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'¿Quién era él?'

Esa pregunta no salía de su mente. Era como si rondara en sus pensamientos y lo obligara a pensar en aquél hombre de hace unos instantes, con un cuerpo bien esculpido y unos ojos profundos como el mismísimo cielo, pero con un humor que pocos toleraban sólo al ver su actitud fría y engreída –según él–.

Por qué a pesar de que se consideraba una persona con un humor sarcástico e impasible, –incluso a veces con su mejor amigo y hermano Scott quién a veces, y sólo a veces, le sacaba de sus casillas y lo único que el latino podía ofrecerle, era su ausencia–; al menos tenía un poco de respeto el saludar y presentarse. Porque claro, Stiles Stilinski era un hombre reservado, discreto e inamovible con personas que se lo merecían.

Pero aún así no culpa la falta de criterio y análisis de su mejor amigo, quién le ha ofrecido miles de veces su ayuda, y que a pesar de todo, sigue perseverando junto a él.
Era ellos dos contra el mundo. Siempre.
Nada ni nadie iba a destruir el gran muro que ambos habían instalado. Mucho menos aquél hombre de intensos ojos verdes y barba recién afeitada.

《5 3 3》–. Observó la puerta de madera pulida y vieja, además del letrero con las letras casi oxidadas con una mueca de desagrado. Tenía que considerarlo, después de todo no estaba nada mal el hospedarse gratis en la universidad sin pagar nada y salir una vez al año sólo por navidades. —Perfecto–. Susurró para sí mismo y tocó la puerta, esperando que alguien, quién sea que estuviera del otro lado, contestara.

Al no recibir ningún aviso, anunció, o si quiera un adelante, se adentró al cuarto con las llaves que le habían dado en secretaría y que a decir verdad, tendría que sacar un duplicado por si se extraviaba.

—¿Hola? ¿Existe vida del otro lado?–. Rodó los ojos al percatarse de que estaba sólo en el cuarto. A decir verdad, no se asemejaba al hipotético cuarto de dos camas y un baño que se había imaginado. Se dio la casualidad se que era amplio, abarcaba una sala, cocina, comedor, y tenía un pasadizo que no podía ver a simple vista.

Se adentró un poco más, dejando sus maletas en la amplia sala, a sabiendas que debía instalar muebles para mayor comodidad junto a su compañero, ya que estarían juntos por 5 largos años.

Estaba a punto de sacar su celular, hasta que escuchó silbidos cerca al pasadizo. Su curiosidad era más fuerte que su razón. Lamentablemente, no tuvo que apresurar en dar un paso, cuando un hombre desnudo, toalla en la cabeza y audífonos se hizo presente en la sala sin fijarse mucho en su nuevo compañero siguiendo a la cocina, sin parar de soltar.

Stiles se le atoró un grito en la garganta y observó horrorizado como el desconocido sacaba un envase de jugo para tomarlo de pico sin percatarse de la llegada del castaño.

—¡¿Qué demonios haces caminando así?!–. Gritó un alterado castaño, cubriéndose los ojos y volteandose lo más rápido que pudo. Abriendo su maleta, tomó la primera cosa que tuvo a la vista y se la lanzó a su compañero de cuarto. Lo que no sabía es que había tomado su desodorante.

Y peor aún fue para el desconocido, el sentir la lata en su cara al voltear a ver el escándalo.

—¡¿Qué demonios te pasa a ti?!-. Gritó de igual forma luego de recibir el golpe, bajando su toalla del cabello, cubriéndose las partes nobles.

—No lo sé viejo, ¡Se supone que este cuarto es para ambos, no sólo para ti!–. Volteó a verlo, rojo de vergüenza y su cabello dorado revuelto. El otro hombre sólo lo miró como si estuviera bromeando, con una cara de confundido e idiota total.

Instintos |O M E G A V E R S E| -P A U S A D ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora