Park Jimin se había salido con la suya. Se fue al trabajo corriendo. Ya le había enviado el informe a Max a media noche, pero quería llegar pronto por si tenía alguna duda o pregunta para él.
Sabía que él estaba en el despacho desde las siete y media y que ya debía de haberlo leído. El teléfono sonó justo cuando se sentó en la silla y entonces su corazón se detuvo un instante.—Jungkook, soy Margaret. Acabo de recoger tus dibujos. Son perfectos, absolutamente perfectos. Sabía que eras la persona adecuada. Estoy segura de que quedarán convencidos. Muchísimas gracias. A Jungkook le llevó un momento centrarse y aceptar que no era Jimin.
—Bueno, lo hemos intentado, ¿no?
—Claro. Los dibujos son realmente excepcionales.
—Oh. No tienes que incluirlos si no quieres. Lo hago por diversión. Nada más.
—¿No incluirlos? ¡De ninguna manera! Son la guinda de la tarta. Jungkook no sabía si reír o llorar. ¿Qué estaba haciendo?
La siguiente llamada fue de Max. Estaba muy contento con el informe y había convocado una reunión para por la tarde. Jungkook se relajó por fin. Lo había logrado. Margaret tenía los dibujos y estaba contenta. Max tenía su informe y estaba satisfecho. Había logrado lo que se había propuesto, pero ¿y qué? ¿Acaso él también era feliz?Jimin trató de calmarse antes de entrar en el hotel, pero era inútil. Los ruidos que provenían de la planta superior indicaban que los trabajadores habían empezado con la demolición. Becca lo entretuvo un rato con una conversación banal y mientras intentaba librarse de ella vio a Jungkook, que estaba hablando con el portero. Aquel tipo se inclinaba hacia delante sobre el escritorio y su lenguaje corporal no dejaba lugar a dudas sobre sus intenciones. Jimin se puso tenso y apretó los puños. Él no parecía relajado y no daba la impresión de haber pasado toda la noche trabajando. Seguramente no le había dedicado ni un solo pensamiento a la discusión que habían tenido la noche anterior. ¿O tal vez sí? Tenía que averiguarlo antes de volverse loco. Por fin se libró de Becca y fue hacia él.
En cuanto interrumpió la conversación la sonrisa de Jungkook se desvaneció. A Jimin sólo le bastó con una mirada para hacer desaparecer el portero.—¿Lo terminaste todo? Él asintió.
—¿Vas a cenar conmigo esta noche? Él apartó la vista.
—No, yo... A Jimin se le cayó el mundo encima. Si hubiera tenido uno de esos mazos en la mano habría derribado la pared a golpes.
—Mamá me pidió que me reuniera con los representantes de un par de empresas de catering. Pronto van a celebrar la fiesta. Jimin ya sabía de qué se trataba.
—El segundo sábado de diciembre. La fecha más importante en mi agenda social. Jungkook frunció el ceño al oír su tono sarcástico. La fiesta que los Jeon celebraban al comienzo del verano para conmemorar su aniversario de boda y anticipar la Navidad era muy conocida. El viejo Lucas preparaba los jardines, ponía una carpa detrás de la casa, contrataba una banda e invitaba a todo el mundo. La gente acudía a la fiesta y Lucas presumía de esposa, de hijos y de casa. A Jimin le hirvió la sangre. Su madre siempre iba y Sienna también, pero él nunca se había molestado a pesar de haber sido invitado todos los años. «Jimin y familia...».
Ya había tenido bastante con verlo desde la ventana de su habitación. Lucas y su ostentosa exhibición de riqueza y éxito...
—¿Cómo puedes ir a casa y ser el hijo obediente si no saben ni la mitad de lo que pasa en tu vida? No saben nada de las cosas más importantes para ti. Los ojos de Jungkook relampaguearon.
—Todo el mundo tiene secretos, Jimin.
—Pero no como éstos.
—Asumo que no vas a venir —le dijo, con una carcajada de desprecio.
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Una tentadora propuesta | Jikook
RomanceSinopsis: De la noche a la mañana, perdió la cabeza por el hombre de sus sueños... Park JiMin era un millonario que trabajaba mucho y arriesgaba mucho, a diferencia de Jeon Jungkook, su antiguo vecino, un joven correcto y estirado. Asfixiado por un...