Eran las dos y dieciséis de la madrugada y como siempre salí por el balcón de mi ventana para no despertar a nadie, baje las escaleras que tenía mi balcón hacia la calle y me encontré con una camioneta grisácea esperando por mí.
Escuché el sonido ensordecedor del claxon de la camioneta metiéndome prisa porque teníamos un trabajillo por cumplir, me acerqué hacia ellos, lanzando una mirada de desprecio hacia mis compañeros, que la verdad no eran muy habladores y solo eran compañeros de trabajo; así sin más, entre en la camioneta pero el jefe llamo a Sebástian; un tipo rudo que siempre le gustaba andar con sus dos ametralladoras y sobretodo le gustaba exhibir su enorme tatuaje de su brazo derecho, ya que a las chicas les gustaba verlo.
-¡Quiero a todos los chicos a la ubicación que te voy a enviar por mensaje, en menos de una hora, porque les tengo un encargo urgente que hacerle! - habló el jefe por el altavoz y en el fondo se lograba escuchar murmullos y a alguien rogar por su vida.
Solo nos apresuramos en llegar a la ubicación que mando el jefe al celular de Sebástian, mientras tanto, yo tenía las manos sudorosas, así que saqué un chicle de mi bolsillo y me lo metí en la boca pero aún así no me calmaba la ansiedad. Estos diez minutos dentro de la camioneta no me sentaron nada bien, rogaba para que se pasara rápido el tiempo, pero era todo lo contrario de lo que yo quería, veía todo a mi alrededor como pasaba a cámara lenta.
Hasta que llegamos entrar a la mansión del ¨Gran Jefe Julianko Petràšová¨. Un ex militar ruso y un ex integrante de la KGB (era una agencia para la seguridad del estado para la Unión Soviética, al igual que la CIA actualmente). Julianko tiene muchos negocios de los cuáles son tapaderas para su principal club de prostitutas y en la cual le gusta cerrar negocios muy importantes al lado de una botella de Vodka, para él y para su invitado
-¡Por fin llegaron, se tardaron más que unas adolescentes! - agregó Julianko - ¿Trajeron mi encargo?
Cuando se refería a su encargo, se refería a la enorme caja amarilla que se encontraba en la parte trasera de la camioneta, y en ella estaba una MK-253, dos cuchillos cortos, una docena de granadas y un paquete mas que estaba totalmente cerrado, así que prefirió guardárselo y nosotros ni le preguntamos por ese misterioso paquete.
De repente llegó uno de sus guardaespaldas con un hombre de terno y con unas gafas peculiares, como si fueran de un hombre oficinista aburrido con su vida.
Tenía atadas las manos y la boca amordazada, para que no pudiera exclamar ninguna palabra de "auxilio". Se lo llevaron hacia un cuarto insonorizado donde ahí pasan muchas cosas de las que cualquier persona buena cambiaría su manera de pensar y su manera de vivir por un poco de emoción. Luego de que entramos todos a ese cuarto incluido el gran jefe, había una mesa te tamaño mediano con un mantel blanco y encima de eso había armas para torturarlo. Félix se acerco hacia el oficinista amordazado en su silla y le empezó a golpear en el rostro una, y otra, y otra, y otra vez, luego de quince minutos de estar masacrándolo sin parar en el rostro, el oficinista no paraba de llorar y que en las pocas palabras entendibles que lograba decir: «¡Yo no lo robé, se lo juro!».Julianko se quedo mirándolo detenidamente hacia su único ojo que le quedaba bien y empezó a observarlo, sin embargo no le creía en absoluto lo que el exclamaba, así que decidió seguir torturarlo.
-¡Sáquenles sus uñas si es necesario pero necesito saber donde esta ese dinero que falta! - dijo Julianko, muy enérgicamente, ordenando a que sus hombres sigan castigándole, hasta que pueda confesarlo.
-¿Bueno, yo todavía no entiendo que hago en este lugar jefe? - me dirigí a Julianko totalmente dubitativo de mi asistencia en esta sala.
- ¡Necesito que me hagas un favor Yurenm! - respondió Julianko con una pistola en la mano.

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Una Historia Entre Dos Mundos
Mystery / ThrillerEsta es la historia de Yurem, un adolescente de 17 años que tenía una vida maravillosa, una familia perfecta, la novia perfecta que todo adolescente quisiera tener. Era el alumno impecable que todo profesor desearía tener, hasta que apareció Julien...