| Capítulo 4 |

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Fue horrible pasar varias horas encerrado en un cubículo de madera, sabía que era de altura pequeña, ¿pero fue necesario encerrarlo en una jaula de pájaros?

Habían atravesado todo el bosque hasta llegar a un grandísimo árbol, el cual en su interior poseía una magnífica vista mágica. Había varios muebles tallados a madera, cascadas doradas, y unas plantas grandes que le daban un toque único a todo su alrededor. 

Pero YoonGi  no estaba ahí para admirar y decir lo lindo que es ese lugar si estaba casi asfixiándose entre barrotes. TaeHyung aprovechaba sus poderes y lo desplazaba facilmente mientras Jimin trataba de convencerlo de dejarlo salir de ahí, no obstante lo ignoró en todo el camino hasta que llegaron, y por fin el hombre le dió toda la atención que Jimin necesitaba.

—Taehyung... Sé que hay otra manera de solucionarlo, sí tan solo lo sueltas...

—¡Park Jimin, entiéndelo, es un mundano! —le gritó TaeHyung, el corazón de Jimin casi explota en ese momento—. Esta especie es un peligro a todos los demás... Deja de ser tan sentimental y aprende de una vez por todas que nada es para siempre, ¿me oíste?

Bajó la mirada y asintió sin ganas, odiaba cuando TaeHyung se ponía así, molesto y enfadado por culpa suya. YoonGi afligió molestia, ¿quien se suponía que era si le hablaba así? Jimin fue muy servicial al escaso tiempo de conocerle, había estado cuidándolo y se alejó de Tae este tiempo, se arriesgó a cometer errores, falló a las reglas, e incluso lo salvó de una muerte por envenenamiento. 

Buscaba el modo de agradecerle y pensó en asumir la culpa, después de todo YoonGi entró sin permiso ahí, y fue muy idiota al no saber de los peligros actuando impulsivamente, se merecía estar encerrado, mas no que Jimin estuviera triste por culpa suya.

El albino fue hasta un trono, parecido al de YoonGi en sus tierras, se sentó ahí y en un soporte colocó la jaula, cómo si el pelinegro fuese un premio. Este soltó un quejido cuando su trasero golpeó la parte fría de la jaula, gruñéndole al elfo en respuesta.

—Pst, Jiminie...—pronunció YoonGi en voz baja, el rubio lo miró—. Dile a este bastardo que me saque de aquí.

El pequeño elfo negó, se rehusaba si TaeHyung lo observaba amenazante, le podían cortar la cabeza metafóricamente, el sentimiento sería el mismo con la frialdad y la ley del hielo. Al entenderlo, YoonGi lo pensó, debía hacer todo lo que pudiese estar en su disposición si regresar a su reino es su objetivo.

—Bien, si en esas estamos... —Dejó de darle atención a Jimin al ver que no le hacía caso en absoluto, teniendo que salir por su cuenta—. ¡Oye tú, Taejun!

El mencionado frunció el ceño en respuesta, molesto y serio a la vez de ser llamado por su nombre de errónea manera.

—Es TaeHyung—corrigió el elfo.

—Cómo sea, no es de mi interés —respondió frío el mayor—. Está bien, parezco un puto regalo de acción de gracias, ¿porqué regañas a Jimin? Es pregunta seria, él no tiene la culpa de esto, yo soy el idiota por picarme y desmayarme en medio de la nada, cuando tengo familia en casa que espera por mi.

—¿Y crees que eso me interesa? —inquirió el albino ante lo dicho—. Jimin quebrantó una regla.

—Y si yo rompí muchas, fueron para salvarme a mi mismo—dijo YoonGi—.  Jimin no tiene la culpa de mis rebeldías.

Jimin sentía que su corazón se ablandaba al ser protegido. Un humano tomando su responsabilidad y protegiéndolo, había sido mucho en él que tratar de decirle a YoonGi que guarde silencio es imposible. El príncipe solía ser decidido, si de eso tratase que TaeHyung reconsidere no estar enojado con el rubio, YoonGi seguiría hasta cambiar su opinión, por más molesto que pueda llegar a ser.

El de tez canela lo observó con duda al instante, pero luego de pensarlo en silencio, hizo que la jaula de rompiera, dejando libre a YoonGi quien se estaba asfixiando en ese estrecho espacio. Una pequeña sonrisita se posó en Jimin cuando reconocía las expresiones corporales de su amado TaeTae.

—Mira, humano, hagamos un trato—el albino profirió, y el príncipe escuchó—. Es imposible dejar a alguien cómo tú en nuestros bosques, necesito borrar tus recuerdos, y regresarte luego de donde viniste.

—¡Pero Tae...!—Jimin fue interrumpido, y TaeHyung prosigue sus palabras.

—No obstante, la luna llena será en un par de semanas, así que... Si tú y Jimin me traen lo que necesito, consideraré en darte un premio, y luego borraré lo que conoces del mundo mágico.

¿Un premio? YoonGi dudó, de todos modos su memoria sería borrada, le hubiera gustado ver más allá del bosque y relatar sus experiencias. Pero sabía, reconocía y estaba seguro, que al proteger su tierra implicaba librar de todo peligro, no podrían ponerse tan a la defensiva, pero tampoco permitir que el humano siguiera paseando, YoonGi era una amenaza en tierra prohibida.

—¿Qué clase de objeto necesitas?—quiso saber YoonGi.

—Una piedra—respondió TaeHyung—. Sígueme, te lo explicaré en la biblioteca. 

Ambos siguieron a TaeHyung, a pesar de que Jimin también conocía el camino a la sala dentro de esos pasadizos secretos, se veía inconforme y algo asustadizo, topándose entre las paredes frías y bajando entre la oscuridad hasta al parecer la parte baja. YoonGi, al contrario, se encontraba demasiado tranquilo para ser verdad, el príncipe casi nunca demostraba tener miedo, se lo guardaba todo para sí mismo.

Desconocía la razón de esa roca que hablaba TaeHyung, y en un mundo ordinario no tendría nada de sentido buscar una, hay miles de varias formas y tamaños, ¿tendría que ser mágica? Oh, claro que sí, sino YoonGi no estuviera ahí, había comprobado que existen los seres fantásticos, pero solo conocía los elfos, se preguntó un momento si existían otras criaturas ahí.

TaeHyung llegó hasta una gran puerta hecha de rocas y piedras preciosas, jalando de una palanca rústica, y abriendo la entrada principal. Varios muros se desplazaron de izquierda a derecha, hasta dejar a la vista de los tres una hermosa biblioteca bien cuidada, con un libro posado en un soporte de madera.

—No toques nada—le susurró Jimin avanzando delante suyo, TaeHyung hojeó el libro antiguo hasta llegar a a una página en específico.

—Existe una piedra a kilómetros de aquí, en una cueva, el problema es que existen demasiadas réplicas—explicó TaeHyung—. Dicen que quien se tope con la verdadera encontrará su futuro. Si la traes hasta acá, me encargaré de hacer lo que quede en mis manos. 

—Eso implica tener un premio, ¿cierto?—preguntó de inmediato YoonGi, a lo que TaeHyung asintió firmemente de lo prometido—. ¿Y si lo que quiero está fuera de tu alcance? No creas que seré tu puta mascota.

—Existe la magia negra...—murmuró Jimin—. TaeHyung, si YoonGi-ah quisiera algo que la magia de elfo no puede hacer, no será bueno arriesgarnos a intentarlo, además, la roca ha estado oculta mucho tiempo, quien sabe si alguien la encontró.

—Jiminnie, nadie ha encontrado la roca desde hace siglos, sigo su rastro desde que tengo memoria—respondió Taehyung—. Solo lo que desee tu amigo, si es que logran encontrarlo, determinará mi uso de la magia negra o no. 


YoonGi estaba indeciso, él dicta la última palabra de esta situación. Su recompensa sería complicada, quería que sus padres lo entendieran, que casarse no fuera lo primordial y, al menos, cambiar la perspectiva de ellos de las cosas.

¿Qué tan difícil sería recoger esa dichosa piedra? Se preguntó. Pero si incluso ese chico con toda la magia a su disposición no pudo, YoonGi lo intentaría por su bien, y aún fallando o no, su mente sería borrada. El recuerdo de si lo pudo conseguir sería en vano, o que alguna vez haya pedido el deseo de  hacerlo, siendo una simple epifanía suya y todo volvería a la normalidad.

Aunque no perdería nada con intentarlo, la verdad.

—¿Por donde iniciamos?

Anhelos Perdidos | YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora