Capítulo único ☄

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La música de la pequeña radio que le había regalado a su mejor amigo sonaba suavemente por la fría habitación, aligerando un poco la tensión dentro de ella. De no ser por la balada que estaban tocando, todo se encontraría en un silencio incómodo entre los presentes.

Taehyung no tenía palabras, se encontraba con su cabeza agachada tratando de no enloquecer por la situación.

« Todo estará bien... Estará bien. No le creas. » Es lo único que rondaba una y otra vez por su cabeza agobiada.

Los resultados habían llegado, y lamentablemente no se encontraban mejoras, sino todo lo contrario. Aunque en realidad, para Taehyung ni siquiera había necesidad de ver un examen para darse cuenta de que el estado de su mejor amigo cada vez empeoraba más.

Odiaba admitirlo, le enfurecía saber que la salud de Jimin decaía cada día. Tal como si fuera el vagón de una montaña rusa iba en picada, y Taehyung no podía hacer nada más que observarlo caer con un amargo sabor en su boca.

El menor decidió sentarse en el incómodo sillón a una esquina de la habitación, aún con la rosa blanca que le había llevado a su amigo entre sus manos. Pudo sentir algunas espinas pinchar sus dedos, pero ni siquiera el leve dolor le hacía reaccionar.

En sus pensamientos no pudo evitar comparar aquella rosa con el chico que a unos pasos se encontraba acostado en la camilla de hospital. Jimin era como una rosa; la rosa más hermosa que pudo ver en toda su vida, la rosa que resaltaba por encima de todas, tan pálida y blanca como la azúcar o la nieve, con algunas espinas filosas que lo protegían de la maldad a su alrededor.

Con cuidado acunó sus pétalos, observándolos fijamente sintió la suave textura de estos. Eso le hizo recordar a la suavidad de las mejillas de su amigo cuando las acariciaba.

¿Cómo era posible que una persona tan alegre, tierna y carismática se marchitara? Porque sí, ante los ojos de Taehyung su amigo cada día se marchitaba más y más, como las flores favoritas de su madre que había olvidado regar.

Su pequeño Jimin ya no tenía aquellas mejillas voluminosas que siempre pellizcaba, tampoco llevaban el sonrojo carmesí que las caracterizaba; no conservaba el resplandeciente brillo en su mirada castaña; y estaba casi seguro que se le había olvidado sonreír con sinceridad.

Jimin había perdido muchísimo peso, y también, su ánimo y esperanza.

Taehyung creía que no solo las flores se marchitaban; las personas también lo hacían.

Para el menor era difícil mantenerse fuerte frente a Jimin, cuando en realidad quería llorar en su habitación hasta sentir que ni una lágrima quedaba en su interior.

Estaba desesperado por ayudarlo, desesperado por mantenerlo junto a él y no dejarlo ir nunca de su lado. No había noche en la que Taehyung no deseara a las estrellas que algún milagro ocurriera y los despertara de aquella pesadilla... Pesadilla donde la persona más importante de su vida sufría de leucemia.

Aparte de ver el sufrimiento de su amigo, podía notar el cansancio en su mirada, en sus suspiros pesados y en las sonrisas forzadas que trataba de mantener mientras repetía que todo estaría bien. El menor siempre vería a Jimin como la persona más fuerte que existía, porque a pesar de todo él se había mantenido luchando contra su enfermedad por muchísimo tiempo, aún cuando los doctores habían dicho que le quedaba muy pocos días de vida, él les había demostrado que no lo vencerían tan pronto... Pero lamentablemente la lucha constante lo estaba agotando, y Taehyung podía notarlo.

Si cuidar de Jimin fuera como cuidar de las flores, Taehyung se encargaría de convertirse en el mejor botánico.

—Pensabamos darte de alta algunos días cuando terminemos de chequear los últimos resultados —no sabía cuándo, pero el doctor había empezado hablar mientras él seguía hundido en sus pensamientos —, con la condición de que volverás a internarte. No podemos perderte de vista, Jimin, sabes que tu estado es crítico.

One Second ➳ VMin OS •☽•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora