El zorro fantasmal me guia sin tregua.
La oscuridad de esta parte del bosque es la más espesa y profunda.
Aún con mis habilidades no puedo sentir la presencia del cachorro, pero una energía poderosa se vuelve perceptible a medida que la luz se desvanece.
Zum Oh Iogami no me está guiando al bebé, para este punto creo que el está bien, lo que me preocupa ahora es la presencia abrumadora.
Es un Dios. Un dios corrompido.
La hosquedad de esta área del bosque lo oculta bajo las retorcidas ramas de un árbol caído. Su cuerpo desprende misma como sangre negra brotando de una herida mortal. Su respirar pesado se acompaña de gruñidos apagados que imitan el viento entre las hojas afiladas de los pinos.
El zorro fantasmal lo reverencia y gira para verme a los ojos.
Ya cumplí con mi parte, me retiro.
El zorro se desvanece entre niebla y fuego. Ahora solo estamos ese dios misterioso y yo.
Humano
Su voz telepática inunda más mente como mil ecos en una gruta profunda, su posición hostil me hace reaccionar de inmediato pero sereno.
--Soy un druida, un Libuigam su excelencia.
Druida
--Si, un druida y soy el guardián del bosque
Guardián
--Si... Me llamo Bandred...
Bandred
Aaahhh! Este dios es retrasado o que?!
Extiendo mis palmas y activo mis marcas, es obvio que este ser supremo está aquí para que lo purifiquen. Seguramente fue lo que sentí aquella vez que salí al bosque de los lobos con el cachorro. Es por ello que su presencia corrupta no se sentía en ocasiones, ya que resonaba con su verdadera escencia sagrada.
El procedimiento es bastante sencillo, solo basta con purificar su espíritu, pero no contaba con la herida que tenía en su cuerpo.
La carne abierta de su pecho dejaba ver sus costillas y otros huesos. Su estado es de una decadencia tal que parece mejor concederle el sueño eterno.
Pero lo más preocupantes es que clase de arma o poder se usó para causarle tanto daño a una deidad.
Miu!
El sonido del pequeño es inconfundible, de tras de el están una abatida Jojana y el fuego fatuo desinflado.
--No! Cachorro no te...
Todo cobra sentido. En mi cabeza se juntan las piezas y entiendo todo.
Ese dios es en realidad la diosa suprema de la vida animal mística Vyan'ia Mag Iogami. Y el pequeño cachorro es su única cria.
Miu, Miu...
El pequeño está frotando con ansiedad la pata de su madre. Ella está tan débil que creo que no soportará más tiempo.
--Que fue lo que pasó suprema Vyan'ia Mag Iogami?
Al escuchar su nombre los dos a mis espaldas se pegan al suelo recitando oraciones. Hasta ellos saben que se trata de una diosa muy importante.
Unos seres malvados entraron a los dominios de crianza de mis esbirros. Yo y mi bebé estábamos ahí, pues en ese campo fué que él nació.
Nos atacaron, con armas que son capaces de matar dioses. Los destrui, pero su maldad me causo un daño terrible. Le di todo mi poder a mi pequeño para que nada le pasara y salvarlo de esos malignos.
Con mis últimas fuerzas entré a este bosque, pues los lobos adoptan a las crías de otras especies. Me alegra de que mi pequeño este en buenas patas.
El bebé está llorando en silencio, siente que su madre desfallece. No sé puede hacer nada por ella. Llegó aquí solo para asegurarse de que su cria estaba bien y dejar que su cuerpo regresara a la inmortalidad del mundo.
Ahora el pequeño cachorrito es el dios supremo de la vida salvaje. Y su madre una diosa que descanzara por siempre en estas tierras.
Cuando se extingue la llama de la vida divina me aproximó al bebé. Esta temblando, sollozando. Lo tomo en mis brazos y lo abrazo.
--Lo siento mucho cachorro. De verdad lo siento.
Jojana corre consternada e incrédula a contemplar los restos sagrados de una diosa corrompida por el odio y la maldad de aquellos que se atrevieron a ahogar el aliento divino.
--No puede ser... No puede ser.
Incluso el fuego fatuo no puede concebir está catástrofe.
Hoy es un día especialmente triste para todos nosotros.
El viento susurra el nombre del cachorro, el nombre que su madre le dió.
Vyn Oh'raou Mag Iogami.
El dios místico y supremo de las bestias sagradas.
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Criando a una bestia mítica ancestral
FantasySoy un druida no una niñera! Eso pensaba cierto druida de ochocientos años, el guardián del bosque mas antiguo sobre la faz de la tierra y uno de los cinco guardianes supremos. Sin embargo, ahora es el esclavo y padre adoptivo de un tierno cachorro...