Capítulo 46

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—Tú debes de ser Jungkook. Llevo tiempo deseando conocerte. Jungkook se quedó atónito.

—Jimin me mandó unas fotos de tu trabajo. Me gustaría verlos personalmente. Jungkook se quedó lívido.

—Oh. Jimin intervino en ese momento.

—Jungkook, ésta es Cathy —le dijo, poniéndole el brazo en el hombro—. Es la dueña de la galería. Es la persona de la que te hablé. Ella siempre me mantiene al tanto de lo último. Pero esta vez he sido yo quien ha encontrado algo. Le mandé las fotos de algunos dibujos y también algunas de los cuadros.

—Tus dibujos son excepcionales, técnicamente soberbios. Muy detallados... Pero lo que más me llamó la atención fueron los cuadros. Haces uso de sus habilidades, pero también sabes plasmar mucho sentimiento. Son piezas maravillosas. A Jungkook se le cayó el alma al suelo. Por mucho que lo intentara, su cerebro no funcionaba correctamente. ¿Jimin le había enviado fotos? ¿Cuándo? ¿Cómo? ella seguía haciendo comentarios técnicos sobre su obra, pero a el nunca se le había dado bien la jerga artística.

Apagó el interruptor de la atención y miró a Jimin. Él lo miraba con una expresión radiante.

—Te dije que eras brillante. Lo miraba como si hubiera hecho algo bueno y el era incapaz de decirle lo contrario. ¿Acaso le había pagado a Cathy por sus halagos? ¿Era una trampa?

—¿Te importaría mandarme algunas muestras?

—Yo, eh... —se detuvo y tragó en seco—. Nunca había pensado en mostrarlas al público, la verdad.

—Bueno, por eso pintas, ¿no? En realidad Cathy estaba equivocada. El pintaba porque disfrutaba con ello. Pintar lo hacía sentir bien; era algo suyo y de nadie más. Y nadie lo juzgaba por ello, hasta ese momento.

«Sé cortés... No seas desagradable con gente a la que acabas de conocer. No los decepciones...», se dijo a sí mismo. Cathy sonrió al verlo guardar silencio.

—Jimin me dijo que era un poco tímido, pero no deberías serlo. Muchos artistas son así. Les gusta pintar, pero les cuesta mucho exponerse al escrutinio público. Siempre prefieren esconderse en un rincón. Hace falta valor, pero estoy segura de que tú eres una persona valiente, Jungkook.

Jungkook esbozó una leve sonrisa. ¿Tenía el coraje suficiente para rechazar la oferta de aquella mujer? ¿Tenía agallas suficientes para decirle lo que realmente pensaba de todo aquello?

—¿Por qué no te das una vuelta y ves las obras que tengo en mi galería? — Cathy señaló a su alrededor—. Tenemos muchísimo éxito. A mí se me da bien encontrar talento y vendemos mucho a clientes con buen gusto, por supuesto —se echó a reír y miró a Jimin. Jungkook empezó a sentir náuseas. Aquello era tan humillante... Un sudor caliente le cubrió todo el cuerpo y en pocos segundos se heló sobre su piel. Dio unos pasos adelante para ocultar su rostro descompuesto y recolocarse la máscara superficial. Cruzado de brazos, se detuvo frente a un enorme cuadro, insuperable tanto en dimensiones como ejecución. El nunca habría podido hacer algo así, y tampoco quería hacerlo. No era un auténtico artista. En realidad sólo le gustaba dibujar flores y jamás habría aspirado a nada parecido.

Jimin se acercó sigilosamente. Le rodeó la cintura con el brazo, pero Jungkook fue incapaz de mirarlo a la cara.

—Fantástico, ¿no? Jungkook se preguntó si hablaba del arte o de la situación en sí.

—Es precioso —le dijo, refiriéndose a la obra que estaba ante ellos. Llena de melancolía, miró a su alrededor. Le habían conducido hacia el éxito toda su vida, y no quería estar obligado a tener éxito esa vez. Jimin lo observaba con gesto pensativo, pero el no podía darle la respuesta que buscaba. Caminaron a lo largo de la galería lentamente, contemplando las creaciones expuestas.

Una tentadora propuesta | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora