Pese a todo, odiaba a esa mujer, su rubio y perfecto pelo, que no paraba de mover como si estuviera haciendo un anuncio de shampoo.
Decidió darse la vuelta y dejar de torturarse mirándolos. Al hacerlo, se vio reflejada en el horno y se dio cuenta de que, no sólo había aparecido antes con un sujetador en la cabeza, sino que aún llevaba puesto el vestido de novia hecho con papel higiénico. Había sido parte de un juego con el que se habían divertido mucho.
—¡Vaya, hombre! —exclamó entre dientes mientras se lo arrancaba.
Debajo llevaba unos pantalones beige y una camiseta granate. Nada que pudiera compararse con los pantalones pitillos y el sexy top sin tirantes que lucía Yamila. Cuando terminó de quitarse el papel lo tiró a la basura, recordando al mismo tiempo su promesa. Al fin y al cabo, se había propuesto apartarse durante un tiempo de los hombres.
—¡Sálvame!
Luna dio un respingo y se giró deprisa, encontrando a Matteo en la puerta de la cocina. Sin Yamila.
—¿Que te salve? —repitió ella.
Él miró un segundo por encima de su hombro.
—Yamila Sánchez —le susurró—. Me he escapado vivo de milagro. Creo que me está acosando.
Luna se rió. No sólo por cómo lo dijo él sino porque se sentía aliviada.
—¿Que te está acosando? —preguntó ella fingiendo sorpresa.
—Vino a vivir aquí hace unos seis meses y me ha estado volviendo loco desde entonces. Viene a menudo al restaurante y siempre quiere que me siente con ella a la mesa, como si fuera uno de los aperitivos de la carta. También asiste a nuestros partidos. Y después me espera en la puerta de los vestuarios para pescarme y repasar conmigo todas las jugadas. A veces pienso que se pasa todo el día dando vueltas por el pueblo, esperando a que yo aparezca, porque parece que siempre está en el mismo sitio que yo. No me puedo librar de ella.
—Quizás deberías dejar de intentarlo —sugirió Luna.
Matteo se acercó más a ella, se inclinó sobre Luna como para confiarle un secreto.
—No me gusta —susurró.
Ella se sintió más satisfecha con la confesión de lo que debía estarlo.
—Y tampoco debería gustarte a ti —añadió Matteo—. Odia el azúcar. Nunca come postre. Debe de ser de otro planeta.
Luna no podía dejar de sonreír.
—Entonces, ¿Qué quieres que haga? ¿Esconderte en la despensa?
Eso hizo que le dedicara media sonrisa pícara.
—Mmm... No sé. ¿Te esconderías tú conmigo?
Matteo no tenía ni idea de lo tentadora que era la idea para ella.
—Creo que no —repuso Luna.
Y en ese instante apareció Yamila en la puerta.
—Pensé que habías venido a beber un vaso de agua, no a hablar con Luna. ¿Necesitas ayuda?
—No, gracias. Soy capaz de beber agua por mí mismo. Pero, por favor, no me esperes. Después tengo que cumplir la promesa que hice y presentarle a Luna a todos los jugadores de la plantilla. Es una especie de cortesía entre el padrino y la dama de honor, ya sabes.
Luna intervino antes de que Yamila pudiese decir nada.
—Gastón y Nina le han obligado a hacer de anfitrión conmigo, como ellos están tan ocupados...
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Regalo De Bodas › Lutteo {Adaptada]
FanfictionQuizá encontrara el amor de su vida en la boda de su mejor amiga... ❥ Fecha de publicación: 19.05.19 ❥ Fecha de finalización: 11.08.19 ❥ Editada: 10.04.22 ❥ Historia adaptada. ❥ Todos los derechos y créditos reservados a su autora original.