Días después aún continuaba volando entre nubes de algodón. Todo el tiempo recordaba sus besos y su forma de acariciarme. Me sentía inmensamente feliz y enamorada, nada podía arruinarlo. O tal vez sí.
Esa mañana al llegar a la universidad todo parecía tranquilo, tuve mis clases con normalidad, nada fuera de la rutina a la que estaba acostumbrada. Había quedado en ir al comedor de la universidad con unos compañeros y mientras me dirigía hacia allí pude notar que varios compañeros me miraban, algunos con asombro y otros con cierta burla o superioridad como si hubiese hecho algo malo. No entendía qué pasaba, pero planeaba descubrirlo pronto.
Al encontrarme con mis compañeros de clase en el comedor ellos me miraron con la misma mezcla de burla y asombro que los demás en el campus. Seguía sin comprender pero aun así decidimos comer en paz luego de las clases tan agotadoras que estábamos teniendo.
Tratábamos de mantener la conversación en cuestiones triviales y referidas a las clases, sin embargo el clima estaba tenso y todo parecía demasiado incómodo como si fuésemos desconocidos y no personas que se conocían desde el primer día de universidad.
Finalmente uno de ellos se decidió a hablar.
- Aby creo que hay algo que deberías saber.
Se notaba lo incómodo que se sentía, otro de ello lo interrumpió diciendo.
- No creo que debas hacerlo.
- Debe saberlo.
- No es el modo.
Y otro intervino.
- No es el momento ni el lugar.
El primero retomó la palabra.
- Se tiene que enterar por nosotros y no por otra persona.
Hasta este momento mi mente era un manojo de nervios, no tenía idea de lo que estaba pasando y no sabía si quería o no descubrirlo.
Me quedé pensativa y en silencio mientras los demás debatían acerca de revelarme o no lo que pasaba en todo el campus.
Hasta que mi amigo, Lucas decidió finalmente decírmelo.
- Aby hay un video...
- No lo hagas.
- No se lo digas.
Cansada de esperar y de estar nerviosa por algo que no sabía finalmente dije.
- Digamenlo sin vueltas por favor.
- Hay un video tuyo circulando por todos lados.
Por mi mente pasaban miles de preguntas, pero dije la más sensata que se me ocurrió.
- ¿Qué video?
- Uno en el que estas con un chico.
- ¿Y eso que tiene de malo?
- Están teniendo sexo.
Mi corazón se detuvo, ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Cómo era posible?
Necesitaba pensar, alejarme de todos, estar sola.
Mientras iba de camino a la residencia tuve una revelación. El vaso con agua era la clave.
Pero eso no contestaba el resto de las preguntas ¿Por qué? Y más importante ¿Para qué? Realmente no sabía si quería conocer la respuesta.
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No hay edad para el amor. (Completa)
Teen FictionLlega un momento en tu vida donde te preguntas por qué pasan las cosas, por qué hacemos lo que hacemos, y el por qué de tantas cosas sin sentido. Estaba a punto de cumplir veinte años y sólo tenía miles de preguntas sin ninguna respuesta. Cansada d...