Paint it black (Swan Queen)

Sweet Dreams

Emma oscura y sus cavilaciones dementes. Recuerden que este fic es bastante oscurillo al inicio, o lo intenta ser. Lo digo porque empezó con una confesión de asesinato y esta vez es una confesión no menos "violenta". Pero es ficción, así que lean fríamente y vean el lado no tan oscuro.

Sweet Dreams

Inconsciente o no, siempre dejas tu huella, Regina. Sé que estuviste en mi casa. Sé que entraste en ella como una delincuente, podría denunciarte, pero no creo que el sheriff del pueblo me hiciera mucho caso cuando posiblemente esté involucrado en el ajo. Debería lastimarte por haber utilizado a mi propio hijo para hacer algo tan ruin como eso, pero puedo reconocer la fuerza del libre albedrio de Henry por lo que imagino que no tuviste ni siquiera que intentar convencerlo. Puede que incluso el chaval te convenciera a ti. Sé que estuviste y que la recorriste de punta a punta buscando alguna pista de mi "malévolo" plan. ¿Es tan difícil comprender que todo esto es por tu bien? Lo he dicho hasta el cansancio. No conservaron sus recuerdos de Camelot por el bien común. ¿Qué? ¿Acaso quisieras saber que eres solo una muerta que camina? Tú y Killian. Y no, no es una historia mala sobre zombies, aquí nadie se quiere comer un cerebro o carne humana. No. No se trata de un festín de cuervos. Estamos hablando de muerte de verdad, de no respirar, de no volver a oír tu voz otra vez. De tener que ansiar una chispa de vida en tus apagados ojos oscuros. Es demasiada tortura para un negro corazón como el mío.

Sé que estuviste en mi casa porque pude oler tu perfume en mi sala. En mi cocina, en mi habitación y hasta en mi sótano. Pero no fuiste tan lista como para descubrir la pared que divide la inopia de la cruel realidad. Mi habitación secreta. Es como mi diario, pero físico. Allí acumuló los vestigios de tu desgracia y de la mía. Si la descubrieras puede que lo sabrías y morirías. Puede que si nunca lo sabes, nunca mueras en realidad. Es una idea estúpida a la que le di vueltas aquel día que te vi caminar por Storybrooke entera, con ese andar tan mórbido que dibujan en el aire tus caderas. Puede que no lo sepas, pero hace un tiempo que te miró así. Puede que sea la oscuridad o solo una faceta perversa de mi subconsciente, pero desde hace algunas semanas te deseo tanto que podría rasgarme las muñecas con mis propias uñas para no gritar de frustración. O sentarme en las sombras de tu casa a admirar tu ventana y soñar que la traspasó para hacerte mía cualquier noche de estas. Oh, pero no te alarmes, puedes seguir con tus dulces sueños de siempre. No creo que alguna vez consiga hacer realidad los míos.

Aunque hoy estoy especialmente tentada. Tu ventana abierta de par en par es una invitación a mi morbosa imaginación. Entrar sigilosamente, silenciar el plácido sitio de tu descanso y dar rienda suelta a mis necesidades. Desgarrarte la ropa, morderte los labios y oír tus gritos. Encuentro tan excitante esa posibilidad. Pero no estoy segura de que quisiera que sufrieras por mi causa, ¿sabes? Es decir, mi cuerpo necesita recrearse de tu piel, marcarla, poseerte, pero no sé si esta terrible oscuridad que me ciega podría llegar a desvanecerse si no disfrutas de mis toques, de mis manos, de mis labios. Por un lado, pude matar a alguien a quien se supone que quería aunque fuera un poco, porque así de demente pérdida estoy. Pero, por otro, no puedo olvidar que si lo hice fue por ti. Esa ambigüedad es la que me inhibe.

Sé que gozaría pellizcándote los pezones mientras te retuerces, pero no sé si me apetecería que me quisieras apartar con todas tus fuerzas. Y al mismo tiempo me preguntó si la adrenalina de que pelees contra mí no me resultaría incluso orgásmica. Ay Regina, suplicio mío, estoy hecha un lío, ¿verdad? Me preguntó cuánto me ha tomado la oscuridad como para plantearme irrumpir y tomarte por la fuerza. No sé qué es peor, si soñarlo o medir si tendría el poder como para borrarlo de tu memoria. Y si no lo logró ¿qué pasaría? ¿Harías que mi padre me metiera en la cárcel por violación? ¿Me odiarías para siempre?