Miedo a los Muñecos.

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Advertencias: One-shot , relación hombrexhombre, Otayuri.


( . . . )


Yuri era considerado como una persona de carácter fuerte, valiente y con una lengua demasiado suelta para su edad, sin embargo el sabía que bajo esa capa de super masculinidad que lo rodea se esconde un horrible secreto que desde que tenía dulces seis hasta sus dieciséis años sigue persistiendo y todo por culpa de su primo.

Todo sucedió cuando un joven Victor tuvo que quedarse de niñero del pequeño rubio, sus padres saldrían ese fin de semana de viaje y no podían llevarlo, dejando al peliplatedo a cargo mientras regresaban. Durante su cuidado no hubo ningún inconveniente hasta que cayó la noche y por más que insistiera el mayor en que debía irse a la cama Yuri se negó a hacerlo.

—Los nenes a esta hora deberían estar contando ovejas, anda y obedece.

—No quiero, mañana no hay escuela y mis padres no están, no finjas hacerte el adulto responsable y veamos televisión.

Después de unas pataletas accedió, entre cambio de canal y canal vio un programa curioso, en ella aparecían unos títeres en el que se destacaba una rana deforme verde y una linda cerdita, decidió dejarle ahí con la esperanza de que su acompañante se durmiera viéndola pero a los pocos minutos se percató de los leves temblores y mirada desconfiada que tenían Yuri.

—¿Estas bien?

—¿Qué son esas cosas?

Eso lo sorprendió —son solo muñecos... acaso les tienes miedo.

—Por supuesto que no pero son extraños ¿Cómo unas cosas así pueden moverse como si nada? ¡Eso no es normal!

Contrario a un inicio, le encontró un poco de lógica a la situación, su primito huraño siempre se la pasaba en clases de todo tipo, no tenia televisión y rara vez se acercaba a otros niños, prefería platicar cuando tenia libre con su abuelito Nikolai. 

Estuvo a punto de ponerse a soltar una carcajada y explicarle como funcionaba pero una idea malvadosa surgió de su cerebro —lo se, es extraño ya que nunca se a explicado pero dicen que es gracias a encantamientos —al ver que tenía su total atención siguió —que sirven para darles vida, a veces utilizan el alma de niños para realizar el hechizo. Yuri prométeme que nunca te quedaras solo con un muñeco así, sino robara tu alma, además escuche que una vez que te escoge el muñeco te perseguirá junto con sus amigos hasta tenerte.

Lo dijo con tal seriedad que le creyó —¡¿Cómo me puedo defender?!

—Cortando sus cabezas.

Paso toda la noche inventando historias fantasiosas sobre ello, se divertiría esos días a costa de su primo y antes de que llegaran sus tíos le diría la verdad.

Lamentablemente al día siguiente Yuri se levantó temprano de la cama en donde durmió con su primo, no fue por miedo solo por precaución, y con unas tijeras procedió a decapitar todos los muñecos que tenía, incluyendo peluches pues en su lógica infantil ellos podrían intentar vengar a sus compañeros caídos.

Desde entonces se creó un trauma para Yuri que era en menor grado en la actualidad pero estaba presente.

Por suerte años después se pudo vengar cuando Victor hizo una pijamada con su novio Yuuri en su casa y lo invitaron. Aun siente esa satisfacción en su pecho que nació al presenciar el drama que se armó cuando su primo despertó con su larga melena plateada que le llegaba debajo de su cintura totalmente cortada dejando solo su cabello hasta más arriba de los hombros casi rosando las orejas.

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