• I N F O R M A L • yoonmin +18

VI

JungKook regresaba a su casa, en donde TaeHyung se encontraba. Ese día había sido difícil para kook, le habían pasado muchas cosas malas durante todo el día, y lo de su relación con Jimin fue la gota que derramó el vaso. No tenía humor para nada y sólo se la pasaba pensando en qué hacer para recuperar a Jimin. Dicen que, nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, y el castaño reflejaba esta frase a la perfección.
Abrió la delgada puerta de su casa y encontró a su pareja sentado frente a la televisión como siempre, este, al escuchar a Jungkook llegar, ni se inmutó. Estos últimos días, ambos estaban cada vez más distantes, parecía que no eran pareja, parecían que los dos no eran nada más que simples amigos con derecho. Y esto se debe a las parejas que cada uno tenía aparte, porque sí, ambos tenían a otra persona a la cual querer y atender. Claro, que Jungkook nunca le dio tanta atención a Jimin como Tae a Hoseok, ese es un hecho.

—Amor, llegué.

Jungkook hablaba fríamente, haciendo notar su presencia, ya que el supuesto receptor no reaccionaba sabiendo que su pareja estaba ahí.

—Hola, la comida está en el refrigerador.

Tae no despegaba la vista del televisor ni soltaba el mando con el que jugaba videojuegos, prácticamente ni le importaba que Jungkook estuviese ahí y eso al menor le dolía, sentía casi el mismo dolor que Jimin cuando este lo reemplazaba por Tae. El de tez morena, por otra parte, no esperaba la hora de encontrarse con su trampa para darle todo el amor que no le daba a Kook. Creía que estaba enfadado por algo, pero no podría ser así, ya que cada vez que discutían por algo, lo solucionaban por más difícil que sea.
Tae había cambiado y esto Jungkook lo notaba, no sólo con sus gestos y detalles, sino también en la cama. Ya llevaban un mes y unos cuantos días sin hacerlo o siquiera tocarse, y esto porque TaeHyung siempre daba la iniciativa, era el activo de la relación, él tenía el control. Es más, no podía vivir sin tocar a su pequeño Kook, hasta habían veces en que lo hacían varias veces al día, y todas siempre con la misma intensidad.

—Es comida china?

—Sí

—Sabes que odio la comida china.

Podría parecer poco, pero estos pequeños detalles eran muy importantes para el estado de ánimo de Jungkook. Y más, porque ni siquiera le respondió luego de reprocharle lo de la comida china. Muy disgustado, JungKook se sentó al lado de Taehyung para comer; el mayor, como hacía desde que llegó, ni se inmutó.

—Qué te parece si salimos mañana?

Ese era el menor, sonando muy animado por reconciliarse con su hombre, esperando un "sí" por respuesta.

—¿Para qué? No puedo faltar en días de trabajo

—Mañana es feriado.

Tae inventó pretextos y, como era de esperarse, al día siguiente no salieron juntos como de costumbre.

—Bueno, me tengo que ir. Si tienes hambre sólo pide algo, yo lo pago.

Salió de su casa, iba atrasado y Hoseok no era de las personas que les gusta esperar.

Luego de unas semanas, ya se estaba acostumbrando el menor a que su pareja sea así con él, es más, ya asimilaba el hecho de que podría estar siendo engañado por su chico. Poco a poco estaría olvidándose de él, ya que tenía asuntos pendientes por resolver con respecto a su ex pareja, Park JiMin.
El poco tiempo que le tomó olvidar a Tae, fue una de las razones por las que se dio cuenta que en realidad no se querían, y que sólo estaban juntos por la costumbre y el poco cariño (mas no amor) que se tenían.
Vivían juntos, así que no sería tan fácil terminar la relación para luego correr al moreno de la casa, ya que no tenía a dónde ir. Es por eso que se resignó a seguir viviendo con él, y no quejarse cuando este fuera demasiado frío y cortante.
De todas formas, si el mayor fuera cálido con él, sería un obstáculo; ya que ahora tendría otro objetivo, y este era acercarse a JiMin lo más posible para volver a tenerlo en sus brazos.
Así es, recién empezaba a extrañar al castaño pero de manera enfermiza; guardó cada foto que tenía de él en su móvil e imprimió una que otra para su uso personal, tenía guardada cada cosa desagradable que tenía de JiMin tiempo atrás debajo de su almohada. Todas las noches miraba sus extrañas pertenencias del ajeno, mientras llenaba de suspiros el ambiente, acompañándolos con raros pensamientos en voz alta.