Al profesor Takeda nunca le había apasionado demasiado el vóley, ni ningún deporte en particular, pero desde que los de primero habían entrado al Club y el entrenador Ukai dirigía al equipo, se sentía especialmente motivado. Por eso, aunque su presencia durante los entrenamientos era totalmente prescindible a él le gustaba asistir y sentirse parte de todo aquello.
En cuanto al entrenador Ukai, no era partidario de que hubiera gente de más merodeando los entrenamientos, pero la presencia del profesor nunca era un problema. Indiscutiblemente era un miembro más de equipo y de hecho, ni siquiera él estaría ahí de no ser por Takeda. Ese profesor se había metido y había revuelto su vida en demasiado sentidos, más de los que estaba dispuesto a asumir en voz alta.
Ukai estaba distraído pensando en eso cuando Hinata le llamó para hablarle sobre una nueva estrategia pero, sintiéndolo mucho, no estaba siguiendo el hilo de la conversación. En parte porque la mitad de la explicación constaba únicamente de "Wows" y "Fiuuums", con algunos "Splash" y "Capums", y en parte también porque el profesor estaba robando toda su atención.
Este estaba junto a una de las paredes anotando en una libreta quién sabe qué cosas y para Ukai, estaba tan guapo como siempre. Tal vez un poco más incluso, pues esa tarde había salido de una reunión e iba vestido con un traje. Para cualquier otro ser humano aquel era un traje gris de profesor sin gracia ninguna, pero para Ukai tenía un punto morboso.
Quería desechar esos pensamientos hacía el profesor pero le encantaba verle con su ropa elegante de hombre formal. Se decidió a centrarse en Hinata y lo que quisiera que le estuviera diciendo cuando de pronto, y sin tiempo para poder avisarle, vio como un balonazo a toda potencia impactó contra la cara de Takeda.
El balón rebotó un par de veces en el suelo mientras se alejaba de él. Todos juraría que lo hizo a cámara lenta.
Se hizo el silencio y Ukai miró fulminante hacia los chicos mientras que solo una cosa ocupaba su cabeza: «¿Quién ha sido?».
La mirada era diabólica, pero no hacía falta pues el culpable se autodelató enseguida; Asahi salió corriendo de entre todos, dirección al profesor, sin parar de disculparse.
Sin embargo, este solo se echó una mano a la cara, tapando la zona de la nariz y de la boca. Se agachó, palpó varias veces en el suelo y cogió sus gafas. Hasta que no hizo eso ninguno reparó en que habían salido volando por el impacto. Asahi trató de ayudarle a ponerse de pie, pero el profesor solo repetía una y otra vez que no tenía importancia mientras salía de allí.
Ukai se acercó también pero todo ocurrió en apenas segundos y cuando llegó a la altura de Asahi, Takeda ya se había ido.
—¿Cómo has estado para darle?
—Ha sido totalmente sin querer... Lo siento, lo siento muchísimo... —realmente estaba arrepentido y era verdad que había sido sin voluntad ninguna. De hecho, no era difícil llevarse un balonazo durante los entrenamientos y, aunque lo hubiera visto venir, el profesor no lo hubiese podido esquivar.
«Pero, joder, ha sido en toda la cara, y encima un remate del As...», pensaba Ukai.
Ukai trató de calmarse para no excederse con Azumane y bajo la mirada antes de pensar en qué decir. Al hacerlo vio en el suelo un par de gotas de sangre.
«Se ha hecho daño de verdad», pensó más que preocupado y sin dudarlo se fue a seguir al profesor.
—¡Limpia el suelo Azumane y ten más cuidado la próxima vez! ¿Entendido?.
—Sí... Lo siento.... —dijo pero este desapareció tan deprisa que no llegó a escucharlo.
Noya se acercó a él y le puso una mano en la espalda.