El sueño eterno.

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Aquí, justo aquí, en el pétalo de una flor de cerezo que marchitó por la transición de su temporada, existía un color vivo que luchaba por no terminar hecha polvo. Porque el tiempo ama arrastrar lo más bello en un trágico recuerdo, un sueño eterno.

Ella despertaba por las madrugadas, a causa de la misma sensación que cargaba ya hace años, un aguijoneo que apuñalaba el corazón. Sus ojos buscaban la silueta de un Uchiha que no solía pasar tiempo con ella y Sarada, aunque existía un lazo de amor, el vacío era inminente. Ella acariciaba la almohada con la esperanza de volver a sentirlo y confortarlo entre sus brazos.

Quería decirle cuanto le amaba. No obstante, ahora tenía que conformarse con un ramo hecha a partir de las ramas de cerezo y magnolias para acompañar. Un incienzo que dejaba encendido por las noches, con aroma a lavanda y algo más. El alma se rompía en pedazos por no caer y derrotarse por ese suceso.

Ver la foto de su amado frente a un trozo de piedra con su nombre grabado. Era todo lo que quedaba de él, junto con las bellas memorias de su juventud a su lado y ese golpecillo en la frente que llevaría por siempre en su corazó . Ahí, en una lágrima que hablaba por sí misma de todos esos años tras su partida.

Aquí, en el corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora