Han Jisung, un chico de 17 años, sólo vivía con su madre y su hermana mayor, Soyeoj. Se mudaban a su ciudad natal, Daegu, los tres nacieron allí, pero cuándo Soyeon comenzó la secundaria se mudaron. Habían estado en varios lugares de corea debido al trabajo de su madre, estaban acostumbrados a despedirse de las personas con las que habían logrado formar algún tipo de relación.
Daegu, su madre prometió que de ahí no se irían, quería que su hija y su hijo terminaran todos sus estudios allí.
Estudios, algo que atormentaba a Han Jisung.
Ya habían pasado 3 días de su mudanza, era una casa bastante grande, aunque la señora Han era soltera y no contaba con el padre de los niños, pero, era una persona independiente, exitosa y adirenada, quería que sus hijos también lo fuesen.
-Jisung, Soyeon, vayan a conocer la zona, y hagan amigos, no se encierren. -Ordenó la señora Han mientras organizaba la sala de estar, como si conocer gente fuese tan sencillo, tal vez lo era.
La mayor de ambos terminó de alistarse, se colocó perfume y salió de su hogar para salir junto con sus amigos de la infancia y su novio, habían mantenido una gran relación a distancia hasta ahora, la vida "perfecta" según terceros.
▪ ▪ ▪
Lee Minho era un chico de último año, tenía 18, conocido por toda su escuela y vecindario, obviamente no era de esos chicos malos que eran conocidos porque la mayoría sintiese miedo al estar cerca de él. De hecho, Lee era un chico genial, solía ser bueno socializando y tenía un lindo novio, Jeongin, lo amaba con todo su corazón y sólo tenía ojos para su pequeño.
O eso creía.
Jisug fué el último en salir de su casa, con la cabeza baja y pateando una piedra con mala cara comenzó a caminar por la orilla de la calle, no pasaban muchos autos por allí, por lo tanto caminaba tranquilo.
Al llegar a una pequeña plaza algo vacía, exepto por algunas parejas o jóvenes que se encontraban en su mundo, se sentó en un banco a escuchar música, pasaron los minutos y quedó completamente dormido. Han era un chico bastante inocente y despistado, pero no era tonto, sólo le faltaba algo de atención, creció y pasó su infancia mayormente sólo. Abrió lentamente sus ojos al sentir unas suaves palmaditas en su cabeza, reconocía ese rostro, pero no sabía de dónde.-Lee Minho, un gusto, ¿me recuerdas?- Exactamente, Lee Minho, el niño con el que jugaba a las escondidas cuando apenas tenían 4 o 5 años, sus madres eran grandes amigas y la señora Lee siempre quiso que su hijo se casara con Soyeon, pero al saber que Minho tenía novio y prefería a los chicos tuvo que olvidarse de que eso llegase a pasar.
-Si, claro, te recuerdo. - Contestó Jisung con una leve sonrisa refregando sus ojos y acomodándose en su lugar.
-Que bien, ¿tienes mucho sueño? ¿quieres que vayamos a tu casa y nos contamos lo que nos perdimos del otro todos estos años?- Ofreció Lee sonriendo, prácticamente se había invitado solo a la casa ajena, pero Han no iba a negarse, quería hacer amigos allí, y al parecer Minho parecía a amable e interesado en establecer una amistad también.
-Me parece una buena idea. - Ambos se levantaron y tuvieron un camino silencioso, no era un silencio incómodo, por supuesto, era un silencio sano. Al llegar Jisung abrió la puerta, ambas madres se encontraban tomándo café mientras conversaban gustosas, al ver a sus hijos le sonrieron a ambos y siguieron en lo suyo.
-No me dijiste que tu mamá estaba con la mía en mi casa.- Comentó Jisung mientras subían las escaleras.
-Quería ver si dejabas entrar a tu casa a un chico que no veías como hace 13 años. - Entraron a la habitación del menor y se sentaron en la orilla de la cama, Minho comenzó a dar conversación.
-Te contaré un poco sobre estos años.- Suspiró mientras pensaba como comenzar.
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Don't leave me, Hyung.
FanfictionEstán destinados, pero no la sabrán hasta que sea tarde.