No voy hablar del condicional perfecto, pues no tengo nada que me lamente del trayecto; me perdí en los matices de su rostro y la belleza en sus costumbres, pues el se encierra, se pierde y se eleva; un alma libre, se deshizo de sus cicatrices para matar su incertidumbre.
No lo conozco apenas pero se que no lo voy a querer nunca, querré ver siempre como desborda sus metas, ríe, cae, aprende y supera lo que la vida trae.
Lleva en su camino mi estrella por si algún día se pierde y recuerde que hay luz en ella.
Entre sus logros, mi inspiración.
Y ahora que está desnudo el ruido de mi habitación, a mis ojos lo acompaña la penumbra y habla mi corazón, confiesa que si te buscas en mi pecho tienes un rincón.