¿En dónde está Betty?

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Habían pasado varios días desde la muerte de Betty. Los hermanos y yo estábamos sentados en los sillones viendo Breaking Bad cuando de repente sonó el timbre de la puerta. Thomas saltó del sillón para abrir mientras Christian tocaba mi pierna y llevaba su dedo índice a los labios para indicarme que no hablara.

Alcanzaba a escuchar la voz en inglés de una anciana pero no distinguía lo que decían.

– No haré nada. –le susurré al castaño.

– No lo sé.

Me levanté. Sujetó mi muñeca con firmeza pero sin apretar demasiado. Lo miré.

– Tranquilo. –dije al momento que le mostraba una pequeña sonrisa. Tardó unos segundos en soltarme. Caminé lentamente a la pequeña barda que impedía que alguien se cayera por las escaleras y me asomé hacía abajo. Pude ver a Thomas y a una anciana, aunque a esa distancia solo eran figuras borrosas.

La mujer le preguntaba por el paradero de su amiga, decía que hacía una semana que no iba a su casa, lo cual era extraño porque era costumbre que se vieran cada martes y/o jueves. Thomas le mintió diciéndole que se habían peleado y que ella le había pedido que la llevara (ya que ella no conducía) a un hotel donde pudiese pensar todo lo que acababa de pasar. La anciana se preocupó aún más por ella ¿y si le había pasado algo? ¿Se había llevado todas sus medicinas? Thomas la tranquilizó. Aunque yo había descrito lo buenos que eran para mentir me sorprendió como improvisaba el hermano mayor y lo rápido que encontraba mentiras convincentes. La mujer explicaba que Betty al menos le llamaría para decirle que no se preocupara, Thomas respondía que su actual pareja había dicho que no quería tener ningún teléfono o celular con ella, que quería estar sola por un tiempo; que él la había buscado en el mismo hotel en donde la había dejado pero que los trabajadores le habían comentado que ella ya se había marchado.

Who's that beautiful young lady? –preguntó la anciana al levantar la cabeza y verme. Christian apareció a mi lado. Thomas le dijo que era su sobrina y que me estaba quedando con él y mi "padre" por unos días.

Mantuvimos contacto visual por unos segundos. Levanté lentamente mi mano a la altura de la cabeza y la moví saludándola. Ella sonrió y me devolvió el saludo. Christian puso su mano en mi espalda baja para que dejara de llamar la atención de aquella mujer. Bajé mi mano. Como eso no le fue suficiente bajó la suya hasta tocar mi trastero y darle un pequeño apretón. Thomas se paró entre nosotros para evitar que ella me viera con más detenimiento y lograra reconocerme.

Me alejé rápidamente de Christian para evitar que siguiera manoseandome. Se giró para verme, recargó sus codos sobre la barda y sonrió retándome.

– Eres mía. –dijo. Al instante mis ojos se pusieron vidriosos y mi corazón empezó a latir con fuerza.

Recordaba esas palabras. Thomas las había escrito con un cuchillo sobre la espalda de una de las chicas a las que había secuestrado. ¿El pelinegro le había platicado sobre aquella chica a su hermano? ¿O Christian simplemente se parecía más a Thomas de lo que me gustaría reconocer?

– ¿Estás bien? –se mostró preocupado, lo cual me hubiese sorprendido si no estuviera intentando tranquilizar al corazón que luchaba por salirse de mi pecho. Me senté en el reposa brazos de uno de los sillones.

– ¿Thomas te contó de ella? –le pregunté cuando se inclinó para quedar a la altura de mi rostro y tocó mi hombro.

– ¿De quién?

– De Verónica. –recordaba a la perfección a aquella chica, así como seguramente lo hacía Thomas. Él había intentado que alguien siguiera sus pasos, como lo hizo una vez su padrastro.

Más allá de las letras #4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora