Y es que cómo no tenerle cariño a las manos que acariciaron mi cuerpo con delicadeza y cariño.
Cómo no anhelar esos dulces labios y recorrer con la mirada su deliciosa silueta...
Saborearlos.
Cómo no adorar esos ojos que se llenaban de destellos al mirarme...
Antes.
Cómo no desear esa piel que se vaciaba en mi, se mezclaba con la mía...
Terciopelo de noche.
Cómo no esperanzar una palabra bonita, una caricia directa al alma...
Ahora nos sobran silencios.
Cómo no adorarte vida mía, ahora que me has dejado...
Cómo no dolerme y callarme cuando en medio de la noche estoy tan sola y tengo frío...
Cómo darte las razones suficientes para que veas mi cariño, mi amor...
Mi dolor.
Cómo tocarte para que sientas, para que me sientas...
Estoy aquí.