Teen Wolves [En Edición]

Sometimes nightmares come true

Stefan despertó cuando escuchó que tocaban la puerta. Se desenredó de las sábanas y de Jasper para abrir la puerta. Lo que encontró al otro lado, le dejó atónito.

—Hola, Stefan.

Elena tenía una sonrisa, tal como las que solía darle cuando estaban juntos y felices, ajenos a todo el tormento por el que ella le haría pasar.

—¿Que estás haciendo aquí, Elena? —la mujer se autoinvitó a pasar a su casa.

—Damon me dijo dónde estabas y quise hablar contigo.

—A las dos de la mañana —recitó el vampiro con la ceja arqueada. La chica boqueó cual pez.

—Es mucho tiempo en auto desde Virginia hasta California.

—Claro. Mira, Elena, es tarde, y mañana tengo...

—¿Stefan?

El recién mencionado giró sobre sus talones para encontrarse a Jasper. Cabello hecho un desastre, barba de tres días, con sólo unos pantalones deportivos encima y tan perfecto como siempre.

—Jasper, ella es Elena.

Stefan los presentó con una mueca. El castaño asintió y le extendió la mano a la mujer, quien, con la sonrisa más hipócrita que existía en el mundo, le devolvió el saludo.

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—No sabía que ella iba a venir ni que me pediría hablar. Lo juro —dijo Stefan apenas la mujer se fue. Jasper apretó con fuerza los labios—. Lo juro, Jasper.

—No soy nadie para juzgar, pero no me agrada.

—Lo entiendo —Jasper cruzó los brazos y miró a Stefan por varios segundos—. Sé lo que me vas a pedir y no puedo hacer eso.

—Stefan...

—Jasper... —el vampiro rubio se acercó al castaño y lo hizo descruzar los brazos para poder abrazarlo por la cintura—. Ella fue alguien importante para mí. A pesar de todo lo que hizo, le tomé cariño, y por eso no puedo negarle el que hablemos. Realmente necesitamos resolver las diferencias que dejó Damon a su paso.

—No puedes culpar a tu hermano por esto, él también la quiso y ella los engañó a ambos —dijo el castaño—. No se merece que le concedas una charla.

—Jas, mírame —el vampiró le tomó el rostro entre sus manos—. Sólo hablaré con ella, dejaré que me explique porqué nos hizo esto. Y es todo.

Jasper lo miró no muy convencido.

—Esa mujer trama algo, Stefan. Y mientras tú resuelves tus diferencias con ella como si fueran ingleses, yo tendré que vigilarla.

Stefan rió contra el cuello de su novio, pero asintió.

—Mi perfecto cabellero de brillante armadura me cuida —y Jasper le golpeó el hombro con fuerza, provocando que Stefan riera aún más.

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Y los instintos de Jasper, como siempre, no le fallaron. Elena se había unido con muchas familias cazadoras, de las antiguas, del tipo que no respetaban el nuevo código de cazadores y mataban a cada ser sobrenatural que hallaran.

Cada día que pasaba, era un día de ventaja que Elena ganaba. Había hablado con Stefan, se había ganado su confianza y luego había ido a por Damon, quien no se dejó engañar ni por un pelo. El hombre ya había visto la verdadera cara de Elena, y sus falsas disculpas no le harían caer una vez más por ella, no cuando tenía un pequeño niño que cuidar.