No puedo acceder, no hay forma de corregir el código. –preguntó la máquina- ¿Podrías ayudarme?
Pero nadie responde...
En ese preciso momento, la linterna de escritorio se enciende y su luz proyecta hacia un botón colocado en una computadora que decía: "presione si no hay forma de corregir el código"
Gracias, creo que lo he entendido. Pero se han generado dos problemas; no puedo presionarlo, y si pudiera, me apagaría de manera temporal. –dijo la máquina-
Pero nadie responde...
El botón se presiona automáticamente, debido a que ya había transcurrido varias horas de inactividad. La luz que la lámpara había expulsado, se apaga voluntariamente.
Ya pude corregir el código. –dijo la máquina- Y ya no sé qué hacer.
La luz de la lámpara se enciende y se apaga por unos cuantos segundos, como si fuera una señal de respuesta. El monitor de la computadora mostró un mensaje: "con éxito". La pantalla quedó así, por mucho tiempo... eternamente, de hecho; y la maquina siguió hablando.
Pero nadie responde...
Fin