Inocente Tentación 2 [ChanBaek]

Juntos....Capítulo 5

Se abrazó a la almohada con fuerza y ronroneó, notando esa cálida sensación a su espalda, ese brazo que lo presionaba con posesión, esa respiración inconstante en su nuca. Había soñado tantas veces con volver a dormir abrazado a él que aún no se lo creía, su cabeza dudaba todavía sobre lo real de aquella situación. Su cuerpo, sin embargo, tenía muy claro que era tan verdadero como él mismo, sobre todo en el momento en que un beso cayó en su mejilla, dulce, sonoro en el silencio de la habitación, cálido contra su piel que se ruborizó. BaekHyun no abrió los ojos en ningún momento, a pesar de que ChanYeol siguió besándole la mejilla durante mucho tiempo más. O tal vez no. Tal vez el tiempo se había detenido o pasaba más tiempo y solo fueron unos segundo. Aun así estaba seguro deque ChanYeol, y cómo le costaba pensar en él como "tú" y no como "usted", sabía que estaba despierto. Por eso su abrazo se hizo más estrecho, los besos bajaron por su cuello y una risa involuntaria salió de sus labios cuando la mano ajena le hizo cosquillas.

Apretó los ojos, queriendo fingir lo que era obviamente mentira, que estaba durmiendo, pero su forma de contenerse la risa y el intento de darle un codazo cuando siguió haciéndole cosquillas lo delataron. 

Al final se giró de una forma extraña entre ese abrazo que dejaba la mitad de la cama libre y atrapó las dos manos de su señor ChanYeol entre las suyas, alejándolas de su cuerpo.

-Buenos días.

Su cabeza asintió interiormente, feliz, definitivamente era real: había dormido con él. Le soltó las manos sin contestar y llevó las suyas a su cara. Le gustaba tanto su mandíbula, y su cara, y su cuello, y su cuerpo. Y su sonrisa y sus ojos. Le gustaba tanto que el mundo entero desapareció cuando lo besó. Ni su padre, ni SeHun, ni siquiera LuHan o su abuela estaban en ese momento.

Él lo abrazó de la cintura y también cerró los ojos antes incluso que él, dejándole ver momentáneamente cómo sus párpados caían ante el roce de labios. Iba a ser lento, casto, un beso de buenos días. Iba a ser todo eso y no lo fue.Porque BaekHyun no quería deshacerse de esa sensación y a ChanYeol no parecía importarle que empujar su nuca.También subió una pierna sobre las suyas y enredó la mano en su pelo, manteniendo la que no pudo pasar bajo su cabeza en su pecho.

Cerró las hebras oscuras en un puño cuando el señor ChanYeol le chupó el labio inferior, y abrió la boca para dejar entrar su lengua. ¿Cuánto tiempo hacía que no recibía un beso como aquel? Desde aquel cuatro o cinco, desde aquella última vez en que sus cuerpos se habían unido en un juego de bocas, manos y helado. Sin duda lo había echado muchísimo de menos y no pensaba permitir que acabase pronto.

La lengua ajena le acarició el paladar, haciéndolo suspirar y mover la suya propia con timidez. Los dedos de su cintura se colaron debajo de la camiseta, de su camiseta, la que se había puesto después de llegar a casa, cerrar con un portazo y darle una patada al sofá. Sonrió en medio del beso sin poder evitarlo y el señor ChanYeol también lo hizo,aunque posiblemente no tenía idea de lo que pasaba por su cabeza. Se estaba recordando a sí mismo la noche anterior. Había cerrado la puerta de su habitación con fuerza y se había sentado en la cama con un almohadón entre los brazos, frunciendo el ceño. 

Había mascullado, había pensado en el señor ChanYeol, su señor ChanYeol, besando a otro, llamando "mi pequeño ángel" y "ángel mío" a alguien que no era él y había terminado apretando los puños en el pobre almohadón. ¡Era suyo! ¡Nadie podía besarlo ni tocarlo a parte de él! ¡La luna estaba contenta cuando los veía a ellos dos, solo a ellos dos! Era SU señor ChanYeol. 

Aunque debía admitir que había sido bastante infantil el enfadarse por algo que era meramente actuación. Además,llevaba cuatro años haciéndolo. No era la primera vez y tampoco iba a ser la última que el señor ChanYeol juntaba sus labios con los de aquel chico. Y sí, el hecho de que todo el mundo supiera sus cosas, sus momentos, su... Todo,también lo molestaba, pero tampoco podía hacer nada contra ello, ¿verdad? No iba a obligarlo a dejar algo que parecía hacerlo feliz igual que se había obligado a sí mismo a dejarlo a él para que no fuese a la cárcel.