Dos aves rojas peleando; dos que sin parar danzan en una peligrosa hazaña, que acabará cuando una de las dos caiga, de aquel gran árbol.
¿Por qué están peleando?
Pregunté
Ellas no contestaron. Pero a su vez una pluma cayó cerca. No podía distinguir si el carmesí de sus plumas y el de la sangre que las manchaba era el mismo. Pero aquella pluma era solo una, una sola, de todas aquellas destinadas a caer.
Aquel árbol se cubría de rojo, pero los gritos no cesaban.
Aquel árbol se llenaba de rojo. Y las aves no paraban.
Aquel árbol se teñía de rojo pero las flores no se marchitaban.
No se marchitaban, porque el rojo cubrió las flores y el canto de guerra las aceleraba.
Así el árbol creció elevando a las aves hasta el cielo y del cielo caían las plumas rojas llenando el suelo.
Y así el día se fue apagando con el suelo y el cielo lleno de plumas rojas como en aquel sueño.
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Sueños de una noche de insomnio.
FantasyRecopilación de cuentos cortos inspirados en sueños y pesadillas del autor.