El retrovisor reflejaba un cielo lleno de nubes oscuras, señal de que se avecinaba una tormenta. El conductor detuvo el vehículo en el que iba, salí del auto rojo y observé un parque; tenía flores pero no árboles, en lugar de ellos abundaban postes de luz y a pesar de que era temprano en la mañana se mantenían encendidas. Pensé que todo aquel lugar me recordaba a algo, o a alguien quizás.
Observé a mí alrededor y noté que se encontraban varias personas limpiando el césped.
̶ ̶ Hola, buenos días. ̶ ̶ Los saludé como si ya los hubiese conocido, pero su reacción fue inesperada.
̶ ̶ Nadie nos saluda desde hace ya mucho tiempo. ̶̶ ̶ Mencionó una de ellos.
̶̶ ̶ ¿Nadie?
̶ ̶ Nadie. ̶ ̶ Aquella anciana negó con la cabeza.
̶ ̶ ¿Por qué no? ̶ ̶ Pregunté curiosa.
̶ ̶ No somos importantes aquí... ̶ ̶ Mencionó otro de los ancianos y añadió mirándome fijamente. ̶ ̶ Recuerdo que la última vez fue hace 7 años; una pequeña niña se nos acercó y nos dio una flor azul a cada uno, sonrío cada vez que recuerdo la frase que me dijo al dármela: "Una simple sonrisa puede provocar el fin de una tormenta e iniciar un arcoíris en tu corazón....".
̶ ̶ "O en el corazón de los demás." ̶ ̶ Completé la frase sin darme cuenta.
̶ ̶ O en el corazón de los demás. ̶ ̶ El anciano me sonrió afirmando lo que dije.
̶ ̶ ¿Y qué sucedió con aquella niña? ¿No regreso después? ̶ ̶ Pregunté.
̶ ̶ No supimos nada de ella durante 7 años, hasta hoy.
̶ ̶ ¿Hasta hoy? ̶ ̶ Sentí un escalofrío extrañado recorriendo mi cuerpo.
̶ ̶ ¿No sabe quién es usted? ̶ ̶ Me preguntó la anciana confusa.
̶ ̶ No lo sé, discúlpeme. Que tenga un buen día. ̶̶ ̶ Me despedí y le fingí una sonrisa aun perpleja de la situación.
̶̶ ̶ Tenga cuidado señorita. ̶ ̶ Me gritó a lo lejos mientras me alejaba ¿Cuidado? ¿Por qué tendría que tener cuidado?
Me dirigí hasta un portón de madera, era grande y de color negro, estaba medio abierto. Curiosa me acerqué a ver lo que había detrás de aquellas puertas y descubrí un hermoso mar infinito con agua cristalina y arena blanca como si fuese nieve, no había personas. Entré, y a parte de la arena toque el agua con el pie desnudo, todo era frio y la arena si era nieve, me estaba congelando, corrí y cerré la puerta rápidamente y confundida. Cerré aquellas puertas gigantes sin que nadie me viera y caminé en busca de mi madre o del auto rojo que me trajo hasta este lugar.
Como era de esperarse la lluvia comenzó a precipitarse, miré a mí alrededor esperando encontrar algún lugar cálido para refugiarme, pues solo llevaba puesto un vestido color rojo a la rodilla y hacía frio, pero además del parque de luces solo se encontraban muros que llegaban a los tres o cuatro metros de altura. Decidí caminar y, a pesar de que no conocía su destino, tomé de regreso la misma carretera que me condujo hasta este lugar. Luego de unos segundos ya no importó la lluvia y el hecho de estar empapada
̶̶ ̶ ¡Señorita, el camino no es por ahí! ̶ ̶ Giré y observé al anciano. Me señalaba otro camino, llevaba hacia una cabaña.
̶ ̶ ¿Una cabaña? ̶ Mencioné confundida.
̶ ̶ ¡El joven la espera y el tiempo se le termina!
̶ ̶ ¿Joven? ¿Quién? ̶ ̶ Noté que el anciano se alejaba. ̶ ̶ ¡Espere, por favor! ¿Me lo podría decir? ¿Cómo se llama este lugar? ̶ ̶ Al cabo de unos segundos observé que a mi alrededor ya no había nadie y tampoco había letreros que señalaran el nombre del lugar en el que me encontraba. Estaba sola y considere la leve posibilidad de que estaba totalmente perdida.
Mi ritmo cardiaco se aceleró, tenía miedo. Angustiada tuve que confiar en lo que el anciana me dijo y me dirigí hacia la cabaña como mi única opción, pensado en las palabras de la anciana "Tenga cuidado señorita" esperen... ¿Y si el anciano se equivocó de persona?
Sin importarme estar empapada, me dirigí hasta aquella cabaña despacio, conforme me acercaba aquella casa de madera se iba engrandeciendo, hasta que llegué y abrí una puerta que conducía a un pasillo estrecho el cual me llevó hacia otra puerta más pequeña y pesada. Cruzándola me quedé contemplando y mirándole a los ojos a aquel joven desconocido, repentinamente mi cerebro quedó en blanco, mientras que yo pensaba... ¡¿Por qué estoy aquí?! ¿Estoy soñando?
Instantáneamente abrí los ojos, el dolor de cabeza era casi insoportable y me faltaba la respiración.
Froté mis ojos, había olvidado cerrar las cortinas de nuevo. Me levanté, anoté en la agenda el sueño tal y como lo recordé en ese instante y salí de mi habitación confundida, aun repasando en mi mente ciertas partes del sueño que tuve. Fui hasta el baño, me lavé la cara, miré el espejo y recordé lo que me dijo el anciano "¡El joven la espera y el tiempo se le termina!"
Llegue a mi salón justo a tiempo, durante todas las clases no me concentré en lo absoluto, a pesar de los anteriores sueños que he tenido, recordé que aquel parque lleno de luces yo ya lo conocía, y el rostro de aquellos ancianos cada vez lucían más familiares, los recordaba, pensaba en aquellas frases miles de preguntas estuvieron en mi mente: ¿Por qué me esperaba aquel joven?

YOU ARE READING
Sueños Efímeros
RandomRECOPILACIÓN. Mi realidad me convierte en prisionera de la rutina, pesadillas que se confunden con la realidad; nada es real, nada es falso. Sueño para escapar de la realidad.