Dos chicos cruzaron miradas dentro de aquel metro, uno de ellos se levantó de su asiento para sostenerse de la barandilla, evitó mirar de nuevo a el contrario, el cual se levantó de su correspondiente asiento para sostenerse de la baranda al igual que el pelinegro.
- ¿a què juegas niño? - su voz ronca pasó raspando asia sus oidos, que lo hizo helar al escucharlo-
- yo...solo me levanté - un color carmesi se instanlo en sus regordetas mejillas-
- y una mierda - se aserco de una manera amenazadoramente serca de el que incluso sus pestañas golpeaban con las contrarias- entonces...yo solo quiero besarte - y sin más sus delgados labios chocaron con los esponjosos y rojisos del rubio-
El beso no tenia limites, nisiquiera se aproximaba un final definido, el tiempo era lo de menos en aquellos instantes. El sabor a menta con cigarro se presentó, causando una corriente electrica por toda su espina dorsal. Colocó su diestra en su nuca para asercarlo más a el, un movimiento que hizo el pelinegro para ladear sus cabezas y hacer más profundo el beso. Un jadeo de parte del rubio que fue ahogado por el pelinegro, ya que este habia mordido su labio inferior para después adentrar su curiosa lengua para explorar toda su clavidad bucal, el beso que desde un principio era tierno se habia tornado uno mojado y lleno de pasión. Sus pechos golpeaban uno con el otro gracias a la gran sercania que habia en ellos.
Sus ojos brillaban de una forma inexplicable pero que solo ellos y yo sabiamos de que se trataba -amor- era la palabra que describia su mundo, en el que ellos eran los protagonistas y los demás no inportaban en aquella burbuja de colores y pasión, en el que el amor era la corona que ellos posaban sobre sus cabezas.
El metro y yo habiamos sido testigos de aquella escena tan calurosa y amorosa, donde el secreto tenia que ser guardado en un cofre de oro con la herradura más comfortante del planeta.
Sus gatunos ojos chocaron con los mios, y en ese momento me presentó un ademan de sierre en la boca, un asentimiento fue lo unico que recibio de mi parte.
El metro habia parado y la pareja entrelazo sus dedos para bajar. El rubio volteo asia atras mirando asia mi lugar y a punto de bajar completamente su mano volaba en el aire en forma de despedida, sonrriendo desaparecieron del lugar.
Ese recuerdo siempre ronda por mi cabeza dandome una sonrrisa y alegrando mi día de alguna forma.
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