La Mujer de Mi Hermano -NH-

Felices para Siempre -Final-

Unos tragos no serían suficientes para calmar el dolor que nacía en sus entrañas. Había sido una noche larga y triste, una noche que quería enterrar para siempre. Ya estaba cansando de correr tras aquella mujer que solo lo había engañado con sus encantos. Esa mujer que se había aprovechado de su amor por ella para humillarlo una y otra vez.

Se tomó el último trago en señal de entierro. Enterraba sus sentimientos, su dolor, su pena... salió de la biblioteca y subió las escaleras hasta llegar a su habitación. Vio como su reciente prometida dormía y se acomodó a su lado. Ya no sufriría más por Hinata, ahora se conformaría con vivir la vida simple que había soñado tener con ella, solo que con otra persona. Con aquel pensamiento se quedó profundamente dormido.

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Menma entró en el comedor y noto que todos estaban presentes excepto ella. Sabía muy bien que se marcharía. No soportaría otra humillación más. Y aunque le dolía en el alma dejarla ir de aquella forma, se conformó al pensar que quizás se merecía todo aquello.

Esa mañana reunió a la familia y les explicó con detalles los motivos de su divorcio. Vio como su madre se secaba algunas lágrimas de desilusión y noto la
Mirada seria de su hermano Naruto.

Su hermano. Maldita fuera aquella conexión que solían tener los gemelos. Es como si pudiera sentir su angustia y dolor. Se lamentaba una y otra vez la forma en la que le había dejado saber a su hermano todo aquello, pero estaba muy borracho y despechado para pensar. Quizás más adelante hablaría con él y se disculparía.

–¿Donde está ella?– Pregunto su madre.

–Se ha marchado Mamá.

–Quiero hablar con ella.

–Esa mujer no volverá a pisar esta casa– replicó Naruto muy enojado.

A Kushina se le encogió el corazón. Ahora recordaba con más detalles a Hinata. Un verano, años atrás hubo una fiesta de negocios donde los accionistas podían traer a sus familias y recordó a la pequeña Hyuga. Ahora sabía que era ella. Sabía muy bien que Hinata no sería capaz de aquello. Algo, alguien la había impulsado. Tenía que hablar con ella y a aclarar ese asunto. Cabe la posibilidad de que sus hijos no le dieron a oportunidad de expresarse, así que ella lo haría.

–Entonces dime ¿donde puedo encontrarlas?

–¡Basta Mamá! No es necesario localizarla, esa mujer salió de nuestras vidas para nuestro propio bien. ¿No has escuchado lo que ha contado Menma? Ella solo quería hacernos daño.

–Naruto cálmate– le pidió Menma.

–Solo quiero hablar con ella, creo que merezco una disculpa de su parte– su madre fulminó a Naruto con la mirada y este volvió a sentarse.

–Mi abogado tiene que tener alguna idea de donde pueda estar. Le pediré que la localize.

Kushina asintió.

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Hinata se había pasado la tarde jugando con su pequeña sobrina Sarada. Era lo único que podía hacer para olvidarse de todo lo ocurrido. Ahora solo se concentraba en comenzar a organizar su vida. En unas semanas sería una mujer divorciada y sola. Tenía que buscar la forma de salir adelante. No podía depender su amiga Sakura y su esposo Sasuke para siempre. Además Sasuke era el mejor amigo de Naruto, no quería tener ni la más mínima oportunidad de encontrárselo.

–Creo que es hora de la siesta Sarada, vamos a dentro.

–Pero tia Hianta, quiero seguir jugando contigo.