¿Qué somos? (Kookmin)

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Viajó hasta Busan solo para humillarse a sí mismo, caminó a lo que sería su habitación en ese hotel, pasó la tarjeta para abrirla, antes de entrar volteó a ver a la persona que lo acompañó.

-Jungkook ¿Estás seguro de estar aquí? -su rostro con ojeras decía mucho, no supo cómo el pelinegro se había enterado de esa supuesta fiesta o cena en ese lugar, ninguno de los dos debería estar allí, pero lo hicieron. Namjoon lo había invitado personalmente y sería la última vez, solo para que su corazón aceptara que el alfa no le pertenecía -¿No harás algo como destruir la cena verdad? -sonrió un poco cuando el alfa le devolvió una pequeña sonrisa al bromear.

-No Jin, solo le daré el apoyo que necesita, como su amigo. Yo sé que quería que estuviese aquí, aunque no me haya invitado... -dobló hacia el ascensor para irse a su habitación -Te dejo en tu habitación, iré en la mía. Buenas noches.

-Cierto, nos vemos en la noche. Te espero aquí para ir juntos, descansa -cerró la puerta para ir su cama, dormir sería la solución a su corazón a punto de llorar, esta sería la verdadera cena de compromiso formal donde los dos empezarían los preparativos de su boda.

El pelinegro se encontraba dentro de su habitación alquilada, sacó una sudadera negra para colocársela y poner un poco de música para dormir un rato mientras daba la hora de la dichosa cena. Lo odiaba, de verdad estaba odiando este día. Fue gracias a Namjoon que lo llamó para que pudiera asistir, no le gustó que fuera él, pero cómo había mencionado antes, Jimin no fue capaz de invitarlo, lo entendía después de casi hacerlo suyo en la pared importándole un poco su felicidad con otro alfa, por eso tuvo que tragarse su corazón y orgullo para asistir, darle a Jimin su fortaleza y bendición solo como amigo, se lo merecía, sería un ángel que se llevaría ese alfa. Había perdido.

Sin poder conciliar el sueño, a pesar de dormir poco en la noche anterior y tener un inmenso cansancio optó por levantarse para realizar un poco de actividad física en la piscina, descargar su estrés antes de bañarse e irse a la cena con Seokjin. Siguió las indicaciones en los letreros buscando el piso donde se encontraba ese lugar, caminó un buen rato para darse cuenta que fue mala idea utilizar las escaleras y no el ascensor para llegar allí. Entró en un pasillo para tomar el ascensor y regresar resignado, con pocos ánimos de encontrar la piscina. Subió al pequeño ascensor vacío, no hizo mucho para especificar su piso, por lo que ese pequeño lugar se abría cada vez para que alguien pudiera subirse, fue así en los tres pisos sin que alguien se subiera, cerró los ojos un momento con un dolor de cabeza querer surgir. El sonido del ascensor indicó que había llegado a un piso, las puertas se abrieron, pero en este sintió un aroma llamándole, abrió los ojos y pudo salir antes que este se cerrase.

El aroma era tan dulce y tentador, su alfa estaba ansioso por querer ir a lado de la persona que exhalaba ese aroma de su cuerpo para hacerlo suyo y calmar su dolor, su corazón latía en cada paso sabiendo que se podía tratar del omega.

-Jimin... -susurró bajo. Caminó siguiendo su instinto, no estaba seguro que fuera él o si podría verlo, pero no le importaba, solo quería llenarse de ese bonito aroma cautivante.

El omega se encontraba sudando, mojando su ropa puesta, su temperatura elevada causaba estragos en su mente no dejándole pensar bien y el dolor potente en su vientre no quería que abandonara su cama, aun en su forma dolorosa cotidiana debía de consumir un maldito supresor que no haría más que bajarle un poco la temperatura, cualquier cosa servía, aunque no fuera en totalidad, por eso había pedido uno al servicio a la habitación. Se arrastró a la orilla de la cama para sentarse mientras se quitaba la ropa que dolorosamente rozaba su piel, la dejó en el piso caminando despacio para llegar al baño, allí dejó caer el agua aguantando el dolor que le producía todo. Después de su ducha llamaría a Namjoon para cancelar la cena, no podía salir de esa manera y ver a un alfa, aunque muy pronto debía de acoplarse con su prometido, ese día sería el fin a los juegos de su mente inestable, podía hacerlo, se supone que era su alfa.