CAPITULO 1

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Me encontraba  en algún lugar, hacia frio, sentía que flotaba.

El aire chocaba contra mi mejilla y el olor a menta de un cuerpo cercano al mío pegaba contra mis fosas nasales.

Cuando deje de embriagarme con ese aroma tan exquisito, sentí que habíamos llegado al lugar donde me había llevado.

Cuando abrí mis ojos vi a un hombre, con ojos rojos como la sangre, piel pálida como lo que sea que sea blanco y un cabello negro como la noche sin estrellas (pensaron que iba a decir ébano, Jeje estuve tentada pero eso sería plagio de Snow White).

-          ¡ME SECUESTRA UN HOMBRE SUPER SEXY!- bravo_____ ¿fue lo único que pudiste gritar? Me reprimí a mí misma.

-          Silencio- dijo aquel hombre con un dedo sobre sus hermosos labios.

-          ¡cómo quieres que me calle si…!- no me dejo continuar ya que junto sus labios gruesos contra los míos. El sabor de su boca era como una maldita droga, quería más y más. Pero entonces recordé que fue mi primer beso (miserable lo es).

-          Eres deliciosa linda- dijo el mientras se separaba de mi boca.

-          C-cállate- dije en un intento fallido por enojarme.

Me miro por última vez y sonrió.

Volví a caer dormida, en un profundo sueño donde estaba ese extraño y misterioso hombre y yo.

Cuando me desperté, había en el aire el aroma a vainilla. Era un olor suave, casi perceptible.

Me levante de la hermosa y cómoda cama y vi que no tenía nada más que unos shorts de seda rojos y una blusa de tiritas blanca. Apenada por mi poca vestimenta me metí en mi cama y me tape hasta el cuello. Cuando siento una voz pasar por la puerta.

-          Buenos días mi señora- dijo la voz de aquel hombre secuestrador de mujeres- ¿Cómo ha amanecido hoy?- dijo el con una sonrisa que derretiría a cualquiera, pero estaba secuestrada, así que tenía que salvar la poca dignidad que tenía.

-          ¿Quién eres?- pregunte claramente asustada-¿Qué quieres de mí?-pregunte claramente enojada.

-          Solo soy un simple mayordomo- dijo con otra falsa sonrisa

-          No hombre, me refiero a tu nombre- dije irritada

-          Mi nombre es Sebastian Michaelis- dijo en tono solemne

-          Lindo nombre- dije

-          Y usted como se llama- que mierdas acabo de decir

-          A ver déjame ver si entendí tu pregunta…secuestras mujeres y no te das a la tediosa tarea de saber su nombre o su edad o si tiene SIDA o cáncer o cualquier enfermedad y te las llevas a tu casa así como así, no te entiendo Sebastian- estaba tan irritada que no me di cuenta de que me había salido de las sabanas y me puse de pie, dejando ver todo mi cuerpo, bueno parte de él.

-          Me permite hacerle un elogio- dijo Sebastian, ahora con que va a salir

-          Si dime- dije entrando en las sabanas

-          Le luce el rojo- dijo con otra sonrisa falsa- resalta el color de su piel-dijo mientras se acercaba a mi lentamente-resalta también la profundidad de sus hermosos ojos color miel, resalta lo puro de su corazón y lo impuro de su alma- no entendía ni pio de lo que decía, cuando menos pensé me estaba besando otra vez.

 

Estaba sorprendida por aquel repentino beso, pero no me separe de él.

Cuando nos separamos por la falta de aire, pude ver que estaba igual de sorprendido que yo, no sabía que estaba haciendo y menos yo o  el por qué lo hacíamos.

Me levante y me dispuse a buscar mi ropa…pero no estaba.

-          ¿Sebastian mi ropa, donde esta?- pregunte angustiada

-          Está en lavandería, mi señora- dijo mientras me pasaba un vestido negro con azul- pero mientras se le seca podrá utilizar este vestido que fue mandado a hacer para usted- me entrego el vestido y lo único que pude ver fue que necesitaba corsé.

-          Emmm… Sebastian… yo nunca he utilizado un vestido que necesite corsé- dije algo apenada.

-          No se preocupe yo la ayudare mi señora-

Pasaron las horas y el vestido ya estaba puesto. Fue muy complicado ya que había subido unos cuantos kilos y mis pechos sobresalían demasiado y toco aflojar un poco el corsé para evitar miradas atrevidas.

Baje las escaleras y pude ver un arsenal de mayordomos.

 Y pensé “mi vida desde hoy no va a ser la misma”.

MI DEMONIO FAVORITO (Sebastian Michaelis y tú) *Pausada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora