╰♡괋 No more︙ YuTae

╰♡괋 Capítulo único︙

El sonido del reloj resonaba dentro de la habitación, el pelirosa llevó su cabello hacia atrás una vez más, soltó un suspiro de frustración y acto seguido, permitió a su cabeza impactar contra la superficie de su escritorio, sobre la pequeña pila de papeles que yacían desperdigados en este.

Comenzó a sobar sus sienes, tomando respiraciones lentas y pausadas, cerrando los ojos de la forma menos tensa que sus párpados le permitían hacerlo, tal como le había dicho el terapeuta semanas atrás, su cuerpo se relajo en seguida, permitiendo a su cerebro evaluar de forma superficial la situación, calmando un poco a su cerebro por un fugaz segundo, su cuerpo se tenso, levantó el rostro de sobre los papeles y comenzó a escribir en el ordenador, encontrando una solución que aunque no permanente, suficiente por el momento a aquel problema que llevaba semanas haciendo de lo más complicada la situación en la pequeña empresa en que trabajaba.

Sus comisuras se elevaron a medida que sus dedos se desplazaban ligeros por el teclado de la computadora portátil, hasta que en su rostro se formó una ligera sonrisa. Sus dedos terminaron de teclear y aunque el documento no podía ser enviado con esa mala calidad de redacción y ortografía, tenía al fin una solución semi permanente a su problema.

Recargó su espalda en el respaldo de la silla, soltando un sonoro suspiro, bebió un sorbo de café, permitiendo al amargo sabor tomar posesión de su boca antes de tragar, pasó su lengua de forma lenta por sus labios, degustando el café que había quedado en estos momentos antes. Al fin había terminado su trabajo, corregiría todo por la mañana y lo enviaría al mediodía, su propuesta seguramente sería aceptada y su jefe le agradecería por ser el primero y único en preocuparse por la situación general de la empresa, no solo de la entrada de recursos a esta.

Sus comisuras se elevaron aún más, cerró el portátil de forma gentil, comenzando a organizar los papeles según la función de cada uno, dejando estos apilados en tres pequeños montones, limpió su superficie de trabajo, colocó la silla en su lugar y tomó su taza de café, tomando el último trago de la bebida, degustando de nueva cuenta el gusto amargo en su cavidad.

Entre pequeñas quejas y un mar de ideas nuevas salió de su pequeño estudio, estirando sus brazos por sobre su cabeza y detrás de su espalda, eliminando poco a poco ese cansancio que días atrás consumía completamente su energía y ganas de hacer cualquier cosa.

Por un momento se sintió pleno.

Caminó hacia la cocina, dejando la taza en la encimera y tomando un vaso, llenando este al tope con agua simple, bebiendo está de forma continua, hasta vaciar el contenido del vaso y sentir el agua refrescar su cerebro, aclarar sus ideas.

Terminó de deshacer el nudo de la corbata que reposaba en su cuello, sacando está por sobre su cabeza. Desabotonó su pulcra camisa, lanzando la corbata hacia la estancia, retirando la camisa de su torso y camino por los pequeños pasillos de su departamento hasta la habitación, dejando la camisa en el cesto de la ropa sucia, tomando del pequeño armario una sudadera cómoda y unos pantalones de chándal. Colocó la sudadera en su torso y comenzó a desabrochar el cinturón que de forma fiera se ceñía a sus caderas, retiró el pantalón de su lugar, dejando sus piernas desnudas durante un segundo, colocando el pantalón de chándal sobre su cuerpo segundos después, su cuerpo sufrió un estremecimiento, la noche estaba realmente helada por lo que se encargaría de entrar en calor un poco antes de ir a dormir, al fin de cuentas, era relativamente temprano y a la mañana siguiente su jornada en la oficina era corta.

Con pasos menos perezosos llegó a la estancia, encargándose de prender el equipo de sonido que se encontraba sobre una gran repisa, debajo de la pantalla que llevaba en  desuso más de una semana completa, conectó su celular a los parlantes y comenzó a reproducir la música en aleatorio, sonriendo ante la primer pista que resonó por cada rincón del apartamento.