en eso ahora... imposible.
Podía ver todo con claridad, incluso parecía otra habitación. Ayer con las prisas ni siquiera me fijé en el cuadro que había delante de la cama. Eran unas flores, nunca me habían ilusionado mucho ni había aprendido sobre ellas, pero por el color blanco diría que eran margaritas.
Sin embargo, las margaritas no eran lo que me había hecho sudar durante la noche.
¿Por qué diablos había soñado con ese hombre? ¿Y por qué había un hombre colgado de la rama del árbol? No entendía nada, nunca había tenido una pesadilla que pareciera tan real... y eso me asustaba. Es decir, ¿por qué en este preciso lugar?
En ese momento recordé que era el mismo árbol que había en "mi" jardín, y a aquel hombre colgado de la rama.
Me asomé por la ventana con cuidado lentamente, y miré la rama más larga que había, justo donde yo había visto a esa persona.
Un sentimiento de alivio me invadió por dentro al ver la rama siendo movida por el ligero viento, sin nada colgando de ella. Daba gracias que ahora no había nada, había parecido tan real... que aún tenía el presentimiento de que no ha sido únicamente un sueño. Eso me asustaba un poco. Otra vez las mismas preguntas me vinieron a la cabeza, pero esta vez acompañadas de otras nuevas. ¿Por qué estaba soñando yo eso? ¿Me estaba volviendo loca?
Una semana, una semana había pasado y yo seguía intentando convencerme de que todo lo que pasaba era normal, a pesar de que sentía una pequeña voz por alguna parte de mi cabeza que me decía que no era así. Daba gracias que el sentido común seguía ganando. Todas estas paranoias venían por los supuestos rumores que entre Calum y Ashton habían hecho parecer más reales.
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No confies en los fantasmas || Luke Hemmings
FanfictionSolo una chica normal, en una casa no tan normal.