Nuriel, salió a seguir explorando un nuevo mundo. Esto estaba cercas de acabarse, sentía nostalgia, anhelaba regresar a su viejo hogar, pero sabia que eso ya no era posible, además, no quería abandonar a Sydonai.
Ya anochecía y Nuriel sentía una sensación extraña, es lo que los humano llaman ansiedad. Se sentía observado, pero no encontraba a nadie que le mirará.
Su visión se volvió oscura un segundo y al volverse clara de nuevo y había un joven de cabello rizado en frente de él. Su mirada era conocida.
- Nuriel... ¿Qué ves en ese demonio? - sintió como su corazón se detuvo unos segundos, palideció y le respondió - ¿Quién eres?... –
El chico rió y lo miro fijamente con esos ojos color gris - ¿Porqué no me recuerdas? Yo lo era todo para ti... te admiraba. Quería protegerte. ¿Por qué tenias que rebelarte?... – Nuriel no entendía nada.
- ¿Cómo sabes tanto? ¿Qué eres? – La respuesta era simple – Soy un ángel, un arcángel, mi nombre es Miguel... He sido enviado para desaparecer tu ser- Sus ojos se abrieron, dio la vuelta para huir pero fue detenido al instante.
- Nuriel Nuriel, Nuriel, sabes que no puedes huir de mí. No quiero desaparecerte... hablemos – Su cálida mirada cambio drásticamente a unos ojos sin vida.
- Yo te amo... te tengo un gran aprecio. Puedo negociar con papá y garantizar tu regreso. –
- A cambio ¿De qué? - temía la respuesta
- ¡Abandona al demonio, ese bastardo no merece piedad! Déjame desterrarlo déjame hacerlo, ¡Por favor! Puedo salvar tu alma. Acepta... - decía mientras tomaba de las manos a Nuriel y suplicaba con "ojos de perrito". – Si no lo haces... perderás tus alas y en el peor de los casos, tendré que eliminarte... piénsalo... no tienes mucho tiempo... ya hay humanos que saben de ti. – Alzo sus alas grises y se abrió camino entre las nubes.
Nuriel se había quedado sin palabras y con un nudo en su estómago. Sudor frío recorría su rostro, ¿Qué haría ahora? Miguel era duro de atacar. Humanos ya sabían de él y no podía simplemente abandonar a Sydonai.
Esto es terrible... Comenzó a llorar, tenia miedo. Era una situación dura, sintió como le tocaban el hombro. - ¿Un guerrero llorando? ¡Vaya cosa! Levántate, te ves patético- Dijo ese demonio, el ángel se levanto y lo miro con los ojos llenos de pena. -Algo te-terrible va a pasar...- Sydonai suspiro y lo tomo para pegarlo en su hombro -Esta bien... tomate tu tiempo para decírmelo. Vayamos a casa primero. –
El pasar tiempo en la tierra, lo cambiaba, sentía que debía consolar al ángel. Había formado un apego a él, le atraía su manera de ser determinado aun cuando se ve que no hay salida, el cómo ve más allá de lo que es. Se siente cómodo con su presencia. Era extraño verlo destrozado. Que puede ser tan grave como para verlo de esa manera.
- ¿Qué pasó? ¿Murió otro humano? - decía sonriente, tratando de rebajar la tensión del ambiente. Nuriel se hallaba mirando al suelo, con los ojos rojos.
- Miguel ha llegado a la tierra. – La desgracia se aproxima.
Boceto de Miguel
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Entre Dos Mundos
ParanormalDos polos opuestos, un ángel cegado por la piedad, un demonio fiel perro a su amo, sin voz ni voto. Al encontrarse en medio del campo de batalla cambiaran por completo la vida que solían llevar, y también su manera de pensar.