Capitulo 8

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Abrí los ojos, y lo primero que noté fue un dolor en mi cabeza. La toqué, y ahogué el gemido que intentó salir de mi garganta.

Intenté recordar por qué estaba tumbada sobre mi cama, y por qué me dolían ciertas partes del cuerpo.

Solo una persona se me vino a la mente que pudiera decírmelo.

-- Luke. -- susurré, esperando oír su voz, aunque más bien había sonado como un gemido.

-- Kat, estaba preocupado. -- contestó al segundo, y sonreí sin pensarlo.

Se acercó a mi cama, donde yo estaba tumbada con una pequeña manta por encima, que supongo me la había puesto él, porque yo no la había visto nunca.

-- ¿Qué ha pasado? ¿Cuánto tiempo he estado así? -- pregunté asustada.

No recordaba cómo había acabado aquí, ni por qué me dolía la cabeza, pero estaba casi segura de que no tenía que ver conmigo, o sea que alguien me había golpeado o algo así, pero era estúpido teniendo en cuenta que la otra única persona que iba y venía por aquí era Luke, y él no me haría eso.

Por mucho que me esforzaba, apenas podía recordar una sombra negra... pero no sonaba como algo que se viera todos los días, y por eso llegué a la conclusión de que el golpe me había afectado demasiado.

-- Te desmayaste bajando las escaleras, y cuando yo llegué, te vi tumbada en el suelo en una mala posición. -- tomó aire. -- Es normal si te duele alguna parte de tu cuerpo como la espalda o la cabeza. -- se apoyó en la pared. -- Te traje aquí para dejar que descansaras. -- sonrió.

¿Que me desmayé mientras bajaba por las escaleras? ¿Pero no estaba yo desayunando con él o algo así?

Me llevé una mano a mi frente, sintiendo que las palabras se acumulaban en mi interior haciéndome un lió.

-- Has estado todo el día aquí, ¿tienes hambre? Puede hacerte la cena si quieres. -- dijo.

Me quedé mirándole en completo silencio, lo que él tomó de la manera equivocada.

-- Es una poco tarde, pero creo que deberías darle a tu cuerpo algo de energía. -- siguió insistiendo.

¿Por qué me sonaba que cada palabra que decía era mentira? No era el hecho de que llevara o no todo el día en la misma posición, sino que a mi sexto sentido, el cual no tenía muy desarrollado, no le sonaba convincente.

Miré mi reloj aun sin saber a qué hora se refería cuando decía que era tarde.

La 1 de la mañana, nada más y nada menos, ¿y aún preguntaba si quería cenar? Aunque quizás solo quería mostrarme que se preocupaba por mí.

-- ¿Te has quedado todo el tiempo aquí? -- pregunté, siendo consciente de que yo no contestaba a la suya.

-- Sí. -- asintió, y juraría que lo vi sonreír, pero estaba demasiado oscuro, y yo demasiado adormilada, para fiarme de mí. -- Me sentía en parte responsable por no haber llegado antes.

-- ¿Seguro que me caí? -- hice una mueca al abrirle mis pensamientos, sin saber si se reiría o qué. No quise que sus palabras me despistaran. -- Yo recuerdo haber visto una sombra... -- acabé la oración en un susurro.

-- Quizás lo has soñado. -- soltó una risa mientras se encogía de hombros.

Tardé unos segundos en responder. -- Quizás. -- dije finalmente.

No quería calentarme la cabeza en estos momentos. A pesar de haber estado todo el día sin abrir los ojos, no había sido durmiendo a pierna suelta como a mí me habría gustado, así que sentía que tenía que recuperar el tiempo.

No confies en los fantasmas || Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora