Me desperté con su olor, es imposible no sentir su aroma en cada parte de la habitación. Oigo un ruido e inmediatamente miro al closet; sin embargo, allí únicamente están sus zapatos preferidos ¡ah!, y su suave camisa de Radiohead, esa que tanto solía usar. No puedo contener las lágrimas, no es posible hacerlo, no a esta hora, no en esta fría y solitaria madrugada, en la que, al filo de la noche me siento sola e insegura, vaga y sombría.
Echo un vistazo a la mesa donde solía dejar su reloj y sus gafas de sol, y en efecto, aún siguen ahí, todo intacto, como si nunca les hubiese usado. Pero me aferro a la idea de que volverá, sin embargo, es inútil, es estúpido. El sol no parece querer salir hoy y las horas corren lentamente una tras otra, ahora entiendo lo que dicen sobre la oscuridad, no es física, es interna, y es el sentimiento más horrible y desgarrante que jamás se podría experimentar, pero te acostumbras, y luego, te hace falta.
Pasan los minutos y todo sigue igual, observo cada esquina del cuarto y vienen a mi mente los recuerdos, las risas, los juegos, las peleas, que luego de algo así se convierten en simples e ilógicas. Al cerrar mis ojos puedo verle con claridad; llega cruzando el pórtico, sube las escaleras, corriendo se esconde de mí, y le escucho llamar a mi nombre con insistencia: "¡Rachel, Rachel, Rachel, ven aquí!", y por ese instante, sólo por ese hermoso momento le respondo: "Ahí voy Finn, dame un segundo". Luego, abro mis ojos y vuelvo a la cruel realidad, entonces me doy cuenta que sigo sola, que ya no está, se ha ido.
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Una mirada al pasado. (RE-EDITADO)
Novela JuvenilNo puedo contener las lágrimas, no es posible hacerlo, no a esta hora, no en esta fría y solitaria madrugada, en la que, al filo de la noche me siento sola e insegura, vaga y sombría. ...