Capítulo 15: ¡Puedo hablar!

45 2 0
                                    

Estaba durmiendo muy tranquila, ya me había acostumbrado a dormir en ese lugar, pero unas voces me despertaron. Fui a ver de dónde provenían; al cruzar por la “puerta” de mi “habitación” vi a Alicia, y a otra humana, se estaban riendo, Alicia tenía algo raro en su pierna (No sé cómo explicar lo que me parecía en ese momento esa “cosa” que tenía ella en la pierna, así que les diré que era, ahora que ya lo sé, era un “yeso”).
Realmente ignoré lo que decían, pero me quedé mirando a la “nueva” humana, ya que nunca antes la había visto. Mientras la miraba noté que había otra más, la cual estaba un poco más alejada, centré mis ojos en ella, y descubrí que era bastante pequeña, no tanto como lo era yo, pero si más que Alicia y el resto de los humanos que había visto.
—Hola Sofía— Dijo Alicia, con una gran sonrisa y una voz muy alegre— Te presento a Alice (Se pronuncia “ális”), ella es la amiga que encontró a Simón y me ofreció cuidarlo.
—¿De eso me conoce?— Preguntó “Alice”.
Las dos se rieron.
—Ven Sofía— Dijo Alicia— No te quedes ahí, puedes venir si quieres.
Yo me acerqué, pues no tenía nada más que hacer.
—Wow— Dijo Alice— Estás mucho más grande que la primera vez que te vi.
—Si….— Dijo Alicia, dirigiéndose a Alice— Y parece que durante la noche volvió a crecer.
—Deberías poner cámaras en su habitación— Dijo Alice— Así podrás ver qué es lo que le pasa durante la noche.
Las dos se rieron (otra vez).
Alice se acercó más a mí.
—Te quiero presentar a “otra persona”— Dijo Alice.
Alice se paró y flexionó sus piernas para quedar a mi altura, luego señaló a la humana que yo había visto antes.
—Su nombre es Ju~— Dijo Alice, hasta que fue interrumpida.
—Lay— Interrumpió “otra persona”— Mí nombre es Lay.
—Ah, si— Dijo Alice— Cierto, Lay.
“Lay” se acercó a mí y me extendió su mano, su cara expresaba felicidad. Me dijo: “Hola”; yo, como siempre, no dije nada, porque ya sabía que ella no me entendería.
Alicia se estaba riendo.
—Ella no sabe hablar— Dijo Alicia, entre risas.
—¿Enserio?— Preguntó Lay, con cara de asombro— Pero si ella es re grande ¿Acaso no le enseñaste a hablar?
—No llevo ni dos meses con ella— Dijo Alicia, riéndose otra vez— ¿Cómo quieres que le enseñe a hablar, en tan poco tiempo?
—Pues de a poquito— Dijo Lay, cambiando su voz a un tono más agudo.
—Si, tienes razón— Dijo Alicia— Lo que pasa es que he estado muy ocupada últimamente.
—Lay tiene razón— Dijo Alice— Deberías ocupar al menos una hora de tu día en enseñarle a hablar, porque o si no ella seguirá creciendo y nunca aprenderá a hablar ¿Cuántos años tiene?
—Pues….— Dudó Alicia— ¿Cuántos tiene o cuántos aparenta?
—Cuantos aparenta— Dijo Alice.
—Pues yo creo que aparenta unos 11, 12 o incluso 13….
—Dejémoslo en 12— Dijo Alice.
—Está bien— Dijo Alicia.
Hubo un silencio.
—Bueno, las dejamos jugar tranquilas— Dijo Alicia mientras se levantaba de la “silla”— Yo tengo que ir a la “cocina”….
—¡No no no no no!— Dijo Alice— Tú te quedas aquí, debes intentar caminar lo menos posible, hoy me toca “cocinar” a mí.
—No, no hace falta— Dijo Alicia— Sólo ayúdame a levantarme y yo hago el resto.
—Insisto— Dijo Alice.
Alicia suspiró con desagrado.
—Esta bien….— Dijo ella— Si insistes….
Alice sonrió y se fue hacia la supuesta “cocina”. Lay y yo nos reíamos en nuestro interior.
—Bueno….— Dijo Alicia— Si quieren pueden ir a tu habitación, Sofía.
—¿Vamos?— Dijo Lay, mientras me estiraba del brazo.
Nos dirigimos a mi habitación.
—Aww— Dijo Lay— ¿Este es Simón?
Yo asentí.
Lay acarició a Simón detrás de sus orejas y él rápidamente se despertó, al ver a alguien desconocido se asustó, y se escondió debajo de la “cama”.
—Parece que no le gusta que le acaricien— Dijo ella.
Hubo un silencio muy incómodo.
—Y….— Dijo ella— Entonces…. Tienes 12 años ¿Verdad?
Yo no sabía que responder, pues realmente no sabía que edad tenía como humano.
—No lo sabes ¿Cierto?— Dijo ella— Pues…. Yo tengo 18. No sé si realmente te interesa saberlo pero…. Pero ya lo sabes.
Otra vez hubo un silencio, aunque esta vez no fue tan incómodo.
—No…. No sabes hablar ¿Cierto?— Preguntó ella.
Yo asentí.
—Pues…. Si quieres puedo enseñarte a hablar— Dijo ella, sonriendo otra vez— Osea, no lo haré yo personalmente, pero mi padre si puede ayudarte; es tan fácil como tragar agua….
Ella me quedó mirando, pero parecía que estaba concentrada en sus pensamientos, y no tanto en mí.
—Bueno…. Agua con “colorante”— Dijo ella, usando comillas en la palabra “colorante”— ¿Qué te parece?
Yo sonreí y asentí.
—Perfecto— Dijo ella con una gran sonrisa— Iré a buscarlo ahora mismo.
Lay se levantó y se fue corriendo hacia la puerta que llevaba afuera de la casa.
—¡Enseguida vuelvo ma!— Grito Lay mientras habría la puerta, y salía por ella.
—¡esta bien Lay!— Dijo Alice— ¡No tardes mucho!
La puerta se cerró, y me quedé esperando a Lay.
—Psst, Kia— Susurró Simón— ¿Ya se fue la chica?
—¿Lay?— Pregunté.
—Yo que sé— Susurró él, un poco más enojado— La humana.
—ah, si, si— Dije yo— Ya se fue.
—Uf, genial— Dijo él mientras salía de debajo de la cama— Realmente me asusté, no entiendo porqué no pueden dejar dormir a un conejo tranquilo.
—Hey, Simón— Dije yo— ¿Te cuento algo?
—bueno, ya que— Dijo él.
—¡Lay me va a enseñar a hablar!— Dije yo muy emocionada.
—¿Enserio?— Dijo él— Espera…. ¿Quién es Lay?
—La humana que te despertó— Dije yo.
—Ah….— Dijo él— ¿¡Qué clase de nombre es ese!?
—No se, pero….— Dije yo— Me va a enseñar a hablar…. y dijo que es tan fácil como tomar agua con colorante.
—¿Agua con colorante, eh?— Preguntó él con tono sarcástico— Me resulta conocido…. ¿Qué clase de colorante?
—No lo sé— Dije yo— Ni siquiera se lo que es un colorante.
Simón bajó sus orejas y suspiró con desaprobación.
—Espero que también te ayude a pensar un poco más— dijo él.
—Gracias por no ofenderme tanto— Dije yo un poco enojada.
—De todas formas….— Dijo él— Ya que no podré enseñarte a hablar, y te sigo debiendo eso por ayudarme a escapar, te daré algunos tips para cuando ya sepas hacerlo.
—¿Qué es un tip?— Pregunté.
—Eh…. No importa— Dijo él— Primero de todo: Tu nombre, dime ¿Cómo te llamas?
—Kia—Dije yo.
—Si, y…. ¿Cómo te dicen los humanos?
—Sofía— Dije yo.
—Y si un humano te pregunta cómo te llamas…. ¿Qué le dirás?
—Le diré que me llamo Kia— Dije yo.
—Pues tendrás que decir que te llamas Sofía— Dijo él.
—¿Por qué?— Pregunté.
—Porque así te llaman los humanos….— Dijo él.
—Esta bien— Dije yo, intentando no cuestionar mucho lo que él decía.
—Segundo: Tu edad….— Dijo él— A ver, esto es complicado…. ¿Cuántos años crees que tienes?
—No se….— Dije yo— Alicia dijo que tengo unos 11, 12 o 13, y Alice dijo que tengo 12.
—Entonces digamos que tienes 12— Dijo él— Si te preguntan cuántos años tienes, di que tienes 12.
Yo asentí.
—Tercero: Alicia— Dijo él— Tendrás que decir que Alicia es tu madre.
—¡Pero ella no es mi madre!— Dije yo levantando la voz.
—Ya lo sé— Dijo él— Pero no puedes decir a todos que tú madre es un lobo.
Me quedé callada, pero tuve la suerte de que en ese mismo momento Lay entrara a la casa.
—¡Ya volví!— Gritó Lay.
—Oh…. Ya me voy— Dijo Simón.
—Hola Sofía— Dijo Lay muy agitada mientras habría la puerta de la habitación— ¿Lista para aprender a hablar?
Yo asentí muy feliz.
—Bien, no fue muy complicado— Dijo Lay— Normalmente mi padre no acepta traer esto a personas que no conozca o no haya visto antes. Pero cuando le dije tu nombre él fue a ver quien eras, y cuando volvió me dijo que sí me dejaba llevarlo. Yo creo que él es amigo de Alicia o algo así…..
Lay sacó de una “bolsa” una “botella” color verde.
—¿¡Ma, me pasas un vaso con agua!?— Grito Lay.
—¡Esta bien Lay!— Gritó Alice.
Esperamos unos segundos hasta que Alice entró con un “vaso” con agua.
—Aquí tienes— Dijo Alice.
—Gracias ma— Dijo Lay.
Alice se fue mientras que Lay se tomaba el agua que estaba en el “vaso”. Cuando Lay terminó de tomar el agua abrió la botella y la giró hacia el vaso, de la botella cayó un líquido de un color morado mezclado con amarillo.
—Bien, ahora tienes que tomarlo— Dijo Lay— Tranquila, no sabe tan horrible como te imaginas.
Lay miró el vaso muy detenidamente.
—Ahora que lo pienso….— Dijo ella— Recuerdo que esto era de color amarillo, y tiene color amarillo, pero también tiene mezclado un color marrón tirando a morado.
Hubo un silencio.
—No recuerdo para que servía este color….— Dijo Lay— Pero si quieres tómatelo igual, solo que yo no me hago responsable de lo demás.
Lay me acercó el vaso y yo lo agarré, lo acerqué a mi boca, y me tomé el líquido que se encontraba dentro el él. Mientras tragaba ese líquido me di cuenta de que sabía a agua, nada más que a agua. Cuando, finalmente, el vaso quedó vacío, se lo pasé a Lay.
—Bueno….— Dijo Lay— Ahora tienes que esperar, normalmente tarda de 8 a 12 horas que haga efecto. Seguramente para mañana cuando te despiertes ya vas a poder hablar.
Lay se levantó de la “cama” y se acercó a la puerta.
—¿Vienes?— Dijo ella.
Yo la seguí.
—Alicia— Dijo Lay mientras cerraba la puerta de la habitación.
—¿Qué pasa Lay?— Preguntó Alicia sonriendo.
—¿Puedo ver al perro?— Dijo Lay— ¡Siempre quise verlo!
—Jaja, por supuesto que sí— Dijo Alicia— Roberto estará muy feliz de tener visitas.
—¡Vamos Sofía!— Gritó Lay mientras corría hacia el patio.
Lay corrió hasta llegar al árbol que estaba en el centro del patio, cuando llegó ahí frenó para tomar aire.
—¿Su nombre era Roberto?— Preguntó Lay cuando me acerqué.
Yo asentí.
—¡¡¡¡¡¡Roberto!!!!!!— Gritó Lay con todas sus fuerzas.
Después de que Lay dejara de gritar Alicia vino para ver lo que pasaba.
—¿Qué sucede Lay?—Preguntó Alicia asomándose por la entrada al patio.
—Estoy llamando al perro— Dijo Lay.
—Deja que yo lo llame— Dijo Alicia.
—Bueno— Dijo Lay sonriendo.
—¡Roberto!— Gritó Alicia con tono de voz dulce.
Unos segundos después Roberto salió de detrás de una cerca. Al ver a Alicia, Roberto vino corriendo hasta ella.
—¡¡Es hermoso!!— Gritó Lay mientras se agachaba y acariciaba a Roberto— ¿Es un husky?
—Si— Dijo Alicia.
—¿Cómo pueden haber dejado a esta cosita en la calle?— Dijo Lay abrazando a Roberto.
—Yo me pregunté lo mismo cuando lo encontré— Dijo Alicia— Estos perros están realmente caros. Además, no son muy comunes por esta zona.
—Si, estos son perritos de las nieves— Dijo Lay, todavía abrazando a Roberto.
—Jaja, si tú quieres llamarlos así…— Dijo Alicia.
De repente se escuchó un ruido, el cual provenía de la puerta.
—Oh, es el timbre— Dijo Alicia— Voy a ver quien es.
Alicia se dirigió a la puerta, y cuando la abrió, vi al cazador.
—Hola— Dijo él sonriendo.
—Oh, hola Hugo— Dijo Alicia— ¿Pasa algo?
—Si— Dijo él poniéndose serio.
—Oh….— Dijo Alicia— ¿Qué sucede?
—Bueno….— Dijo él— Primero de todo, ¿Cómo está tu pierna?
—Bien, si, bien— Dijo ella— ya no me duele constantemente, solo cuando camino.
—¿Y que haces caminando? Preguntó él.
—Pues tocaron el timbre y yo fui a ver quien era— Dijo ella.
—Oh, Si, tienes razón….— Dijo él— Pero vallamos al grano; estaba caminando por aquí y vi un venado macho, le disparé, lo maté, y, entre otras cosas, lo asé.
—¿Lo asaste?— Preguntó ella.
—Si— Dijo él.
—Y…. ¿Qué pasa con eso?— Dijo ella.
—Pues….— Dijo él inclinándose hacia la derecha— Te lo traje para ti.
—Aww— Dijo ella poniendo voz tierna— Gracias Hugo, no era necesario.
—Si….— Dijo él— Los venados de aquí cuestan mucho dinero…. Lo bueno de ser cazador es que, restringidamente, puedo cazarlos y obtener su carne gratis, además sus astas son muy buenas para la decoración.
—Eh…. Muchas gracias— Dijo ella, cambiando la conversación.
—De nada— Dijo él.
—Hey, ¿Quién vino?— Preguntó Alice saliendo de la “cocina”— Oh, hola Hugo.
—Hola Alice— Dijo Hugo, con una mirada seria.
—Y….— Dijo Alice— ¿Qué es lo que pasa?
—Hugo nos ha traído un regalito— Dijo Alicia mientras mostraba una “canasta” en la cual estaba la supuesta carne de venado.
—Oh, wow— Dijo Alice— ¿Y a qué se debe todo esto?
—¿Y tú qué crees?— Dijo Hugo, aún más serio.
—Tengo mis teorías— Dijo Alice.
Hugo suspiró y dijo:
—Simplemente me sentía mal por no haberte ayudado más— Dijo él dirigiéndose a Alicia— Ya se que dirás “hiciste todo lo que pudiste” pero realmente pude haber ayudado más, simplemente con haber matado a ese lobo hubiera hecho la diferencia, pero no, no lo hice, fallé el disparo, tuve la oportunidad y no la aproveché. Y ahora, por culpa de eso, ese lobo sigue suelto y podría atacar a más personas.
—Está haciéndose la victima— Me susurró Lay— Finge estár triste, pero seguro que tiene otros planes. De todas formas, ya a matado a muchos animales…. Podría matar a otros también…. Entiendes lo que digo ¿Verdad?
Yo negué con la cabeza.
—Al ser un cazador pues mata animales.... Y.... Eh…. Bueno, No importa— Dijo ella— Sigamos escuchando.
Al concentrarme en la voz de Lay dejé de escuchar lo que decían Alicia, Alice y Hugo, y no pude saber lo que dijeron.
—Esta bien— Dijo Alice— Supongo….
—Si, yo creo que si— Dijo Hugo— Las aves son así.
—Bueno….— Dijo Alicia— Ya que nos fuimos por las ramas…. ¿Quieres entrar, Hugo?
—Ah, si— Dijo Alice— Es cierto, estuvimos hablando aquí parados todo este tiempo cuando podríamos estar sentados.
—Les agradezco mucho— Dijo Hugo— Pero debo decirles que tengo que irme.
—¿Por qué?— Preguntó Alicia— ¿A dónde te vas?
—Voy a una reunión con los otros cazadores del pueblo, y también vienen algunos de la ciudad— Dijo él, ya no tan serio.
—¿Y con qué objetivo hacen esa reunión?— Preguntó Alice.
—Vamos a reunirnos para buscar una manera de encontrar el escondite de los lobos— Dijo él
En ese momento Lay me dijo algo, pero no le presté atención porque estaba muy concentrada en lo que decía Hugo.
—¿Y ya tienen algo planeado?— Preguntó ella.
—Algo así— Dijo él— Tendremos la visita de un cazador proveniente de Europa del sur.
—¿Qué país?— Dijo ella— Hay muchos países en Europa del sur.
—No sé— Dijo él.
—Esta bien….— Suspiró ella— ¿Al menos entiende nuestro idioma? ¿Lo habla?
—Lo necesario….— Dijo él— Bueno…. Dejemos el cuestionario para otro día, ya debo irme.
—Bueno, chau— Dijo ella.
—Adiós Hugo— Dijo Alicia— Gracias por el venado.
—De nada— Dijo él mientras se iba.
—Bueno, volveré a la cocina— Dijo Alice.
—Lo bueno es que ya tenemos otra cosa que comer— Dijo Alicia.
—Si, además es mucha carne— Dijo Alice— Sobrará para la cena.
—Me pregunto cuál será el plan que tienen para encontrar a la manada— Dijo Lay— Ese hombre realmente es malo…. Espero que no haga daño a ningún otro animal, me gustaría que los cazadores no existieran. Si un lobo ataca a un humano, es por alguna razón, la cual puede ser: Para defender su territorio, para proteger a otros lobos, para defensa propia, también si lo molestan mientras comen, o duermen.
Lay tenía razón, Cedrack mordió a Alicia por una razón, Alicia le pisó una pata cuando se acercó al árbol.
—A mi me encantan los lobos— Dijo ella— De hecho, son mi animal preferido…. Ah, me olvidé de contarte, quería preguntarte si te gustaría ir algún día a conocer a mi grupo de amigos. Nos reunimos todos los domingos para charlar y, pues, hablar de nuestra vida. Si vas te cuento más de ello. ¿Te gustaría?
Yo lo pensé por un momento, no estaba segura de si quería ir o no. Pero no tenía nada mejor que hacer, además, según Lay, mañana ya podría hablar. Después de pensar en ello, acepte ir y asentí.
—¡Perfecto!— Dijo Lay, saltando de alegría— Iremos mañana.
Vimos a Alice dirigiéndose hacia la mesa con un “mantel” en sus brazos y Lay “aprovechó la situación” para preguntar algo a Alicia.
—Alicia— Dijo Lay sonriendo.
—¿Qué pasa?— Dijo Alicia, también sonriendo.
—¿Podría llevar a Sofía mañana a conocer el salón en donde nos juntamos con Sun, Jack y Violet?— Dijo Lay.
—Pero mañana es lunes— Dijo Alice.
—Que siempre nos juntemos un domingo no significa que no podemos juntarnos otro día— Dijo Lay— Además, ya que tuve que cancelar la reunión de hoy sería bueno que la hagamos otro día para compensarlo.
—Por mi está bien— Dijo Alicia— Así de paso Sofía puede socializar un poco más.
—Mmm….— Dijo Alice— Lo pensaré.
—Dale ma— Dijo Lay, poniéndose un poco nerviosa.
—Esta bien— Dijo Alice— De todas formas tú eres la líder del grupo, así que tú decides cuando hacerlo y cuando no.
—¡Si! Perfecto— Dijo Lay susurrando.
—Pero ahora vamos a comer— Dijo Alice— Ahí traigo la comida.
Alice se fue hacia la cocina y la Lay la siguió. Segundos después regresaron con muchas cosas en sus brazos (Entre ellas vasos, platos, cubiertos y servilletas, soy Luz uwu), después trajeron la comida, y Alice me invitó a sentarme.
Todo pasó muy rápido, y casi no se hablaba; la supuesta carne de venado sabía distinta a la que comí toda mi vida, pero me gustó igual. Entre las comidas había muchas “frutas y verduras”, pero de las que probé no me gustó ninguna, había otras que con solo verlas y/o olerlas ya me caían mal. También descubrí que a Lay no le gusta la carne, la verdad que no sé cómo hace para vivir sin ella, pero cada uno tiene sus gustos.
Al terminar de comer Lay y Alice llevaron todo a la cocina y regresaron unos minutos después. Alice se quedó hablando con Alicia, y Lay conmigo.
—Hoy me quedaré a dormir aquí— Dijo Lay— Así que nos veremos durante todo el día…. ¡Y mañana ya podrás hablar! Creo….
Mañana ya podría hablar, eso me ponía muy feliz, por fin podría comunicarme con los humanos.
—Voy a acariciar al perro otra vez— Dijo Lay— Si quieres ven, y si no, pues no. Yo no te obligo a nada.
Lay se fue hacia patio y yo quedé pensando ¡Ya no podía esperar más! Quería poder hablar ya, en ese mismo momento. Seguí pensando en eso hasta que sentí sueño y pensé: “Si me duermo el tiempo pasará más rápido, así que más rápido podré hablar”.
Me dirigí hacia mi habitación, me recosté en mi “cama”, y dejé que el sueño actúe en mí. Mañana…. cuando me despertara…. Por fin podría decir: ¡Puedo hablar!

Mi doble vida: Una historia de lobos y humanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora