Eran ya las 1am, todos en la casa estaban fallecidos del cansancio después de un día más. Yo, Como ya era costumbre, me acosté solemne en mi cama, esperando que aquel hombre de un cuerpo bastante fino llegara a mi ventana para así dejarle entrar.
El tiempo pasó volando, tanto que no me Di cuenta que ya eran las 1:30am y que había llegado mi visita.
Toc-Toc sonó en mi ventana.
Fui hacia el antes mencionado, emocionada por hablar con él.
-Sin falta
Me dijo
-Ya lo noté
Mi corazón empezó a latir de manera exuberante gracias a su voz tan profunda y atrapante que se cargaba. Lo dejé entrar a mi habitación y cerré rápidamente la ventana.
Nos sentamos en mi pequeña cama con un toldillo de flores rosadas, nos miramos unos cuantos segundos para que después pasara una de sus manos por mi cabeza, acariciandome tierna y suavemente.
-¿Desde hace cuando nos conocemos?
Soltó esa pregunta derrepente
-Ya perdí la cuenta
Mi pequeña voz de niña vagó por la habitación, pero con el tono suficiente como para no ser escuchada
-Te vez bastante hermosa esta noche
Le gustaba hacerme alagos, claro, cuando no estaba contándome historias fantasiosas o mostrándome su gran Play-List de música.
-Tú no te ves tan mal, pícaron~
Tras dicho eso, con el corazón a mil, decidí recostar mi cabeza sobre su hombro, tal como si de un Gato se tratase
-Ven acá
Rápidamente se volteó hasta estar al frente de mí, tomándome de ambos brazos para echarme contra la cama, quedando yo abajo de él
-Sabes cómo ponerme, Mega
Empezó a lamer mi cuello de arriba hacia abajo de forma continua. Sentía cómo mis hormonas junto a mis sueños lujuriosos empezaban a brotar, mis pechos comenzaban a crecer gracias a la excitación del momento. Él soltó una de sus manos para ir recorriendo mi torso el cual estaba recubierto con una de mis pijamas, al parecer la misión de su mano era llegar a mi cadera para empezar a manosearlo
-Amo tu sonrojar
Me susurró al odio, y... indescriptible.
Pero justo cuando pensaba que todo era perfecto, un ruido repentino invadió la casa, era una luz
Me sobre exalté de la manera más agresiva posible, tanto que la cama gimió como el uke del Onii-Chan
Los pasos se aceleraron y estaban obviamente fijos en llegar a mi cuarto, Mega también sobre exaltado se separó de mí para ir a la ventana, logrando escapar pero ya con una madre furiosa de por medio.
-¡Y no vuelvas nunca más!
Gritó mi Madre.
A partir de aquí Sólo puedo decir que sí no conocía el dolor, pues, lo acabo de hacer.
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50 sombras de Onee-Chan
FanfictionUna historia donde la ilustrada Onee-Chan coge como Conejo.