17.

1.7K 82 1
                                    

-Tu con las manos arriba ahora y baja el arma- gritaba la oficial de policía al chico delgado de pelo largo que estaba parado en el medio de callejón -baja el arma es la ultima vez que te lo pido- al joven no le quedo otra opción que obedecer, sabia como era la policía de nueva York, sabia que le dispararía así que puso el arma en el piso y se dio la vuelta sin que se lo pidiera.

Cuando se dio la vuelta no esperaba encontrarse con ella, era la oficial Jefferson. Una mujer de temer con la que ya había compartido con anterioridad, por eso sabia que era peligrosa y no el mal sentido de la palabra, no era una loca psicópata era una mujer sexy, de carácter fuerte y el en varias ocasiones se había sentido gravitar hacia ella y la ultima vez hace seis mese se desaparecido de la cama de la pelirroja sin decir nada y sin llamarla. No era un patán pero no sabia como volver a contactar con ella después de haber tenido sexo sin tener ningún tipo de relación ni nada por el estilo.

-Estas en la ciudad y no pensabas llamarme, aunque claro no tienes mucha fama de llamarle a tus mujeres después de salir huyendo del hotel por las mañanas- aquello sin duda se lo merecía pero era mejor que fuera ella así no pasaría un mal rato en la estación, Spencer se agacho para recoger su arma, pero antes de siquiera poder estar cerca de tomarla volvió escuchar el estruendoso grito de la mujer -suelta el arma y date la vuelta-

-Soy agente federal puedo portar un arma, estaba en la cafetería al final de la calle y cuando regresaba a mi hotel escuche ruidos aquí así que decidí venir a investigar- se defendió pero ella no bajo su arma.

-¿Tienes tu permiso para portar armas contigo?- el no respondió tan solo entre cerro los ojos sin querer creer lo que estaba por pasar.

-No, no lo tengo pero sabes que soy agente del FBI así que deja esto y baja el arma- esta vez su voz sonó más amenazante.

-Quiero ver tu placa- estaba sucediendo todos cual lo predijo.

-No, me la deje en el hotel- entonces ella se puso tras de el y de una manera demasiado provocativa para ser la manera en que suele tratar a todas las personas que detiene, lo esposo.

-Esta detenido por portar un arma ilegalmente, por intento de extorsión a un agente de la policía y por identificarse falsamente como agente de FBI. Tiene derecho a guardar silencio todo lo que diga será y esta siendo usado en su contra, tiene derecho a una llamada y aun abogado, si no puede pagar uno el estado se lo asignara- mientras le leía sus derechos el pudo jurar que lo estaba disfrutando y ahora el equipo tendría que ir a sacarlo.

Durante el trayecto de aquel callejón ala estación ninguno dijo nada, probablemente el solo tendría que disculparse y todo se solucionaría. Llegaron y todo siguió el protocolo que se sigue con cualquier detenido -¿qué hay Jefferson? ¿a quién tenemos ahí?- pregunto otra uniformada, una mujer de piel morena y cabello corto que parecía tener mucha empatía por su captora.

-Nadie importante solo un idiota que levante en un callejón-

-Que cargos le imputo la otra mujer comenzó a teclear algo en su ordenador y sus esperanzas de que todo solo fuera una broma de mal gusto por parte de Jefferson se esfumaban.

-Solo que olvido llamarme y que es tan idiota como para salir del hotel con su arma pero sin placa- aquello le dio un poco de calma sabia que no podían darle cargos por no llamarla pero sabia que aun así le harían pasar un mal rato por olvidarlo.

-Doce horas-

-Si doce horas- hablaban como si el no estuviera ahí y eso le molestaba. Pero le molestaba aun mas, el hecho de que tendría que pasar ahí doce horas solo por no llamarla y sabia que no podía llamar a nadie, por que ni siquiera le tomarían datos o le levantarían cargos.

La guapa muchacha lo llevo a una celda y lo dejo ahí por un par de horas y luego volvió con las llaves en la mano -así que ¿crees que este es tiempo necesario como para que consideres llamarme la próxima vez que estés cerca y para no volver a abandonar mi cama sin avisarme?- no obtuvo mas respuesta que un leve asentimiento con la cabeza -bien vamos, ¿mi casa o tu hotel?-

El no era idiota sabia lo que iba a pasar y por nada del mundo le diría que no -en mi hotel así me puedes abandonar ahí después- se marcharon de ahí a toda prisa rumbo al hotel donde Spencer tendría oportunidad de vengarse por las dos horas tras las rejas .

-Vamos doctor ¿ qué opinas de que me deje el uniforme? A mi me parece sexy- entraron a la bonita habitación

¡hey! ya tenemos 1k de lecturas y eso esta muy guay, así que gracias por leer, espero sus comentarios y si alguien tiene un pedido igual déjenlo en los comentarios.

No olviden votar.

one shots Spencer Reid Donde viven las historias. Descúbrelo ahora