Narra Luke
Kat apartó la mirada, cerrando sus preciosos ojos que tanta ansia por vivir derrochaban, y yo tuve que apretar los puños. Si llegaba tarde... si llegaba tarde...
-- Ha llegado tu hora... -- murmuró, y al mínimo movimiento de su brazo por moverse reaccioné.
Ahora.
Me dejé caer contra él con mi espalda, para que pareciera que era él quien me había agarrado y les costara más reaccionar. Esos primeros segundos eran primordiales. Empujé a Kat como pude con mi brazo derecho, siempre oculto tras el muro que era yo mismo, pero con diferentes pensamientos.
Cuando caímos yo me encargué de que diéramos unos cuantos revolcones, girando varias veces el uno sobre el otro para liar. Ahora ya dudarían de quién era quién. Eso era lo que necesitaba.
-- ¡Quietos! Puedo con él. -- dijo, y casi se me escapa la media sonrisa. Su orgullo era fundamental para que esto funcionara. El cambio incluía también tener el mismo tono de voz, por lo que no le servía para nada.
-- ¡Ni se os ocurra moveros! -- ordené, esquivando uno de sus puñetazos que me habría roto la nariz. Prefería tenerla intacta.
-- Pero, ¿qué demonios haces? -- preguntó, con el ceño muy fruncido, saliendo del aura de la pelea y recobrando un poco sus pensamientos. Seguía intentando acertarme con sus puños.
-- ¿A qué coño estáis esperando? ¡Cogedlo! -- grité lanzando yo también puñetazos llenos de rabia.
Las veces que había querido hacer esto... aunque preferiblemente viendo su rostro sangrar en vez del mio propio. Tenía que hacer un esfuerzo mental por no dejar que las imágenes me estuviesen rayando mentalmente. Si perdía la concentración, la perdía a ella. Y ya estaba bien de perder vidas inocentes.
No supe cómo, pero en un movimiento rápido me cogió del cuello, estrangulándome, y evidentemente consiguió hacerme rodar para ponerse sobre mí, apretando todo lo fuerte que mis músculos le permitían. No sabía si agradecía no tener tanta fuerza como la que tenía él, o deseaba más para partirle la cara de una ostia.
Estamos empatados de fuerza...
-- ¡No! -- conseguí poner mi mano sobre su cuello para que me dejara respirar. Al fin y al cabo, su mano en mi cuello era lo más peligroso que me podía pasar. -- ¡Es el impostor! ¡Os mataré a todos como seáis tan estúpidos! -- grité, en un desesperado intentando por que me creyeran de una puta vez. Si lo hacían, ya sabían que el preso exigiría ser soltado al ser el verdadero Tate, y cabía la posibilidad de que llegaran a hacerle daño si les convencía de que él era el verdadero Luke. Pero, ¿cómo les engañaba?
-- ¡Cállate, niñato! Eres un engreído de mierda. Siempre he sabido que...
No lo soporté más y le di un puñetazo en toda la cara, que le dio de lleno y probablemente le hubiera desencajado la mandíbula. Por un momento pensé que era mi imagen reflejada y temí haber sido yo quien hubiera recibido el golpe, pero mi cuerpo reaccionó antes que mi mente dejándolo a un lado para poder ponerme encima de nuevo.
Desvié mi mirada hacia mi derecha un momento, y la vi ahí, quieta, mirándonos aterrorizada, probablemente sufriendo por el verdadero Luke, sin fiarse de ninguno. Quise ordenarle mentalmente que se moviera, aunque no quería utilizar ese tipo de magia oscura en ella, pero de todos modos no podía permitírmelo al verme en una situación que demandaba hasta mi última gota de concentración.
Apreté su cuello con mis dos manos, esquivando sus manotazos al aire que intentaban sin duda dejarme atontado por unos instantes. Tener la ventaja en estos momentos era mucho mejor que de normal, pues ahora significaba hacerles creer todavía más que yo era Tate y que estaba más curtido que el joven Luke.
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No confies en los fantasmas || Luke Hemmings
FanfictionSolo una chica normal, en una casa no tan normal.