Veiticinco años tenía Rayo cuando lo ungieron sacerdote supremo de la magia Sombra.
Aún lo recordaba. Su anciano antecesor se levantó del trono, tembloroso, con el peso de la edad a sus espaldas. Se desnudó allí, ante él y ante otros miles de magos y brujas, mientras un silencio sepulcral cubría la Fortaleza de Dios."Olía a muerte. Como yo ahora...", pensó Rayo con nostalgia. Sí, el tacto de la vieja sotana no había sido tan impresionante como le aseguraron sus amigos y colegas. Pero se sintió poderoso cuando se la puso encima, mientras al antiguo Supremo le pasaban una simple túnica para taparse sus decaídas vergüenzas.
Y cuando el anciano le ofreció el bastón como último signo de que ahora gobernaría a todos los magos y brujas sombra del continente, no pudo evitar una lágrima de alegría. Para cerrar la consagración, todos -incluyendo al exsupremo- se arrodillaron ante él.
En aquella época fue Rayo Piedra Río el hombre más famoso de Rallzar, por ser el primer joven en poseer la responsabilidad de Sumo.
Ahora seguía con esa tarea, solo que sesenta años más viejo y débil. Solo que ahora lo querían matar.
"¿Cuando dejaron de respetarme así?". El bosque se tornaba oscuro. Los árboles parecían monstruos esqueléticos a aquellas horas de la tarde, y la Aurora de Dios pintaba el cielo con violeta, azul y agua marina. Era lo único bello y calmante.
Rayo no pudo más. Se sentó encima de la raíz de un árbol y recostó su espalda contra el húmedo tronco. Pronto anochecería.
"Ojalá y fuera un mago Alma. Así construiría, con ayuda de los animales, algún refugio". Los magos Alma tenían el poder de comunicarse con la naturaleza; eran amigos del bosque. Sin embargo, un mago Sombra en un lugar así era otro hombre más, aún cuando fuera el Sumo sacerdote. La madre tierra no le tendría piedad.
Faltaba poco. El pozo que descubrió de joven estaba a unos kilómetros nada más. Solo debía hacer un poco de esfuerzo... y estaría a salvo de sus perseguidores.
Estaba lejos de casa con una bolsa de huesos en las manos, si es que la Fortaleza de Dios era realmente su hogar. Pero valdría la pena aquel sacrificio para consumar el proyecto que su antecesor le ordenó: "Tienes que perfeccionar este arte. Revolucionará al mundo sombra, y las otras clases de magos nunca más nos mirarán con desprecio". Por eso lo había elegido tan joven. Él era el único que podía hacerlo.
Había estado estudiando el líquido que encontró a los quince años. Era negra, espesa, pesada e inflamable. Pronto descubrió que tenía control sobre él. Y, hacía unos años, confirmó que realmente la sustancia tenía vida..., realmente aquella "cosa" estaba viva. Y sólo mostraba esta señal cuando un mago sombra estaba cerca.
"Petróleo", lo había nombrado. Descubrió que estaba hecha de antiguos cuerpos que tardaron años en descomponerse.
Y ahora Rayo lo usaría a su favor. Esos malditos traidores iban a morir.
Su enojo se acrecentó. Se levantó y partió de nuevo, ignorando su pie dislocado.
Cuando llegó a la cueva, al pie de la montaña, se sintió triunfal, hasta que se oyeron los primeros gritos de aviso de los hombres que lo habían descubierto.
Magos sombra y magos esencia buscaban al Sumo Rayo Piedra Río, quien había matado al hechicero sombra Bourajem, y cuyo cadáver desolló por completo.
Cuando el viejo Rayo lanzó los huesos de su hermano al lodo negro, y cuando derramó una gota de su propia sangre mientras pronunciaba el hechizo, los Defensores de la Ley entraron a por él.
-Sumo de la magia Sombra de la Fortaleza de Dios, será detenido por cometer este terrible pecado contra la Ley -exclamó un mago sombra.
-Traidor. No entiendes que el proyecto lo requiere.
Todo sucedió muy rápido. Un monstruo salió de un pozo negro. Tenía forma humana y era negra como la noche. Era el doble de alto que un hombre normal. Con una orden de Rayo, la criatura atacó a su objetivo más cercano, y una bruja cayó entre gritos, sin la mitad del cuello.
Hubieran muerto todos de no haber sido porque, en el frenesí del suceso, Rayo sufrió un paro cardíaco. Y al instante en que él murió, su criatura también se desplomó al suelo, inerte.
Los magos que quedaron observaron el petróleo con curiosidad.
Aún estaba vivo.
Era un gran descubrimiento el que hacían...
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Cuentos Rallzarnianos
FantasyEste es un mundo extraño. Se ha vuelto pequeño. Cierto. Sin embargo, las maravillas que surcan todas sus tierras te maravillarán. Porque el que entra al Continente Rallzar se sumerge en un espacio deslumbrante. Anímate a descubrir algunos de sus má...