CAPÍTULO 20

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-Jenny-

Después de morirme de celos al ver el beso de Melanie con Christian volví a ponerme celosa con los estúpidos juegos de Mel pero esta vez hice yo lo mismo utilizando a Elisa. Despúes del recreo me tocaba guardia en la clase de Mel así que iba a verla otra vez y eso sin saber por qué me ilusionaba. Entré y como tenía todas mis clases organizadas decidí ponerme a reflexionar sobre mi situación con Elisa y Melanie, empecé a hacerme un lío en la cabeza ya que en cuanto miré a Mel y ella a mí, las dudas empezaron a consumirme. Lo de Elisa ha sido un error, un gran error, decidí empezar con ella una especie de relación (que no llega ni a eso) para hacerme creer a mí misma que Melanie se había quedado en el pasado y en el presente era simplemente una alumna más pero eso en realidad era mentirme, mentirme a mí, mentir a Elisa y sobre todo mentir a Mel haciéndole creer que ya no la quería.
Debía de dejarle claro a Elisa que no podía mantener con ella ningún tipo de relación sintiendo por otra persona. Pero antes de ello tenía que poner a prueba a Melanie para ver si ella seguía queriéndome. Así que ideé un plan para que se reuniera conmigo en mi departamento y descubrir si estaba saliendo con Christian o simplemente era una farsa.
Llevé a cabo mi plan haciendo que le sonara el teléfono para así tener una excusa para echarla de clase. Me costó bastante lograrlo tras las rotundas negaciones de Mel y la interrupción de Elisa pero al fin conseguí que Melanie se dirigiera a mi departamento.
Una vez recogidas mis cosas vino el siguiente profesor así que me dirigí directamente a mi departamento para encontrarme con Melanie.
Nada más entrar la puse a prueba y ella comenzó a enfadarse y a ponerse tensa después de lo de Elisa. No aceptó mi ayuda y rápidamente se dirigió a la puerta para irse pero yo no la dejé, la cogí del brazo y la puse contra la pared.
Ella misma se había delatado, no estaba con Christian, solo trataba de celarme. Merecía también mi sinceridad así que le confesé que se solo la quería a ella una y otra vez.
Estaba deseando besarla después de tanto sin saborear su boca, y así hice, junté mis labios con los suyos durante unos segundos y me miró perpleja.

-Bésame otra vez –dijo con una sonrisa que ocultó en mi cuello.

Sin dudarlo levanté su barbilla hacia mí para mirarla profundamente a los ojos y a continuación comencé a besar cada parte de su rostro, primero la frente, después su nariz, segundos más tarde una mejilla y luego la otra. Sin aguantar más acercó su boca a la mía y sin pedir permiso introdujo su lengua en mi boca encontrándose con la mía para después enredarse sin parar tras un tiempo sin hacerlo, no había nada como los besos de Mel ; dulces y sensuales, la sensación perfecta para no dejar de besarnos ni separar nuestras bocas hasta dejarnos sin respiracón, sin aliento.
Separamos nuestros labios para después de varios minutos sin hacerlo y decidí acercarme a su cuello, le di un suave mordisco en el que gruñó fingiendo que le hacía daño y tras miles besos por todo su cuello puede notar la respiración agitada de Melanie así que para acelerarla mucho más cuando acabé con su cuello comencé a meter mi mano por debajo de su blusa acariciándole suavemente el abdomen de abajo arriba y de arriba abajo, al notar que cada vez se estremecía más dirigí mi mano hacia la cintura del pantalón y la introduje dentro de éste, después de ello la miré a los ojos y ella me susurró :
-No lo hagas Jenny, nos van a pillar –dijo mucho más agitada que antes.

Me dio morbo aquel comentario suyo que por supuesto no me hizo detenerme, así que volví a meter mi mano dentro de su pantalón y me dirigí a su punto débil, una vez bajadas sus bragas introducí un dedo en su parte íntima algo que la hizo volver a gemir.
Para darle más placer introducí otro más y los comencé a mover al unísono dentro de ella y Melanie seguía los movimientos de mis dedos. Cuando fui a introducir el tercer dedo alguien tocó a la puerta estropeando el momento.

-Jenny, ¿podemos hablar? –escuché la voz de Elisa.

-Sí, un momento –contesté.

Melanie se subió corriendo la ropa que yo le había bajado, me hechó una mirada asesina y sin ni si quiera despedirse de mí se dirigió a la puerta. Elisa puso una cara de sorpresa al encontrarla conmigo pero no preguntó nada al respecto.
Entonces entró y sin dudarlo fue a besarme pero yo discretamente me aparté y me puse seria.

No volveré a dejarla ir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora