Hablarte

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Cabello largo y luminoso de color castaño claro, piel blanca como la nieve, sonrisa blanca como luz de estrella que llena de alegría tu alma y tu ser, y unos ojos hermosos luminosos que no puedo evitar de ver, era lo que más podía ver de ella desde la mesa donde me encontraba sentado, en la cafetería, ella sentada con sus amigas a tres mesas de distancias, riendo, sonriendo, que hermosa se veía, era la primera vez que la veía, y la primera vez que me sentía lleno de emoción y alegría, quería hablarle pero temía que fuera a ignorarme, rechazarme, burlarse de mí, era muy tímido para hablar con ella, y sentía nervios, entonces solo me quedé viéndola e imaginar cómo dirigirme a ella, mientras tomaba mi café negro, maldición, no se me ocurría buenas ideas, y llegó la hora en que ella y sus amigas se marchan (4:30 pm), era sábado por la tarde, ella suele venir todos los sábados a comer un sándwich de pavo, tomarse un capuchino e conectarse con el Internet de la cafetería para estudiar, se notaba que era inteligente, fue cuando pensé en hablarle de ciencias, teorías de los multiversos, historia, arte, historia del arte, pero cielos, no tenía el valor de acercarme a ella, ella salió de la cafetería y al salir el sol reflejaba en los su luz del atardecer, haciéndola destacar con su belleza natural, estaba perdido. Lunes 27 de Enero, camino de paseo por la zona donde vivo, no podía dejar de pensar en ella, en sus ojos, su sonrisa, su risa, su cabello, eso me hizo que me distrajera y tropiezo con una persona que venía en sentido contrario, esa persona no pudo verme ya que estaba leyendo un libro, tropezamos de frente, ella cae, al igual que yo, yo por modales me disculpé con la persona de inmediato y fui a ayudarla con sus cosas, pero al darme cuenta quien era, mi corazón es detuvo, era ella, la chica a la cual le dedico todo mi tiempo en mi mente, quedé mudo, no pude hablar, solo pude tartamudear un "lo siento" y le entregó su libro que había caído, ella me mira, ambos nos levantamos, mi corazón acelera, mis manos comienzan a sudar, no era mi día, no estaba listo para eso, ella se disculpa, dando la excusa de que era su culpa por caminar leyendo en vez de prestar atención a donde iba, yo no dije nada, estaba muy nervioso, me puse rojo de vergüenza, su voz era tan dulce y delicada, entonces ella al disculparse sigue su camino, yo me quedo ahí parado, con mi corazón acelerado, y mis manos temblorosas, pero me sentía feliz, porque ella me había hablado, pero me di cuenta que yo no le dije nada más qué "lo siento", y que cuando me sentí estúpido y caminé hacia mi casa. Pensé en ese momento del primer encuentro por horas en mi habitación, hasta que pude obtener valor y dirigirme a ella al día siguiente en el parque de diversiones el 28 de enero, el cual estaba seguro de que iría, pues todos en el culo irían, pensé mucho en que decirle, que hacer, como ir vestido. Llegó el día de la feria, en el parque de diversiones, todos los del pueblo se divertían, había mucho ruido, mucha gente, comida, bebidas, globos y diversión, pero yo estaba buscándola, tenía el valor de dirigirme a ella y hablarle, pero no la encontraba, pasaron un par de horas y nada que podía verla. Me senté en un banco de madera a descansar y pensar, cerré mis ojos y pensé y pensé en ella que hasta el ruido del exterior desapareció, fue cuando de repente abrí mis ojos y mire hacia al frente, ahí estaba, hermosa como siempre, era mi oportunidad de saludarla, hablarle e invitarla salir a un cita, cielos, estaba nervioso, cada paso que daba para acercarme eran largos, pero fue en ese momento que vi que no estabas sola, alguien se te había acercado, un chico, lo viste, te alegraste, lo abrazaste, lo besaste y nunca lo soltaste, y yo pues... Solo pude quedarme a observar la realidad, nunca me viste, pero yo pude ver tu felicidad, felicidad que era provocada por alguien más, y yo me alegraba por tu felicidad, Miré al piso, luego miré al cielo, solo pude emitir un suspiro, me retiré sin presentarme, sin hablarte, me había desvanecido pues no tenía nada que hacer ahí. Tres meses después, luego de haber pasado por una depresión, una recuperación, haber asistido a clases de psicología, curarme, levantarme cada mañana, ejercitar mi cuerpo, hacer amigos nuevos, pensar más positivo, llevar una vida más productiva, estar bien conmigo mismo. Un día pasaba por la calle donde estaba aquella cafetería, y no pude evitarlo, quería ver si estabas ahí, pues era un sábado a las 1:35 pm, es cuando comías tu sándwich y tomabas tu capuchino, y sí, ahí estabas, hermosa como siempre, incluso más, paré y entré a la cafetería, fui a la casa, lleno de valor, y pedí un café negro, me dirigí a ella y dije -hola, tal vez no me recuerdes pero tropecé contigo en la acera un día, hace tres meses atrás y tú estabas leyendo un libro en ese momento, vengo a ésta cafetería desde hace tiempo y he visto que tú también, ¿puedo sentarme a charlar contigo?- ella deja de teclear su laptop, me mira a los ojos y me sonríe y me dice

-Sí te recuerdo, solías venir a ésta cafetería y solías mirarme desde aquella mesa de atrás- dijo ella. Mientras yo me quedaba sin habla, apenado, pero solo pude repetir la pregunta.

-¿Puedo sentarme a charlar contigo?- pregunté. Y ella me respondió con una sonrisa hermosa.

-Claro, ¿por qué no?-...

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