Capítulo doce

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N. A. Es un capítulo re largo, así que ahí les va.


Mi respiración totalmente agitada, mi garganta reseca, mis manos y mejillas heladas, todo por haber corrido casi un kilómetro sin parar junto a Clío, hasta no sé dónde en medio de la extensión boscosa que empieza después de su casa. Empiezo a bajar el ritmo de a poco y la rubia tira de mi mano nuevamente, me insiste con la mirada y suelto su mano.

- Ya basta, no puedo más...

- ¿Tú crees que yo sí? – replica entre jadeos, más que los míos – Cariño, debemos seguir... debo ponerte a salvo.

- ¿Por qué? – insisto por enésima vez desde casa.

- ¡Están esperando por nosotras!

- ¿QUIÉNES? – rueda los ojos con impaciencia.

- Oye, sé que estás alterada, también lo estoy yo, pero no podemos tener esta conversación en cualquier lugar. – explica con paciencia mientras mira a nuestro alrededor – Estamos cerca... ¿Puedes sentir algo?

- Solo mis pulmones a punto de salir por mi boca... - alzo la vista al cielo, esperando ver algo. Clío copia mi acción – Algo viene...

Otra vez ese cosquilleo recorre mi cuerpo para ponerme alerta, y nuevamente me preparo para correr de ser necesario. Entre las copas de los árboles más de la bruma rojiza empieza a rodearnos, formando con lentitud una silueta humana, la silueta de un hombre alto y fornido. Tomo la mano de Clío y ella me da un apretón.

- Aguarda... - me suelta y camina directo hacia la silueta, deteniéndose a unos pasos de ella.

- Tu madre las espera. – la grave voz se deja escuchar hasta donde estoy yo con un fluido griego que sigo sin saber por qué lo entiendo.

- ¿Ahora son amigos? – pregunta mi amiga con tono burlón - ¿Cómo esperas que te crea?

- Sobrina, si quisiera hacer algo contra ustedes ni siquiera estaría aquí hablando pacíficamente contigo. – casi abro la boca de la impresión al escuchar al "hombre".

- ¿Están Charlie y Madre Luna con ella?

- Lo están. Es complicado explicarlo aquí, Clío. Dile a la Pequeña Luna que se acerque. – la mano de la silueta me señala y miro a Clío esperando su respuesta. Asiente y camino despacio hasta ellos.

Ya de cerca, puedo observar como la bruma forma algunas facciones del rostro del sujeto, incluso se puede apreciar su espesa barba.

- Ahora sigan la bruma, las guiará hasta la entrada.

Se esfuma la silueta cuando truena los dedos y la bruma avanza un poco más rápido en esta ocasión.

- ¿Quién es él?

- Mi tío. – responde secamente.

- ¿Estás bien?

- Estoy molesta, preocupada, dudosa... – toma mi mano y suspira – Pero nada es tu culpa, ¿sí? No creas que voy a proyectar mi enojo contra ti. Esto debo resolverlo con ellos.

- ¿Puedo ayudar?

- Solo ayúdame a mantenerte a salvo, y mantente alerta por cualquier cosa que pase ahí. – dice señalando un hueco entre un montón de rocas.

- ¿A dónde vamos?

- Al lugar más apestoso y deprimente que conozca.

Dicho eso, me pasa a sus espaldas y pone su mano derecha apuntando al frente cuando la oscuridad empieza a cubrirnos.

𝑇ℎ𝑒 𝑀𝑜𝑜𝑛'𝑠 𝐷𝑎𝑢𝑔ℎ𝑡𝑒𝑟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora