La casa del bosque

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||Thomas||

—No puedo creerlo, ¿De veras van a dejarme con ellos? ¿Es una broma? ¿Acaso ya olvidaron lo que le pasó a mi hermano? Si, estoy hablando de Sam ¡El chico al que negaron como hijo! —les preguntó Thomas a ambos de sus padres, los cuales estaban bajando las escaleras, ignorando a su hijo hasta que llegaron al último escalón.

—Hablas como si se fuera a acabar el mundo. Estás exagerando de nuevo Tom —le dijo su madre al tiempo que el padre de Thomas tomaba dos maletas y las metía al auto.

—Oh, ¿Ahora yo soy el que está exagerando? Vamos, ¿No sería más fácil quedarme para terminar mi último año de colegio con mis amigos? Si voy con los abuelos tendré que empezar en un nuevo colegio, ¿Sabes cuánto papeleo es eso? Tendré que hacer amigos, ¿Y que pasará con Sam? Enloquecerá —dijo Thomas mirando fijamente a su madre, la cuál viró sus ojos.

—Tom, cariño. Sube al auto. No querrás llegar tarde —dijo con una sonrisa al tiempo que se sentaba en el asiento del copiloto.

—Bien —murmuró subiendo al auto de mala gana, sacando su celular.

—Cariño —lo llamó su madre, pero al ver que Thomas no le prestaba atención le arrebató su celular y justo en ese momento a Thomas le llegó un mensaje—, Oh, Lizzie te escribió, dice que...

—Mamá... —se quejó Thomas, pero su madre lo mandó a callar.

—Chst, no me interrumpas cuando hablo. En fin, mírame a los ojos cuando hablo Tom. Bien, ¡Hey! No me vires los ojos, soy tu madre, la que te crió, merezco más respeto. ¡Sólo por eso no te devolveré tu celular!

Thomas volvió a virar los ojos girando la cabeza para ver por la ventana, donde vio a su padre cerrar la puerta de su casa antes de subir al auto.

—Considera esto como... un nuevo comienzo —dijo su padre apenas entró, tomando la mano de su esposa sonriéndole antes de mirar a Thomas—, por cierto, alguien dejó esto junto al correo está mañana. Es para ti —inmediatamente le entregó un paquete que estaba envuelto en papeles y atado por dos sogas—. Te sugeriría no abrirlo en mi auto Thomas, quién sabe que podría ser. Mejor ábrelo cuando llegues a la casa de tus abuelos —le sugirió al tiempo que ponía en marcha el auto.

—Intentaré hacerlo —dijo Thomas sarcásticamente mientras ponía al paquete en el asiento a su lado.

Thomas volvió a dirigir su vista a la ventana del auto, notando como las gotas de lluvia empezaban a caer. Thomas gruñó por lo bajo, generalmente la lluvia no le preocupaba tanto, pero conociendo a sus padres, lo más probable era que lo dejaran al inicio del bosque, dejándolo a su suerte.

Thomas aún no podía creer que volvería a ver a sus abuelos después de tanto tiempo. Después de todo, sus abuelos vivían lejos, en un pequeño pueblo cerca del bosque. ¿Lo mejor de todo? Thomas se quedaría en la casa de sus abuelos hasta que terminara la universidad, ¡Lo cual le daría muchas experiencias! (Palabras que había usado su madre al referirse a aquello)
Thomas posó su vista en el vecindario en el que había pasado su niñez entera, y poco a poco, empezó a cerrar los párpados dejándose llevar por el sueño.

|Δ|

—¿Thomas? Thomas, hijo. ¡Despierta! —Thomas emitió un gruñido cuando sintió como su padre lo sacudía fuertemente.

—Estoy despierto —murmuró Thomas dejando salir un bostezo.

Su padre salió del auto  y Thomas también siguió su ejemplo, sin olvidarse de llevar el paquete consigo.

—Tenemos que irnos —avisó la madre de Thomas  mientras dejaba las maletas en el suelo—, te quiero Tom, no lo olvides. Nos veremos más pronto de lo que imaginas —le dijo, atrapándolo en un abrazo.

—Se que no quieres oír esto pero... cuida a mi hermano por mi —le susurró Thomas mientras se separaba de ella y la miraba a los ojos seriamente—, es tu hijo.

—Lo prometo —dijo ella sonriendo, antes de decidir que no le había dado los abrazos suficientes, así que volvió  a abrazarlo. La diferencia fue que cuando ella  se separó de él, tenía los ojos cristalizados—. Adiós, ya te estoy extrañando—su voz se rompió en llanto y abrazó al papá de Thomas, si quería que me quedara, ¿por qué me envía donde sus padres?

—Adiós —se despidió él mientras tomaba una de las maletas y la sostenía y se despedía con la otra mano de sus padres.

Sus padres subieron al auto y se alejaron rápidamente, dejándolo solo, en medio del bosque, junto a un par de grandes maletas. Thomas reconoció inmediatamente el lugar donde estaba, Sam y él solían jugar por ahí, apenas era la entrada del bosque. Si su memoria no le fallaba, la casa de sus abuelos no estaba muy lejos. Thomas empezó a caminar, fue algo demorado y más cansado por las maletas ya que su madre había insistido en que él llevara muchas cosas, tenía la ropa suficiente para quedar varado en medio de la nada por nueve meses y aun tendría ropa limpia de sobra.

Vería a sus abuelos nuevamente. La casa de sus abuelos nunca había sido normal, su abuelo siempre le había dicho que aquella casa tenía más secretos de los que pudiera imaginar. Cuando Thomas fue pequeño, su abuelo había sido su héroe. Ahora, si retrocedía el tiempo, Thomas opinaba que su abuelo estaba algo loco, hablaba de su casa como si esta tuviera vida propia.

Finalmente después de una larga caminata y varios tropiezos en el lodo, Thomas encontró la casa de sus abuelos, era grande a pesar de que sólo vivieran dos personas ahí, incluso tenía habitaciones de sobra. La pintura que alguna vez había sido blanca ahora parecía gris, Thomas nunca supo si era por la antigüedad de la casa o por la humedad del aire. Thomas subió el umbral y alzó la mano para tocar la puerta, pero la detuvo a medio camino, cerró los ojos y tomó aire, preparándose mentalmente.

Thomas, después de una pequeña batalla contra su subconsciente, tocó la puerta con los nudillos y se preparó para lo que su padre había apodado, "un nuevo comienzo".

La chica de la fotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora